Museo de Política de Drogas: un momento para pensar
En la entrada del museo nos recibe la palabra NARCO, escrita en letras colosales, que han sido formadas con cientos de pastillas, jeringas y líneas de cocaína. Es una manera de dar paso el recorrido, que será una sobredosis de realidad.
La exposición es un ensayo sobre el infierno en la tierra, una ventana al mundo de las drogas, con sus cárceles, la decadencia física de sus usuarios, las víctimas sufrientes y sus victimarios con rostros indiferentes. Hay armas por todas partes; hay trofeos irónicos dedicados a la narcocultura; hay nombres de políticos y narcotraficantes entretejidos bajo una misma luz negra. La sensación que todo eso nos provoca es de repulsión moral, de tristeza y abatimiento. El mundo necropolítico, qué duda cabe, es una vorágine impía que no nos libera de sus fauces por más que gritemos al mundo que nos están matando.
El Museo de Política de Drogas es una exposición pop up temporal y un centro cultural. Su objetivo primordial es dar cuenta de cómo las políticas de drogas perfilan el rostro de las diferentes comunidades a las que afectan. Se trata, como expresó Diego Garcia-Devis, de Open Society -fundación que ha respaldado el este proyecto- de “un esfuerzo para hacer memoria y evitar que el horror persista y eventualmente se repita”.
El museo estará abierto del viernes 4 de mayo al domingo seis de mayo, en Lucerna 32, Colonia Juárez, de 10 a.m. a 9 p.m. Cabe destacar que esta es la primera vez que se presenta la exposición en América Latina, aunque previamente se pudo exhibir en Nueva York, Vancouver y Londres. En ese sentido, la curaduría va cambiando: en México se presenta la obra de 26 artistas, de los cuales 16 son mexicanos, pues la idea es que “se traten los temas que más preocupan a la sociedad mexicana”.
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En entrevista para Tercera Vía, Diego Garcia-Davis expresó que este esfuerzo se enmarca en la enorme preocupación que genera la Ley de Seguridad Interior, pues “se militarizan funciones civiles, lo que es un grave error: hay que profesionalizar la policía, mejorar sus condiciones de trabajo, crear una cadena de mando unificada e instituciones que regulen el comportamiento de la policía, entre muchas otras cosas, pero es un error delegar al Ejército las funciones de garantizar la seguridad civil”.
Usted afirmó en la inauguración del evento que la memoria es un elemento fundamental para la no repetición de graves violaciones de Derechos Humanos. En ese sentido, ¿Qué nivel de compromiso considera que México presenta en la materia?
Los ejercicios de memoria histórica tienen que estar dirigidos a reconocer lo que ha sucedido, dignificar el perfil de las víctimas y evitar que se repitan graves errores del pasado. Creo que en México existen esfuerzos incipientes para avanzar en esa dirección, como por ejemplo, la Comisión de Víctimas o el Museo de Memoria y Tolerancia, pero considero que falta mucho, sobre todo porque el conflicto sigue latente: el año pasado fue el más violento de la historia reciente del país, y a pesar de eso, no paramos a pensar al respecto.
En su opinión, ¿Qué países pueden servir como modelo para alcanzar una situación de justicia?
En América Latina existen casos comparables al de México, como las Comisiones de la Verdad en Perú, que surgieron cuando se firmó la paz con Sendero Luminoso; también los casos derivados del Informe sobre la Operación Condor, en el Cono Sur, e inclusive los ejercicios de Colombia para identificar a las víctimas y apuntalar su papel en la discusión de procesos políticos violentos.
Un tema que ha sido muy manoseado en los últimos meses es el de la amnistía. ¿Cómo lo vislumbra en el marco de la presente exposición?
Estamos interesados en el abordaje del tema, porque es una innovación en política pública y en marcos normativos. Ayudaría en dos sentidos: permitiría reducir el hacinamiento carcelario que existe en el país, y además, se podrían enfatizar los esfuerzos en las cadenas más violentas y no en las más débiles, es decir, en quienes han cometido crímenes no violentos. Esperamos que las organizaciones que apoyamos puedan continuar esta discusión más allá de la presente exposición.