Las monjas ciclistas que viajan para detener el tráfico de personas

En estos tiempo, andar en bicicleta puede ser una declaración política de lógica ambientalista, pero también puede ser un arma de batalla para detener algunos de los peores problemas que se crean desde la cultura patriarcal.

Al menos eso es lo que demuestran las quinientas monjas budistas que han emprendido una larga marcha en bicicleta desde Katmandú con destino a la ciudad india de Leh, con la intención de despertar la conciencia con respecto al tráfico de personas. Esta es la cuarta vez que realizan la larga travesía, de cerca de 4000 km. Esta congregación de monjas pertenece a la orden budista conocida como Orden Drukpa, mucho más abierta en sus reglamentos y la única orden que permite a las mujeres entrenar en artes marciales y realizar las mismas labores que los hombres.

Vestidas con pantalones deportivos negros, chaquetas rojas y cascos blancos, las cientos de ciclistas pedalean por la montaña que atraviesa la India desde Nepal en lo que podría confundirse con una versión del Himalaya del Tour de Francia. La similitud, sin embargo, termina allí. Este viaje es más largo, más duro y el premio no tiene valor financiero o el reconocimiento mundial ni los participantes son ciclistas profesionales, sino monjas budistas de la India, Nepal, Bután y el Tíbet.
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“Cuando estábamos dando ayuda en Nepal después de los terremotos del año pasado, oímos cómo las niñas de familias pobres se vendían porque sus padres no podían permitirse el lujo de mantenerles más”, dijo la monja de 22 años de edad, Jigme Konchok Lhamo. “Queríamos hacer algo para cambiar la creencia de que las niñas son menos que los niños”, dijo, añadiendo que la caminata de bicicleta muestra que “las mujeres tienen poder y fuerza como los hombres”

La ruta las llevará a recorrer varios países a través de miles de kilómetros.

El sur de Asia puede presumir de tener lideresas que presiden estados y costumbres que reverencian la maternidad o deidades femeninas, pero muchas niñas y mujeres viven con la amenaza de violencia y sin muchos derechos básicos. Desde los crímenes de honor en Pakistán a feticidio femenino en la India y el matrimonio infantil en Nepal, las mujeres se enfrentan a un aluvión de amenazas.

Este viaje no es ninguna novedad para estas monjas, este es el cuarto que han hecho para difundir mensajes de la igualdad de género, la convivencia y el respeto por el medio ambiente. También entregan comida a los pobres, ayudan a los aldeanos a recibir atención médica y se hacen llamar las monjas “Kung Fu”, debido a su formación en artes marciales.

Con información de BicihomeReuters

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