Queremos agua en Neza
Tiene un sabor amargo ver la escasez de agua en nuestras calles: son muchos los que con botes, triciclos, cubetas y hasta tinacos llegan a los distintos puntos de abastecimiento con la única finalidad de llevar el vital líquido a sus hogares.
Debido a los daños ocasionados en la llave maestra por el sismo de 8.2 grados de inicios de septiembre, la demarcación del oriente de la ciudad se vio afectada por la ausencia de agua, lo que repercutió en la vida de más de 250 mil habitantes de las colonias El Sol, México Primera Sección, Las Flores, Benito Juárez, La Esperanza, Virgencitas, La Perla y parte de la Zona Norte.
El proceder de los gobiernos en sus tres niveles ha sido un juego en donde todos se echan la bolita. Mientras el gobierno municipal de Neza culpa al gobierno de Eruviel Avila de “no abrir la llave” -de los 3 mil 200 litros que se necesitan solo se reciben 2 mil 400 por segundo- dependencias como ODAPAS y la Comisión de Agua del Estado de México intercambiaron una reyerta de fuego cruzado, entre culpas, declaraciones desafortunadas y deslinde de responsabilidades. Por su parte, el gobierno encabezado por Juan Hugo de la Rosa prometió una inversión de sólo 500 millones, mientras que son 5 mil millones los necesarios para la sustitución total de la red hidráulica en todo el municipio. Además, aunque De la Rosa emitió un aviso asegurando que la reparación de las cinco fugas ocurridas en la llave maestra no llevaría más de ocho horas, pasaron los días y hasta las semanas y muchos habitantes han seguido sufriendo de escasez, lo que les ha orillado a iniciar un viacrucis para llevar un poco de agua a los hogares.
Con el ya conocido “disculpen ustedes” De la Rosa desplegó un ejército de pipas obsoletas para abastecer de agua a los afectados. Prometió que sería un servicio gratuito. Pero como todo buen negocio, los piperos han lucrado con la necesidad y cobrado entre cien y doscientos pesos por cada descarga: “aquí no cobramos…nada más pedimos lo que nos guste cooperar pal ´refresco”, dicen ellos.
Durante los festejos de indepencia en el palacio municipal de Neza hubo celebración con bombo y platillo. Se priorizó el gasto en grupos musicales en lugar de destinar ese presupuesto al abasto del vital líquido o a la larga lista de problemas que nos afectan a diario: violencia, inseguridad, falta de servicios de salud, etcétera.
Por todo lo anterior, miles de personas no dejaron pasar la oportunidad en Facebook y Twitter de dejar un comentario para la administración de De la Rosa: “¡Queremos agua, no fiestas!”, “Qué vamos a festejar, sino tenemos agua”, “Mejor deberían gastar en otras cosas”, “Ese dinero podría servir en apoyo a los damnificados del sismo”. En fin, ustedes conocen la capacidad retórica de la banda de Neza en su aflores más elevados.
Hoy las calles de Neza nos recuerdan aquellos días retratados por las historias de los abuelos: nos trasladamos a su peregrinar para tratar de llevar agua a los hogares, a su busqueda de luz, de edificar algunos sueños en este pedazo de tierra que tanto nos ha dado. Por eso, Neza emite un aullido desgarrador:
¡Queremos agua y la queremos ya!