México, el país donde el bullying llega a intento de asesinato por ser indígenas
Juan Pablo es un adolescente de 14 años, estudiante de la telesecundaria “Josefa Vergara”, en El Salitre, Querétaro. Esta persona, parte de la población otomí que habita nuestro país, fue quemada intencionalmente por dos compañeros de su aula, provocándole lesiones de gravedad.
El menor afectado había comunicado a su familia en ocasiones anteriores que no quería ir a la escuela, sin embargo no expresó los motivos. Fue hasta después del ataque que sus padres tuvieron conocimiento de lo que su hijo había sufrido durante las clases, pues era víctimas de burlas constantes e incluso agresiones físicas.
De acuerdo con lo que se conoce del caso, la razón por la que Juan Pablo sufrió una ataque fue el racismo de sus pares. En varias ocasiones había sido señalado por hablar diferente, por su origen étnico y la posición socioeconómica de su familia. Cabe señalar que sus hermanas, que asisten a la misma escuela, también han sido discriminadas por el mismo motivo.
El ataque que sufrió Juan Pablo se dio cuando dos alumnos rociaron alcohol en su banca, sin que él se diera cuenta. Fue cuando sintió algo mojado que se levantó y le prendieron fuego con un encendedor, ocasionando quemaduras de gravedad en toda la parte baja del cuerpo.
De acuerdo con los testimonios de sus padres, no recibió ayuda del resto de sus compañeros y la maestra no siguió los protocolos correspondientes. Juan se desvistió rápidamente, mientras la docente le pidió que fuera al baño a cambiarse y salió a conseguir una cebolla para intentar tratar las lesiones. Después lo llevó a una clínica, sin dar aviso a los padres.
Fue hasta el día siguiente que la familia se dio cuenta de la magnitud del evento, pues las heridas obligaron a que Juan fuera ingresado en el Hospital del Niño y la Mujer. El joven sigue internado, con quemaduras de gravedad que han obligado a varias intervenciones quirúrgicas.
Conociendo el contexto y los actos previos de los responsables, el padre de Juan Pablo afirma que este fue un intento de homicidio. Expresa además que la maestra a cargo del grupo no había actuado adecuadamente en otros momentos donde el menor sufría de discriminación, permitiendo que las agresiones llegaran hasta este extremo.
Incluso después del ataque, los padres de los agresores y la maestra intentaron llegar a un acuerdo para evitar la judicialización del caso. La familia de Juan Pablo no aceptó, por lo que con ayuda de un equipo de abogados interpusieron tres denuncias, una contra los menores que llevaron a cabo el ataque y dos contra la maestra.
Las actividades escolares en la telesecundaria están suspendidas, mientras se resuelven los procedimientos correspondientes. Por lo pronto, la maestra ha sido separada de su cargo.
El presidente de México ha anunciado que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana seguirá de cerca las investigaciones, en coordinación con las autoridades locales. En caso de percibir que estas no se llevan adecuadamente, menciona que la Fiscalía General de la República puede atraer el caso.
Este es un claro ejemplo de la vigencia del racismo en nuestro país, el cual se expresa en numerosas ocasiones en agresiones verbales, psicológicas e incluso físicas. Por el momento, los menores que prendieron fuego a Juan Pablo están acusados por infringir lesiones dolosas, en un acto que pudo provocar la muerte del adolescente.