«Buscaremos caminar con quien nos escuche»: Concejo Indígena de Gobierno

En un contexto de guerra y despojo contra los pueblos indígenas, el pasado mes de octubre de 2016 el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) celebraron el 20 aniversario del CNI proponiendo la conformación de un Consejo Indígena de Gobierno (CIG) y el nombramiento de una vocera indígena para ser postulada como candidata independiente en las elecciones presidenciales de junio de 2018.

Fue durante el 26 y 28 del pasado mes de mayo cuando la Asamblea Constitutiva del CIG se formó en asamblea y nombró a María Jesús Patricio, originaria de la comunidad náhuatl de Tuxpan, Jalisco, como vocera. El Centro Integral de Capacitación Indígena (CIDECI-Unitierra) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas —donde tuvo lugar la asamblea— reunió a más de 1,800 indígenas entre delegados e invitados, 200 bases zapatistas, la comandancia del EZLN y más de 700 visitantes externos, entre ellos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y prensa. Todos estuvieron expectantes ante este proceso de diálogo que anuncia el inicio de la construcción de una nueva fuerza política indígena, que buscará generar una alternativa real a la necropolítica mexicana, reivindicando el derecho y el deber que tenemos de gobernarnos bajo otras lógicas.

Foto: Heriberto Paredes

En entrevista durante esta asamblea constitutiva, Carlos González, abogado agrario que atiende varios casos de despojo en comunidades indígenas en México, e integrante de la coordinación del CNI, nos ayuda a comprender los pormenores de esta propuesta y los objetivos que busca alcanzar el CIG, resolviendo algunas interrogantes sobre el significado real de esta iniciativa y su horizonte más allá de las elecciones presidenciales de 2018.

Coméntanos, desde que se anuncia la propuesta de la conformación de un Concejo Indígena de Gobierno, ¿cómo se han desarrollado las discusiones en las comunidades y cómo fue  el proceso de elección de concejales y concejalas?

Como ustedes saben, en el quinto Congreso Nacional Indígena (CNI) que se realizó en octubre de 2016 el EZLN, ante la situación de guerra y exterminio acelerado que están viviendo nuestros pueblos, hizo esta propuesta: la de conformar un Concejo Indígena de Gobierno y proponerlo como candidato a la presidencia de la república. Es decir, incursionar en el espacio electoral con la finalidad de visibilizar a nuestros pueblos.

Había una invisibilización absoluta —de nuevo— de las exigencias y de las demandas de los pueblos indígenas

En un escenario totalmente adverso para los pueblos indígenas, hace más de 20 años, en 1994, la guerra que declaró el EZLN al Estado mexicano hizo visible la existencia de los pueblos indígenas de México y la enorme pobreza, la explotación tan grave que vivían y que viven. A la fecha en que se realizó el quinto Congreso en octubre ocurría lo mismo. Había una invisibilización absoluta —de nuevo— de las exigencias y de las demandas de los pueblos indígenas. Entonces, la propuesta nace ante esta situación de guerra y despojo terriblemente agravada y en una situación de enorme violencia en este país.

Primeramente —decía— esta propuesta servirá (para visibilizar a nuestros pueblos)eliminar para que los problemas y las exigencias que tienen los pueblos indígenas se pongan de nuevo en un lugar importante en la agenda de los políticos y en las agendas de discusión de este país. En segundo lugar, ante esta coyuntura —repito— de guerra y profunda represión que se vive en el país, aprovechar este momento para acercarnos con otros pueblos indígenas (de este país) eliminar y hacer crecer al Congreso Nacional Indígena. En tercer lugar, acercarnos con la sociedad no indígena para plantear que a este país se lo está cargando la chingada y que es necesario construir algo diferente. No importa si es un Concejo Indígena de Gobierno o no, ocupamos otro modo de gobernarnos distinto al que impone el capitalismo. Estos son los propósitos centrales de la propuesta que se discutió en octubre.

