Apuntes para una gloriosa historiografía del #Pañalazo
Arrojar excremento de bebé es una costumbre tan antigua como la moral
Arne aus den Ruthen se ha empeñado en convertirse en una figura mediática a través de la promoción de ejercicios de tiro al blanco que ocasionan el entusiasmo de algunos y la ira de otros. Su éxito ha sido mediano, pero la historia nos ha enseñado que quien persevera alcanza (no me refiero a la ignominiosa llegada de Trump al poder, aunque es un buen ejemplo). Desde el #VecinoGandalla, pasando por el escandaloso #Jitomatazo, hasta llegar al estupendo #Pañalazo, las acciones del exCityManager no representan más que la reinterpretación de un viejo juego medieval.
Pocas apostillas tan sugerentes como las escritas por el clérigo Rododendro de Navarra, un viejo truhán aficionado a los juegos de alcoba y las apuestas. El religioso documentó en unas breves glosas al Libro de Buen Amor, que se conocen como las glosas rododendras, la actividad favorita de los cortesanos que el rey Alfonso el Sabio albergaba en su palacio.
El rey Alfonso, cuya sabiduría unificó y consolidó a España, tanto en pensamiento como en política, jamás pudo controlar los impulsos sexuales de su corte. Rododendro, cuya amistad era apreciada en los círculos de aquella magna aristocracia medieval, se dedicó, quizá como una forma de documentar una de sus pasiones o como una difamación premeditada y alevosa contra el estatuto moral del rey, a contarnos sin lujo de detalles las pasiones que inflamaban las alcobas del palacio. El juego se trataba de lanzar tomates a las prostitutas de la corte después de que éstas interpretaran una pieza teatral determinada por los espectadores. Se lanzaba fruta fresca, no podrida, para distraer a las “actrices”.
El Marqués de Sade recoge la anécdota del libidinoso español en uno de sus escritos más conocidos Los crímenes de amor. La alusión a Rododendro es suficiente para fundamentar aquellas escandalosas apostillas; Octavio Paz retoma la anécdota como una metáfora sobre la doble moral del reino de España en el libro Un más allá erótico: Sade, sin embargo tanto Paz como Carlos Fuentes debatieron encarnizadamente sobre la existencia del tal Rododendro.
Fuentes ponía en evidencia la falta de pruebas, ¿dónde están resguardadas las glosas de Rododendro? Paz no esclarecía el misterio pero hacia evidente que no había manera de saber la verdad, puesto que la Iglesia no iba a confirmar la existencia de comentarios de esa categoría. Sin embargo, el tomatazo trascendió sus orígenes eróticos y se convirtió en una actividad moral para condenar a los malos actores, comediantes, cantantes e intérpretes, a lo largo del mundo.
La unificación de España se dio también en el terreno sexual, con el matrimonio de Fernando e Isabel. Mientras que Antonio de Nebrija publicaba su primera gramática de la lengua española, otro escritor hacía mella de su talante satírico: el poeta Pedro Ruiz de Riojas, quien en uno de sus poemas más virulentos propone lanzar “cagada” a los “falsos intérpretes de la ley y la religión”, es decir, a las autoridades corruptas. La propuesta no terminaba allí, pues Riojas llevó a tal grado su proyecto que en 1435 fue colgado por arrojar “excremento de recién nacido” al carruaje del rey Juan I.
Esta historia se puede comprobar en el bellísimo prólogo que Pascual Buxó dedicó a las exquisitas memorias de Riojas editadas por el Fondo de Cultura Económica. Los poetas hasta el siglo XIX representaron la conciencia de la sociedad, durante el siglo XX este papel les fue arrebatado por los partidos políticos, pero a partir del siglo XXI son los “influencer” quienes asumen este rol.
Entonces ¿podemos considerar al poeta Riojas como el pionero de los pañalazos? Probablemente sí, pero debemos tener en cuenta que en la historia de la “civilización” millones de personas han arrojado caca a quienes consideran indignos.