No necesitamos a Televisa para ser idiotas
No necesitamos a Televisa para ser idiotas.
Antes y durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, en determinados sectores de la sociedad no era raro leer y escuchar la premisa: “Televisa te idiotiza”. Esto motivado por sesgo de información y las tendencias de sus noticieros, así como la relación y los intereses compartidos entre el gobierno y dicha televisora. Aunado a lo anterior, la programación televisiva no se caracteriza por sus contenidos culturales ni de calidad. Programas de concursos y espectáculos, telenovelas, “realities”, análisis deportivos, producciones estadounidenses dobladas al español, entre otros, componen la vasta propuesta para el público mexicano.
Según una nota de Proceso, en los últimos cuatro años el valor de Televisa se ha desplomado un 70%. El ocaso de una de las televisoras más grandes del continente ha sido gracias a múltiples factores, entre ellos, las alternativas que ofrece la red, así como las políticas de la nueva administración federal que han golpeado en los ingresos de dicha empresa.
El tema de Tv Azteca es análogo, ambas compañías han sido incapaces de frenar la tendencia del público hacia las opciones digitales. Malas decisiones, carencia publicitaria y estrategias poco efectivas, son algunas de las razones que han hundido a estas dos empresas en una crisis no pensada hace algunos años.
El declive de la televisión como la conocemos y el auge del internet ponen de manifiesto que tal vez el problema nunca fue lo que se ofrece al público, sino el público por sí mismo. Ante la amplia gama de alternativas, dudo mucho que lo que se consume de forma masiva, en el fondo, sea muy diferente a lo que se consumía de manera habitual en los hogares mexicanos desde hace décadas.
A pesar de que casi cualquier persona coincide con la idea de que tener conocimiento y cultura es algo positivo, pocos quieren cultivarse y saber más. Pero algunos que sí lo hacen, consideran de manera errónea que esto los pone por encima de los demás, dejando de lado la valiosa ignorancia socrática, principio que nos lleva a desear saber más, pues lo poco que logramos entender y aprender, ilumina senderos que nos conducen a océanos cada vez más grandes.
No es nuevo suponer o teorizar con que los contenidos simples de entretenimiento y la supuesta información tendenciosa de los noticieros, ayudan a mantener cierto control sobre la sociedad. Condición que perpetúan los privilegios de los grupos que están en la cima de la pirámide social. Ya que es menos probable que individuos críticos sean manipulables e indiferentes ante las olas de consumo, corrupción, injusticia y enriquecimiento que producen el binomio del poder político y el poder económico.
Tampoco se trata de volcarse a los libros y sumergirse en el esnobismo, sino simplemente asumir el cometido de no responsabilizar a los medios del debacle que vive una sociedad, que ha decidido no ampliar sus horizontes ni perspectivas, que prefiere los juicios a la ligera y que opta por escuchar una y otra vez el eco de sus propias voces, antes de escuchar a aquellos que piensan de manera más profunda o diferente.
Y cuando menciono a la sociedad, solo hago referencia a aquellos que tienen la oportunidad de pasar horas frente a una pantalla, que dan vueltas y vueltas al timeline de Facebook, o que pasan de una red social a otra solo para ver lo mismo que ya vieron, pero que al mismo tiempo no poseen el espacio suficiente en el día a día para aprender algo de valor.
1 comentario
A pesar de la debacle de la televisor, siguen buscando maneras de implantar desinformación; patadas de ahogado. Excelente reflexión respecto al comportamiento humano entorno al mantenerse entretenido en vanalidades y no procurar más y mejor conocimiento. Tal vez Televisa fue sólo un instrumento para ello.