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Lo primero que hay que entender es que no es una propuesta electoral. Las elecciones y ganar la presidencia de la república nos valen una chingada, no es algo que nos interese. Nos interesa tener el espacio para rearticularnos, para volvernos a unir como pueblos indígenas, para fortalecer el CNI y para dialogar con la sociedad no indígena sobre el futuro de este país.

En los últimos meses, esta propuesta nos ha permitido articularnos con muchísimos pueblos que hacía tiempo ya no participaban en el Congreso Nacional Indígena y con pueblos nuevos que nunca habían participado. El recuento de la asamblea marcó que había integrantes de 58 lenguas diferentes, en diciembre eran 43 lenguas distintas; es decir, hubo un crecimiento importante por lo menos cuantitativo, muchos pueblos se están interesando en la propuesta. Más allá de si se nombra a los concejales, lo primero que nos importa es que el primer propósito se está logrando. Esta propuesta nos está acercando a otros pueblos indígenas, a comunidades que habían dejado de participar, a organizaciones indígenas significativas dentro del movimiento (indígena) que hacía 10 o 15 años se habían retirado del CNI y que ahora se están acercando.

No cuento con la cifra exacta, pero tenemos más de 200 invitados de pueblos indígenas que vienen a observar el proceso y que están interesados en hacerse partícipes. En Estados como Chiapas, Oaxaca o Veracruz hay una efervescencia y un interés grande por la propuesta. En ese sentido, el proceso de platicar, proponer y de consultar la propuesta ha sido importante. Ha tenido un impacto cuantitativo en la geografía de los pueblos indígenas (de este país)eliminar y nos ha permitido cubrir extensiones numerosas del país como Baja California, Sonora, donde hubo un interés grande por participar en el CNI, en Chihuahua, Sinaloa, Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Colima, y así hasta llegar a Campeche y Yucatán. Y decimos nosotros que cualitativo también porque nos está llevando a reflexionar de una manera colectiva y conjunta la guerra que estamos viviendo.

Foto: Heriberto Paredes

Esta propuesta no nos lleva a discutir las estupideces que está diciendo la clase política mexicana. Nadie ha discutido si le vamos a quitar votos o no al Peje (AMLO) o si Salinas de Gortari está detrás de nosotros o le hacemos el juego al PRI, eso nos vale una chingada. Estamos discutiendo cómo los militares, la Marina, las corporaciones de seguridad pública están relacionadas con los cárteles del crimen organizado y cómo detrás de esto hay una ofensiva brutal de los empresarios capitalistas a los que se les está siendo concesionadas porciones muy extensas del territorio para minería, para extraer petróleo y gas, que están interesados en proyectos de infraestructura turística, urbana, la construcción de autopistas[…] Por ejemplo, el caso de Xochicuautla, el proceso lleva años tratando de impedir la construcción de una autopista.

El nombramiento de concejales va un poco lento porque las comunidades están viviendo procesos difíciles en este momento y el nombramiento de los concejales significa tomar pausas y tomar decisiones. Por ejemplo, en la sierra wixarika, estuve con las autoridades de San Sebastián Teponahuaxtlán, y están terriblemente preocupados: el día 20 de mayo mataron al ex comisariado de bienes comunales, el compañero Miguel Vásquez. Había salido en marzo y había dejado el cargo como comisariado. Lo mataron de un modo violento. Primero agarraron a su hermano, lo mataron para provocarlo a que fuera a buscarlo y después a él lo mataron. Fue el Cártel de Jalisco (Nueva Generación). Allá existe un conflicto de tierras extenso, de más de 10 mil hectáreas. Yo ahora soy el abogado que lleva 45 juicios para procurar la restitución de esas tierras, pero a parte hay intereses mineros significativos en esa parte de la Sierra Madre.

Con todo esto que planteas, nos preguntamos si ya hubo algún acercamiento de otros sectores de la población no indígena con objetivo de dialogar y decirles: ‘oigan, no estamos discutiendo si un voto u otro voto sino el futuro del país’. ¿Ha habido ese acercamiento?


