Eumenes III: El sueño de la humanidad sin amos ni esclavos
En el año 133 a.C., Roma se vio envuelta en una disputa por el reino de Pérgamo en Asia Menor tras la muerte de su rey, Atalo III. Este monarca legó su reino y su tesoro a Roma en un intento de evitar una guerra y preservar la prosperidad de Pérgamo. Sin embargo, el hermano de Atalo, Eumenes III, reclamó el trono y alentó una rebelión contra Roma.
La muerte de Atalo III planteó un problema sucesorio, ya que no había designado un heredero específico. Además, era consciente de la crisis económica que atravesaba la República Romana y la difícil situación de los plebeyos empobrecidos. Tiberio Sempronio Graco, un tribuno de la plebe, propuso una reforma agraria para repartir tierras entre los ciudadanos más pobres y limitar la propiedad de tierras por parte de la aristocracia. Para financiar esta reforma, Graco vio en el tesoro de Pérgamo una oportunidad económica.
El testamento de Atalo III excluía la capital y las ciudades griegas, así como el tesoro, pero los romanos no se conformaron con eso. Graco propuso que los nueve mil talentos del tesoro fueran repartidos entre la plebe romana, pero su propuesta fue rechazada. Los debates sobre el asunto prolongaron el control de Roma sobre Pérgamo y generaron un movimiento contrario a la entrega, liderado por Aristónico, supuesto hermanastro de Atalo III.
En un intento de asegurar su control sobre Pérgamo, Eumenes III inició una rebelión y se enfrentó a las fuerzas romanas. Sin embargo, la coalición enemiga liderada por Polémenes de Paflagonia, Mitridates V del Ponto, Nicomedes II de Bitinia y Ariarates V de Capadocia, junto con el cónsul romano Publio Licinio Craso Dives Muciano, resultaron en la derrota de Eumenes III.
Más tarde, el cónsul Marco Perperna continuó la campaña militar y optó por conquistar las ciudades rebeldes una por una en lugar de enfrentarse en una batalla campal. Aso, Tiatira y Estratonicea del Caico cayeron bajo el control romano. Eumenes III fue capturado y llevado a Roma, donde fue exhibido en un desfile triunfal. Posteriormente, tanto Eumenes III como el filósofo estoico Cayo Blosio, quien había sido preceptor de Graco, perdieron la vida.
La intervención de Roma en Pérgamo puso fin a la rebelión y dividió el reino entre diferentes gobernantes y estados vecinos. Esta acción significó el control de Roma sobre una región rica en recursos y una importante victoria en su expansión militar. Sin embargo, también marcó el trágico destino de Tiberio Sempronio Graco, quien fue linchado en Roma por oponerse a los poderosos y por sus propuestas de reforma social.
Además de la intervención de Roma en Pérgamo, este episodio también revela las complejas dinámicas políticas y sociales de la República Romana en ese momento. La propuesta de Tiberio Sempronio Graco de repartir tierras y limitar la concentración de propiedades por parte de la aristocracia generó un fuerte apoyo entre los plebeyos empobrecidos, quienes vieron en estas medidas una oportunidad de mejorar su situación económica.
Sin embargo, la oposición de la élite aristocrática y la violencia que rodeó el intento de reelección de Graco como tribuno de la plebe llevaron a su trágico linchamiento. La muerte de Graco y la posterior intervención de Roma en Pérgamo reflejan las tensiones sociales y políticas en la República Romana, así como la lucha por el poder y los intereses económicos en juego.
En cuanto al reino de Pérgamo, la división del territorio entre diferentes gobernantes y estados vecinos marcó el fin de su independencia y la incorporación de sus riquezas a los dominios de Roma. La biblioteca, el teatro y el tesoro de Pérgamo se convirtieron en parte del legado cultural y material de la República Romana, influyendo en su posterior desarrollo y en la historia de la región de Asia Menor.
Este episodio histórico es un ejemplo de las complejas relaciones de poder y las rivalidades geopolíticas que caracterizaron a la antigua Roma, así como de las consecuencias que tuvieron para los pueblos y territorios que estaban bajo su influencia. La historia de Pérgamo y la intervención romana en Asia Menor siguen siendo temas de estudio e interés para entender mejor el pasado y las dinámicas de poder en la antigüedad.
Una lección para los tiempos actuales
Esta historia antigua de la intervención de Roma en Pérgamo puede servir como una reflexión sobre los paralelismos y las lecciones que podemos extraer para los tiempos actuales. A lo largo de la historia, hemos presenciado cómo los conflictos de intereses económicos y políticos pueden influir en las decisiones y acciones de los poderosos, a menudo a expensas de los menos privilegiados.
Además, nos recuerda la importancia de la lucha por la justicia social y la equidad en la distribución de los recursos. Así como Tiberio Sempronio Graco buscaba repartir tierras entre los ciudadanos más pobres de Roma, hoy en día también enfrentamos desafíos relacionados con la concentración de riqueza y el acceso desigual a oportunidades.
En un mundo globalizado y interconectado, es crucial aprender de la historia y trabajar hacia soluciones equitativas que promuevan el bienestar de todos. Al comprender las dinámicas de poder y las consecuencias de las decisiones políticas y económicas, podemos aspirar a construir sociedades más justas y sostenibles.
La historia nos enseña que el equilibrio de poder y la búsqueda de la justicia social son desafíos constantes en la evolución de las sociedades. Al reflexionar sobre el pasado, podemos encontrar inspiración y orientación para abordar los desafíos actuales y forjar un futuro más inclusivo y equitativo.
Texto Basado en una nota de Jorge Álvarez para La Brújula Verde | Edición y comentarios del Colectio Alterius