Consumo de alcohol en la adolescencia aumenta el riesgo de depresión en la etapa adulta

Un estudio publicado en The Lancet Psychiatry revela que beber grandes cantidades de alcohol de forma regular, sin mostrar signos de dependencia, no predice el riesgo de depresión. El estudio, realizado por investigadores de Psiquiatría de UCL, utilizó un amplio conjunto de datos longitudinales para examinar los patrones de consumo de alcohol en la adolescencia y su posible relación con la depresión en el futuro.

La investigación, que involucró a 3,902 participantes del estudio de cohorte Children of the 90s (ALSPAC), reveló que los patrones problemáticos de consumo de alcohol en la adolescencia tardía pueden aumentar el riesgo de desarrollar depresión años después. Estos patrones podrían ser una señal de advertencia de futuros problemas de salud mental, lo que resalta la importancia de ayudar a los jóvenes a evitar el consumo problemático de alcohol.

Los investigadores descubrieron que las personas que parecían dependientes del alcohol a los 18 años (o a cualquier edad entre los 17 y los 22) tenían más probabilidades que sus compañeros de sufrir depresión a los 24 años.

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Crédito: Neuroscience News

El estudio examinó la asociación entre el consumo de alcohol y los signos de consumo problemático o dependencia a los 18 años, y la depresión seis años más tarde, a los 24 años. Los resultados mostraron que aquellos que presentaban dependencia al alcohol a los 18 años tenían más probabilidades de desarrollar depresión a los 24 años en comparación con sus pares. Incluso después de ajustar por posibles factores de confusión, como el consumo de sustancias y los síntomas depresivos a los 16 años, se mantuvo una relación causal entre la dependencia del alcohol y la depresión posterior.

Los investigadores enfatizan que el nivel de consumo de alcohol por sí solo no se asoció con un mayor riesgo de depresión. Esto podría explicarse en parte debido a que el consumo de alcohol en la adolescencia tardía está a menudo relacionado con el contacto social y refleja normas sociales. Sin embargo, advierten sobre los efectos perjudiciales del consumo excesivo y frecuente de alcohol, que pueden conducir a la dependencia y tener impactos negativos tanto en la salud física como mental a largo plazo.

El estudio proporciona evidencia importante para el diseño de intervenciones de salud pública dirigidas a prevenir la depresión en la juventud. Los esfuerzos deben centrarse en identificar y abordar el consumo problemático de alcohol, especialmente si está afectando las relaciones personales y las responsabilidades de los individuos. Es fundamental brindar intervenciones tempranas y garantizar un financiamiento adecuado para los servicios de adicciones en la juventud, de modo que todos aquellos que lo necesiten puedan recibir el apoyo y tratamiento adecuados.

Con información de Neuroscience News

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