A partir de diciembre se ha empezado de manera lenta este proceso de acercamiento con la sociedad no indígena, pero nosotros esperamos que se detone a partir de que se constituye el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), que es al que propiamente le tocaría dialogar con la sociedad no indígena para impulsar la propuesta que estamos haciendo. A la fecha hemos tenido reuniones con los colectivos y grupos de la Sexta, pero también con grupos importantes de maestros. Ha habido mucho interés por parte de grupos magisteriales, de grupos que pertenecen a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y grupos que no pertenecen a la CNTE, pero que son del SNTE y que están interesados en conocer la propuesta, y algunas reuniones aisladas con otros sectores.

 

Con los 71 concejales y concejalas que se han nombrado, hasta ahora, ¿cómo se van a organizar? ¿cómo se va a gestionar su labor?

Justamente, uno de los puntos de esta asamblea es la estructura orgánica del Concejo. Lo que se había discutido y propuesto en diciembre es que se formen comisiones al interior del Concejo para que atiendan diversas tareas que va a tener que atender: la relación con organizaciones de la sociedad civil, tareas financieras, la relación con los medios de comunicación; pero eso lo va a acordar esta asamblea y lo va a instrumentar el Concejo.

El CIG electo hasta ahora va a crecer, lo van a integrar todos los concejales que se han nombrado en las regiones que ya tenemos acordadas a lo largo del país; y ese Concejo Indígena de Gobierno es el que vamos a proponer como candidato a la presidencia de la República. Además, va a tratar de recorrer todo el país para platicar con nuestros pueblos y con la sociedad no indígena; para visibilizarnos y expresarnos en los medios de comunicación, en los espacios de radio y de televisión que se nos abran y finalmente para proponer, denunciar y hacer visible el despojo, la explotación y la guerra que estamos viviendo.

Ya no nos interesa quién va a ser el presidente, si le vamos a quitar votos a la izquierda o la derecha, eso no nos interesa, eso es algo que ya está cocinado. El que llegue a la presidencia de la República es el que decide los grandes grupos empresariales junto con el puñadito de políticos que administran este país. Son los que van a decidir y eso no nos interesa a nosotros. Nos interesa manifestarle a la sociedad que las condiciones de vida humana se están erosionando en este mundo.


Por ejemplo, el pueblo cochimí perdió su lengua hace dos años, del pueblo paipai y del pueblo kiligua quedan menos de 50 hombres y mujeres y sus tierras están arrendadas para campos eólicos. Del pueblo kumiai quedan menos de 900 hombres y mujeres y buena parte de sus tierras ya están rentadas para campos eólicos. El pueblo cucapá son menos de 200 hombres y mujeres y sus tierras están arrendadas para basureros agrotóxicos para minería. En Tabasco, en Veracruz, en San Luis Potosí los territorios de pueblos enteros están concesionados para fracking, para explotación de petróleo.

Ya no nos interesa quién va a ser el presidente, si le vamos a quitar votos a la izquierda o la derecha, eso no nos interesa, eso es algo que ya está cocinado.

Me platicaban en la sierra de Chihuahua que el pueblo raramuri, en los últimos 10 años, ha perdido su lengua de modo absoluto, un pueblo sólido culturalmente. Ellos calculan que aproximadamente en los últimos dos años, el 30% de su población ha perdido la lengua, más o menos el porcentaje que vive en las ciudades en la pobreza absoluta, casi en la mendicidad. En Xochistlahuaca, municipio que era monolingüe, el 98% de la población hablaba el ñomdha, un porcentaje pequeño el na’savi, otro porcentaje menor el nahua. En las escuelas primarias, al niño que habla el ñomdha le cobran dos pesos de multa.

Entonces, hay un proceso de exterminio, no nada más físico, como lo vivimos en Ostula, como lo hemos vivido en la meseta p’urhépecha o como parece que se quiere vivir en la Sierra Wirrarika. No sólo es la desaparición, la muerte, el encarcelamiento… no sólo es el despojo bruto de territorios. Hay una succión, un exterminio cultural gravísimo, terrible; y hay quien se alegrará, que diga que es la avanzada del progreso, como decía Joseph Conrad, que hay que acabar con la Torre de Babel. Nosotros decimos que no. Con cada lengua que se destruye, se destruye una parte de la cultura milenaria de la humanidad, de su existencia en la tierra. Estamos destruyendo en unos cuantos años toda la herencia cultural, todo el bagaje cultural, toda la sabiduría que construimos por generaciones durante más de 30 mil años. Nos estamos condenando a la destrucción absoluta.


