Hace ya un año que Tercera Vía irrumpió en la escena mediática. A este punto podemos decir que nos hemos posicionado como un sitio que apuesta por difundir los derechos humanos, el feminismo, los movimientos sociales y las causas progresistas.
Hay por lo menos tres ideas comunes que dieron pie a la fundación de este proyecto. La primera es la apuesta por modificar el ecosistema mediático, en el marco de planteamientos que surgieron durante el proceso inaugurado en 2012 por #YoSoy132; la segunda corresponde a la necesidad de un espacio para disputar a largo plazo la hegemonía cultural en México, en el contexto del ocaso del nacionalismo revolucionario; la tercera obdece a la construcción de un proyecto político nacional, en torno a una agenda que habrá de conformarse en los próximos años, y que requiere, como cualquier iniciativa amplia, de un punto de encuentro para su elaboración.
Lanzamos la convocatoria a nuestro primer concurso de ensayo
Para realizar esto último, lanzamos la convocatoria a nuestro primer concurso de ensayo, que ofrece la oportunidad de participar en un seminario dirigido a jóvenes de diversos estados del país, quienes podrán discutir vis a vis con expertos internacionales y nacionales sobre los asuntos públicos más apremiantes y de mayor envergadura. Para poder realizarlo, creamos un perfil de financiamiento abierto en Fondeadora. Estamos seguros que lograremos la meta si recibimos el respaldo de quienes nos han acompañado en esta ruta.
En lo que toca a la disputa por la hegemonía cultural, asumimos un conjunto de principios que corren en paralelo a nuestra línea editorial. Esto supone entablar un debate más allá de los lugares y sujetos comunes, contribuyendo a la acción colectiva y practicando la transformación de lo que nos rodea.
Democratización del sistema de medios en una perspectiva global
En nuestras sociedades son cruciales las instituciones globales, sobre todo respecto a temas comunes, estratégicos y transversales. Desde diversos espacios (Foros mundiales y encuentros nacionales) he promovido la necesidad de crear un Instituto internacional para planear, investigar, promover, debatir y proyectar la democratización de los sistemas de medios en el mundo. En nuestras sociedades son cruciales las instituciones globales, sobre todo respecto a temas comunes, estratégicos y transversales. Construir un mundo menos desigual, más participativo, económicamente dinámico y humanamente incluyente es posible también a través de la democratización de los sistemas de medios de comunicación desde un enfoque de acción global.
Sostengo que dicho instituto sería el principal promotor de una agenda mundial en la materia, que implica: avanzar en la desconcentración mediática, aumentar la competencia económica, ampliar el acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, promover la alfabetización digital (Educomunicación) y consolidar el derecho a la comunicación y los derechos que ésta facilita (libertad de expresión, a la información, a la participación). Democratizar la palabra no es un acto menor: contribuye a la pluralidad y robustece la gobernanza.
En nuestras sociedades son cruciales las instituciones globales, sobre todo respecto a temas comunes, estratégicos y transversales.
En México, desde 2012, el movimiento juvenil #YoSoy132 tuvo la lucidez de establecer como una prioridad esta demanda, que se proyectó en pronunciamientos públicos, cerca de una centena de artículos periodísticos, foros, seminarios y encuentros. De ello resultó una propuesta de Reforma Constitucional, que permitió avances significativos en puntos clave de la redacción final de la Ley, si bien no fue retomada en su parte más importante: las pautas de tránsito hacia otro modelo de medios.
Desde el punto de vista económico, la democratización de los sistemas de medios de comunicación es un asunto de interés mundial. Países con alto nivel de desarrollo humano (Alemania, Gran Bretaña, Francia, etc.) tienden a desarrollar un modelo de medios plural, en tanto que legislaciones de países como Ecuador y Argentina han sido ejemplos mundiales de distribución equitativa del uso del espectro radioeléctrico. El impacto positivo de ésta clase de prácticas y modelos es persuasivo.
De acuerdo a Observatorios del Mercado Mundial de TICs (ONTSI de España) el crecimiento global del sector de Telecomunicaciones ha sido sostenido, manteniéndose en cerca del 4.5% en promedio anual. Para 2016, los cálculos suponen que las TICs movilizarán 3.6 billones de euros en términos globales.
En datos de la OCDE, la concentración de las Telecomunicaciones siempre se ha opuesto al crecimiento económico. El caso más preocupante de América Latina había sido México, pues su acumulación en dos grandes cadenas ha representado un impacto negativo que equivale a un 2% menos de crecimiento posible del PIB cada año.
