Explicador: La cercana entrada de Lula da Silva a prisión y el ¿riesgo para la democracia?
Se ha dado luz verde para el ingreso del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a prisión, donde podría estar hasta 12 años y un mes por el caso Petrobras. Leemos en El País:
El tribunal de segunda instancia TRF-4 de Porto Alegre, que hace justo dos meses ratificó su condena por corrupción y aumentó la pena de prisión inicial de nueve años de cárcel a 12 y un mes, ha dado luz verde para que el juez Sérgio Moro ordene el ingreso en prisión del expresidente más popular de Brasil […] Moro, responsable de juzgar a Lula en el complejo caso Petrobras, fue quien dictó la primera condena y no debería tener problemas en obedecer dentro de 12 días, cuando se haya agotado el plazo para recurrir (diez días) y de responder a esos recursos (48 horas).
¿Por qué es importante?
En el diario español se señala que el fondo de toda esta polémica, en la que Lula lucha con todo tipo de recursos legales el ir a prisión, es un asunto de privilegios. Es decir, del fueron constitucional a los más altos políticos en Brasil. Una sentencia en la que sea cual sea el resultado, dice El País, no hay opción buena para la democracia:
Si un expresidente se libra de la prisión, malo: todos los políticos detenidos por sentencias en la segunda instancia querrían pedir un trato similar. Pero si el expresidente entra es peor. Es que ya nadie está a salvo.
Y a pesar de todo, podría ser candidato a la presidencia en octubre
Lula aún cuenta con buena popularidad entre el electorado brasileño y a pesar de su probable entrada a prisión, ha iniciado una promoción de sus intenciones políticas. Leemos en France24:
El 25 de marzo Lula junto con su equipo de partido, salió en caravana para promover su campaña electoral, lo cual genero descontento y rechazo por algunos ciudadanos que atacaron con huevos y objetos los carros de la campaña.
El expresidente tiene como objetivo retornar a la Presidencia para hacer de Brasil un país unido y demostrar a quienes lo acusan su lealtad en la forma de gobernar, según sus propuesta.
Y para contexto, un vídeo de cuando Lula fue sentenciado hace ocho meses:
¿Por qué se habla de un peligro a la democracia brasileña?
Citamos del New York Times:
En los dos últimos años, lo que pudo haber sido un avance histórico —el gobierno del Partido de los Trabajadores le otorgó autonomía al poder judicial para investigar y procesar la corrupción en el gobierno— se ha convertido en lo contrario. En consecuencia, la democracia de Brasil ahora es más débil que en cualquier otro momento desde el fin del gobierno militar.
Esta semana, esa democracia podría erosionarse aún más cuando los tres jueces de la corte de apelaciones decidan si se le prohíbe al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores —la figura política más popular del país— competir en las elecciones presidenciales de 2018 o incluso si lo mandan a prisión.
La evidencia en contra de Lula da Silva está muy por debajo de los estándares que se tomarían en serio, por ejemplo, en el sistema judicial estadounidense.
Se le acusa de haber aceptado un soborno de la constructora OAS, a la que se procesó como parte del esquema de corrupción en Brasil investigado a través de la operación Lava Jato. Ese escándalo de miles de millones de dólares implicó a compañías que pagaron altos sobornos a funcionarios de la petrolera estatal, Petrobras, para obtener contratos a precios exorbitantes.