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¿Cómo se presenta una candidata? Si esta candidata llegara a gobernar, ¿cómo va a ser ese proceso? ¿está ahí para gobernar, está ahí para presionar al gobierno sin que llegue a gobernar o cuál es el objetivo a largo plazo?

La propuesta inicial es que gobierne un Concejo Indígena. La Ley Electoral y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos impide que un concejo o que un órgano colegiado y colectivo sea candidato, y mucho menos que sea presidente. Entonces, vamos a proponer a la vocera representante para acomodarnos a la Ley Electoral, pero quien va por delante es el Concejo, no la vocera.

Y sí, puede haber una confusión porque el proceso es nuevo. Muchas comunidades vienen de una historia partidista y de participación en los procesos electorales en sus pueblos y pues tal vez lleguen atraídos por la idea de que ahora sea una presidenta indígena y no llegan conocedores de cuál es el contenido de la propuesta. Hay un proceso todavía no uniforme de entender la propuesta y creo que sí debe haber comprensiones diferentes (de la propuesta)eliminar; desde los zapatistas, que ya tienen su propio gobierno y sus propias leyes y ya tienen una claridad de la propuesta. Ellos saben que no ocupan una presidencia de la República, ni una Cámara de Diputados, ni una Cámara de Senadores, ellos no lo ocupan. Ellos ya tienen sus gobiernos y sus territorios, no dependen de las leyes. Todos los demás pueblos indígenas, sin excepción, estamos a medias en la legalidad y en las instituciones que nos imponen.

La idea es impulsar este planteamiento y proponerle a la sociedad mexicana que hay otra forma de gobernarnos, que los pueblos indígenas están basados en una relación armónica entre sus integrantes y en el respeto a la naturaleza, que los principios comunitarios pueden ser la base para gobernarnos de una forma distinta a la que propone el capitalismo; que no ocupamos de pinches elecciones, que no ocupamos de estos zánganos de los partidos políticos, que no necesitamos que una bola de corruptos gobernadores priístas se roben miles y miles de millones de pesos porque vamos y votamos. Pero además, es necesario que lo hagamos para parar esta guerra y para frenar esta agudización del despojo capitalista que está articulado con esta guerra de terror que han desatado.

Me preguntaban por qué si del año 96 al 2001 hubo un apoyo entusiasta de la sociedad civil a la exigencia del CNI y del zapatismo de que los Acuerdos de San Andrés se incorporarán a la Constitución, por qué ya no lo hubo. Pues porque a esta sociedad la han devastado, la han despedazado, la han hecho pedazos.

¿Cuántas familias no tienen un desaparecido, una persona, un familiar muerto? entonces tenemos que entender la intensidad de la guerra, es una guerra con más de 100 mil muertos, con más de 40 mil desaparecidos. ¿Cuántas mujeres y niños no están siendo robados para ser esclavizados o para extraerles los riñones o cualquier otro órgano?.

Tenemos que visualizar lo que ha vivido la sociedad mexicana en los últimos 12 años para entender por qué está desorganizada, por qué está diezmada, agotada, por qué hay apatía y por qué están entrando estos proyectos tan monstruosos. Lo que están generando ahorita, parece que es el resquicio que le dejan a los pueblos: nos los vamos a chingar pero les vamos a consultar.

 

¿Cuál es la principal incertidumbre al interior del proceso de conformación del Consejo Indígena de Gobierno?

Hay un riesgo en esa propuesta. Decimos nosotros que vamos a entrar a la fiesta de los ricos, a la fiesta de los de arriba que son las elecciones. Es una fiesta en muchos sentidos para los que tienen el poder. Primero, porque es una orgía donde hacen sus componendas, sus acuerdos, sus arreglos. Segundo, porque sin las elecciones no pueden generar el consenso democrático, es una fiesta formidable para los de arriba. Queremos colarnos en esta fiesta para echarla a perder. No para emborracharnos y estar crudos al día siguiente.

