Aleatoriedad e Incertidumbre
“Yo soy la naturaleza”
Jackson Pollock
El espacio, concebido como una colección de relaciones entre objetos, es lo que se puede observar por estos días en el MURA. Justo de la misma manera en que era concebido por el filósofo y matemático alemán Leibniz en el siglo XVII. La exposición Posibilidades, obra de la artista plástica Paola Ávalos, es una serie de cuadros, fotografías y cerámicas trabajados con la técnica de la encáustica, una técnica tan demandante, que a su lado el acto de verter pintura y colillas de cigarro sobre un lienzo tirado en el piso parece el producto de un desquehacerado sin oficio, sin importar si este desquehacerado llevaba por nombre Jackson Pollock.
Es más fácil describir a Paola con referencias a la física que a la pintura. Quizás por los materiales que utiliza: fuego, resinas, pigmentos, minerales. Pero también por elementos menos tangibles: el espacio y el tiempo, visibles en la profundidad generada por la sucesión de capas aplicadas a cada pieza; el efecto de la gravedad, congelado en la serpenteante linea que se desplaza hasta desbordar el marco; la forma básica de los fractales, en una serie a la que el trabajo sucesivo extrae formas muy parecidas a las nubes de gas y polvo resultantes de la explosión de una supernova. Aquí, el conflicto es sólo aparente, la explicación del universo a escalas subatómicas no está peleada con el comportamiento de los cuerpos celestes a escala cósmica. La largamente anhelada teoría del campo unificado bien podría esconderse en la más pequeña de sus piezas. Al final, todo termina vaciado sobre un soporte que se asemeja mucho a una instantánea del Big Bang.
Paola huye del arte figurativo: no tiene la paciencia para pintar detenidamente —la energía debe fluir—. Cree en la aleatoriedad y se deleita en la incertidumbre. Busca los accidentes y, una vez encontrados, los somete a su voluntad. Hay un cierto azar, pero pronto te das cuenta que es sólo el mismo azar que Dios le permitiría a sus accidentes: detrás del caos aparente hay un plan. Y, una vez ante él, no puedes evitar maravillarte de su gracia y belleza, su equilibrio y contención, su perfección técnica.
Al hablar con ella, son los nombres de Jaspers Johns, Mark Rothko, Willem de Kooning y Felguérez a los que cita como influencias. Pero, a diferencia de los expresionistas abstractos, que buscaban símbolos universales con los que cualquiera pudiera sentirse identificado (siguiendo una idea de Carl Jung que sostenía que las emociones y los comportamientos generadores de símbolos son comunes a todas las culturas) en la obra de Paola hay algo aun más elemental: la energía primaria. Es precisamente en este punto donde se distancia del expresionismo. Aquí la serenidad reemplaza a la angustia, la armonía supera al conflicto. La razón, el logos divino, prima sobre el automatismo psíquico defendido por los expresionistas. El ego está contenido, no existe el afán por plasmar la biografía del artista, lo que se aprecia más bien es el interés por contar una historia: la de lo existente en su estado primigenio. La materia y la forma, la energía y el reposo.
En Posibilidades, la obra desborda el marco. En conjunto con la curaduría y el montaje, el espacio y las relaciones entre las diferentes piezas que componen la exposición forman un todo coherente. Si la historia del universo se lee en el color de la luz, en los efectos de la gravedad sobre la materia, en la manera en que el espacio se deforma y se contrae, en el aparentemente errático comportamiento de las partículas a niveles subatómicos y la armoniosa relación que todos estos elementos guardan entre sí, aquí es posible contemplarlo todo. Posibilidades es un planetario de las ideas y el impulso creador. Un homenaje al tiempo, el espacio, la vida y el intelecto.
Posibilidades de Paola Ávalos, en el Museo de Arte Raul Anguiano hasta el 11 de Junio.