En lo que respecta al ejercicio de Derechos Humanos, la UNESCO se ha posicionado por medio del Relator Especial de Naciones Unidas sobre libertad de Opinión y Expresión, Frank LaRue, quién declaró que “los Estados deben regular de forma democrática la administrar las frecuencias electromagnéticas, visto como un bien público de servicio social y que debería ser utilizadas para bien de todos”. Como vemos, el ejercicio de los derechos fundamentales es fortalecido o debilitado a través de modelos de sistemas de medios, que incluyen o excluyen a los ciudadanos.
Existen dos tipos de obstáculos para crear un organismo internacional que proponga una agenda mundial para la democratización de sistemas de medios. Primero, que quienes pueden actuar subestimen la urgencia de proceder al respecto, ya sea por priorizar otros proyectos o por la falta de sensibilidad sobre el tema, que suele tomar por sorpresa en la actual etapa de transición social e intelectual a las premisas de la realidad digital. Esto implica el riesgo de postergar iniciativas que apuntan a mejorar la calidad de los sistemas de medios. El segundo reto es el de siempre: superar los factores de bloqueo a la agenda, tanto por parte de los beneficiarios económicos de la concentración mediática, como de gobiernos que perciben cómo una amenaza la pluralidad.
Sostengo que es necesario considerar este Instituto Internacional para la Democratización de los Sistemas de Medios en el marco de la definición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015, que en su numeral 16, establece la necesidad de“Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles”. Eso exige:“Garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales”, así como “Crear instituciones eficaces, responsables y transparentes a todos los niveles”.
Si bien la creación de este instituto global es una necesidad que se inserta perfectamente en el marco de los acuerdos internacionales, el gran reto es alcanzar un consenso sobre la importancia de actuar a tiempo en esta agenda, pues en todo el mundo hay millones de personas que están siendo vulneradas diariamente en ausencia de un organismo con la capacidad suficiente para facilitar la proyección social de todas las voces.
La transición
En México queda un largo camino por recorrer. Nuestra época nos exige la redefinición de la comunicación, pero también de la libertad, la privacidad, el uso de la datos personales y los flujos de información.
Escucha nuestro podcast
Apuesto a dos vías para cambiar nuestro panorama mediático: la primera supone una perspectiva territorial, social y de empoderamiento, afirmando derechos al ejercerlos. Supone la creación de medios independientes -desde canales ciudadanos, radios comunitarias y medios digitales- que faciliten herramientas de comunicación y socaven a los “pulpos mediáticos”.
Por otra parte, en la vía internacional, es momento de acercarnos a fundaciones, organismos internacionales, asociaciones y grupos que compartan el diagnóstico y decidan actuar a favor de la democratizar los sistemas de medios.
La guerra que viene
Los medios de comunicación son un factor de cambio social. En la actualidad, su alta tecnificación tiene como escenario una mayor confluencia entre las nuevas tecnologías y las sociedades organizadas en red. Definir cómo se usan, a quién sirven y bajo que regulación operan, serán focos de muchos conflictos durante las próximas décadas. El caso Assange y Wikileaks, las restricciones gubernamentales de internet o las policías virtuales apuntan en esa dirección.
Democratizar los sistemas de medios es convertir un recurso estratégico en una fuente de desarrollo económico y de igualdad
A la par de la universalización de las nuevas tecnologías, es fundamental impulsar las herramientas que faciliten la educación transmedia y la alfabetización mediática (Media Literacy). Democratizar los sistemas de medios se debe acompañar además de una estrategia de Educomunicación: un salto tecnológico sin un salto pedagógico es un salto al vacío.
Sincronizarnos con las posibilidades de nuestra época es estar a tiempo con la democracia. Democratizar los sistemas de medios es convertir un recurso estratégico en una fuente de desarrollo económico y de igualdad. Nivelar el piso mínimo, incluir a quienes han quedado en las orillas del río digital y abrir espacios concretos para la participación y el ejercicio de derechos es una opción para incrementar el nivel de desarrollo humano. Es tiempo de hacerlo.
Posdata
Tercera Vía no se trata de escribir algo cuando las cosas que ocurren, sino de escribir algo para que ocurran. Es al fin y al cabo, una máquina para mentes inquietas. Seguimos.
CRÉDITOS
Texto: César Alan Ruiz Galicia Ilustraciones: Jonathan Gil Diseño web: Francisco Trejo
1 comentario
Muchas felicidades a Tercera Vía.
En este mundo donde la información también es una mercancía, este medio de comunicación es una alternativa.
Larga vida a Tercera Vía.
Desde Ajusco, muchos saludos combativos