Y el riesgo es ese: que muchos de nuestros hermanos, de nuestras hermanas, de nuestras compañeras, se pierden y pierden la visión de cuál son nuestros objetivos de lucha. Desde que se hizo la propuesta, hubo quienes dijeron que también hay que lanzar candidatas independientes a diputados, a la presidencia municipal de no sé dónde, como si la propuesta de nosotros fuera tratar de administrar este poder corrompido que ya no sirve. No queremos administrar lo que ya no sirve, algo que se va a voltear en contra de nosotros mismos. Y existe ese riesgo de que muchos compañeros y compañeras de lucha se pierdan, pues, en este laberinto.

 

Foto: Heriberto Paredes

¿En dónde está la claridad del mensaje de jugar diferente en relación con los que sí creen en esta fiesta? no los poderosos, pero sí la gente común…


Queremos un candidato, que es el Concejo Indígena de Gobierno. Queremos que vaya, por ejemplo a Hermosillo, y que no les diga que les va a construir canchas techadas si votan por él o la vocera, que va a haber modo de que todas tengan aire condicionado porque el calor está cabrón o que les va a dar el salario rosa (esta pendejada que solo se le puede ocurrir a del Mazo).

e. Nuestros pueblos están contra la pared y defendiéndose como pueden.
La idea es que este concejo y la vocera vayan a Hermosillo y platique con los papás de los niños quemados en la guardería ABC, con la gente que no tiene agua, con los jornaleros que están en los campos de uva, con los pueblos indígenas y les diga: va a ser un concejo representativo del país. Que vaya Carlos González y les diga lo que está pasando en Jalisco —como un cártel nos tiene totalmente secuestrados— y que ellos te platiquen lo que está pasando. Es decir, que vayamos dialogando sobre cómo podemos construir algo distinto.

Va a ser algo muy incipiente porque se va a dar en el marco de una campaña electoral que dura semanas y es un proceso que va a tener miles de distractores. Pero insisto, en este momento de guerra a nosotros nos da la posibilidad de ganar el espacio que no tenemos. No lo tenemos y estamos en una situación grave. Nuestros pueblos están contra la pared y defendiéndose como pueden. Tal vez la mayor parte de la gente no nos escuche, tal vez no. Pero buscaremos caminar con quien nos escuche.

 

¿Cuáles eran sus esperanzas hace 21 años? cuando se formó el Congreso Nacional Indígena.

Apostábamos a que el Estado mexicano reconociera los derechos indígenas y las posibilidades del ejercicio de la autonomía en la Constitución y que se hiciera una reforma del Estado para reconocer los derechos de nuestros pueblos. Del año 1996 al año 2001 le apostamos a eso.

El Ejército Zapatista surge en 1994 y a los 12 días de iniciar la guerra declarada por el EZLN, el Gobierno mexicano declara una tregua y se inicia un proceso muy tortuoso, complicado y contradictorio de negociación que va a desembocar en la firma de los Acuerdos de San Andrés, el 16 de febrero de 1996, entre el Ejército Zapatista y representantes del Ejecutivo federal, del poder legislativo de la Cámara de Diputados y de Senadores. El EZLN, al negociar su propuesta, invitó a pueblos indígenas del país y a intelectuales y académicos preocupados por la situación indígena de todo el país. Entonces, no era la voz del zapatismo nada más, era la voz del movimiento indígena la que negoció con el Estado mexicano.

¿Cuáles eran estos mecanismos jurídicos para hacer viable el ejercicio de la autonomía
Se suscribieron una serie de acuerdos para generar una reforma del Estado mexicano, iniciando con una reforma profunda de la Constitución. Esto implicaba cuestiones fundamentales como el reconocimiento de los territorios de los pueblos indígenas o el ejercicio de la autonomía a través de mecanismos jurídicos perfectamente analizados. ¿Cuáles eran estos mecanismos jurídicos para hacer viable el ejercicio de la autonomía? Las comunidades iban a ser consideradas como entidades de derecho público y partes del Estado mexicano, lo que implicaba el reconocimiento de sus gobiernos, de las atribuciones de sus gobiernos propios y la capacidad para ejercitar presupuesto fiscal.

Yéndonos a la parte medular, la propuesta de los acuerdos de San Andrés se tradujo jurídicamente en una propuesta legislativa que hizo una comisión de diputados y senadores. Eso lo defendimos del año 1996, cuando surge el Congreso Nacional Indígena, al año de 2001, y ese mismo año desarrollamos una caravana que nació aquí en Chiapas encabezada por comandantes zapatistas. Llegó hasta Nurío, (Michoacán) en marzo de 2001 para realizar el tercer Congreso Nacional Indígena y concluyó en la Cámara de Diputados con la representación de tres integrantes de la comandancia zapatista y tres integrantes del CNI para defender esa propuesta. Ese mismo año, los partidos votaron una propuesta absolutamente distinta que no reconoce los territorios ni las comunidades como entidades de derecho público y que, por tanto, les desconoce la capacidad para asociarse libremente entre ellas y con municipios de mayoría indígena. Es decir, anula la posibilidad de construir la autonomía.

A partir de ese momento cambia el rumbo del CNI. En la Octava Asamblea del CNI que se realiza en noviembre del año 2001 se plantea que hay que avanzar en la construcción de la autonomía en los hechos y hay que hacer de los Acuerdos de San Andrés una ley de los pueblos con o sin reconocimiento. Era un candado vigoroso y fuerte para impedir las concesiones mineras, las concesiones de aguas y las actuales concesiones en materia petrolera. Es decir, si se hubieran reconocido los derechos territoriales de nuestros pueblos como lo marca, por lo menos el Convenio 169 [de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), convenio ratificado por México], hubiera sido imposible que una persona ajena a una comunidad obtuviera una concesión para explotar recursos en los territorios de esa comunidad.

Entonces, entendemos que, mientras la clase política de este país sea mera administradora de esta clase empresarial, no va a haber ningún reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Antes van a desaparecer, como está ocurriendo ahorita.

Foto: Sonia Håkansson

Tras este largo caminar ¿cómo se imaginan que resultará este proceso de aquí a cinco años?

El CNI no es una organización, es un espacio muy descentralizado donde no hay dirigentes, no hay una instancia ejecutiva que dirija. Hasta ahorita ha habido una coordinación provisional de trabajo únicamente y eso hace que nuestra áreas sean un tanto limitadas, pero también ha permitido que por años se haya impedido la cooptación del CNI. Muchos de nuestros compañeros significativos de lucha acabaron en el Gobierno, acabaron con cargos importantes dentro del Gobiernos federal y de los Estados, pero como tal el CNI pervivió. con muchas dificultades, pero pervivió.

Si la mayoría de la sociedad se va de nuevo con la finta y cambian votos por tortas, pues ni modo, pero esperamos que una parte de la sociedad nos escuche, se interese y tome conciencia de la grave situación en la que estamos. Queremos generar una fuerza política indígena que sea capaz de disputarle al Estado para proteger nuestros territorios, para reconstruirlos y no desaparecer.

Del 2006, cuando se da la represión en Atenco, al 2011, cuando viene la represión atroz en Ostula, casi se acaba el CNI. La situación que vivió Ostula casi marca la desaparición del Congreso Nacional Indígena. Ya no se volvió a reunir 2013, cuando la comandancia del Ejército Zapatista se preocupa por volver a enlazar a los pueblos y a las comunidades que habían participado en el CNI. Ahí es cuando nos contactan y empezamos a hacer ese trabajo de enlazar. Yo creo que ha sido exitoso, que ha habido un fortalecimiento destacado del Congreso Nacional Indígena en los últimos años.

El objetivo de nosotros, insisto, es ir a decir a los pueblos indígenas de todo el país y a la sociedad entera que hay otra forma de gobernarnos. ¿Y cuál es la otra forma de gobernarnos? Pues que nos gobernemos nosotros mismos. Es un propósito central.


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