Transmitiendo desde el valle Cholulteca: la lucha de los pueblos en México por comunicar
Este trabajo está dedicado a la memoria de Salvador Olmos García, comunicador comunitario y locutor de radio Un Ñuu Savi en Oaxaca. Salvador fue asesinado el pasado 26 de julio por policías municipales en Huajuapan de León. Aunque el asesinato fue calificado como homicidio doloso, no hay una línea de investigación que apunte a su actividad como locutor en la radio comunitaria.
San Bernardino Tlaxcalancingo es un pueblo situado en el municipio de San Andrés Cholula, una región custodiada por volcanes. Desde el Cerro Acahualtepetzin, uno de los puntos más altos de la comunidad, pueden apreciarse el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, La Malinche y el Citlaltépetl. Este lugar también resalta por su cercanía con la ciudad de Puebla, y aunque pareciera estar a punto de ser devorado por Angelópolis –un complejo comercial y de oficinas de más de 7.8 hectáreas de extensión– el pueblo aún mantiene muchas de sus tradiciones.
Los pobladores, quienes eran los mismos operadores, productores, locutores y administradores de la radio, aprendieron este oficio en la práctica. Después de algunos años al aire, el pueblo vecino de Santa María Zacatepec pidió la ayuda de Axocotzin Radio para echar a andar su propio proyecto. Pronto se dieron cuenta de que había algo que les unía: ambas comunidades veían en la radio una herramienta de organización ante el embate de autoridades y empresas que habían saqueado históricamente a los pueblos Cholultecas. En ese entonces, la instalación del gasoducto Morelos, entre otros proyectos, amenazaban una vez más con una ola de represión a los pueblos en defensa de su territorio.
Ambas radios se dedicaron a la difusión de las problemáticas locales, denunciando las diversas violaciones a los derechos humanos y el despojo que sufrían las comunidades. En palabras de Erik Coyotl, comunicador comunitario que ha participado en radio Axocotzin desde sus inicios: “Estas radios daban otra versión de la información. Nosotros entrevistábamos a la gente que era afectada y no a la autoridad, que era entrevistada por una cadena comercial o por el mismo Estado, donde decían que sólo eran diez los opositores (de los megaproyectos), que eran enemigos del progreso, que no entendían la política y no querían dialogar. O cuando en los medios comerciales se hablaba de feminicidios, decían ‘es que las mujeres se van y luego se hacen víctimas’. En ese contexto hemos ido proyectando la realidad desde las comunidades”.
El 4 de agosto es un día importante para las comunidades Cholultecas en cuanto a usos y costumbres. La gente va a Cholula en peregrinación a dejar ofrendas a la Virgen de los Remedios. Los pueblos se quedan casi vacíos. Ese día de 2014, a comunidades que ya habían padecido el despojo de su agua y de sus tierras, les fue arrebatado también el aire.
Seis elementos de la Policía Federal (PF) y dos funcionarios del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) arribaron al municipio para clausurar ambas radios y decomisar el equipo de transmisión. Elementos de la policía local apoyaron el operativo, cerrando no sólo la calle donde estaban ubicadas las cabinas, sino incluso las entradas principales a la comunidad, con el objetivo de bloquear cualquier acceso.
Cuando los pueblos se quedaron casi vacíos, por la peregrinación en Cholula, les fue arrebatado el aire: hubo allanamiento a las radios
El allanamiento a las radios sembró el miedo. Ante los presos políticos, feminicidios, asesinatos, expropiaciones, las amenazas y la idea de que hacer radio era un delito que podía llevarte a la cárcel, se debilitó la participación. Axocotzin optó por no continuar con el trabajo en señal abierta, y en una asamblea comunitaria, los pobladores decidieron luchar por una concesión. “Es difícil la situación, porque sabes que ese esfuerzo no fue de uno, sino de toda la comunidad, que de alguna manera llegó y aportó $50, $100 o $1000 para poder comprar micrófonos, una consola o lo que fuera. Hay una impotencia, pero en ese momento no podíamos hacer más. Teníamos a cinco compañeros con órdenes de aprehensión y todavía querer jugar al héroe en ese momento, no era una estrategia”, relató Erik.
Por su parte, la radio de Zacatepec volvió a montar el equipo para continuar con las transmisiones. El 30 de mayo de 2015 volvieron a ser clausurados, esta vez por órdenes del edil Filemón Aguilar, quien veía en la radio una amenaza política.
La lucha por el espectro: el largo camino para obtener una concesión
El espectro radioeléctrico suele pasar desapercibido en el imaginario colectivo. Al ser un recurso intangible asociado a una cantidad enorme de tecnicismos, es difícil que genere una empatía similar a la que se produce con bienes como el agua, por ejemplo. Pero al igual que el petróleo, la tierra o cualquier otro recurso, el espectro es una parte vital de nuestra cotidianidad: es por medio suyo que operan los servicios de telecomunicaciones, es decir, las emisoras de radio, las de televisión abierta, la telefonía celular, los sistemas satelitales, las comunicaciones vía internet, las de aeronaves, buques, transporte terrestre, etc.
Su uso y aprovechamiento ideal depende en gran medida de la tecnología y de una regulación que asegure la diversidad de contenidos. Según datos de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) actualmente el 74.95% (1,308) de las frecuencias radiales del país operan bajo un esquema comercial y pertenecen a sólo 23 grupos radiofónicos.
La Reforma en Telecomunicaciones en México formó parte del paquete de reformas estructurales presentadas por el Pacto por México. La actualización y modificación de lo escrito en la Constitución de 1917 era de suma importancia, pues el texto con que se contaba regulaba tecnologías como el telégrafo, que ya no figura como un medio de comunicación.
La reforma fue promulgada el 10 de junio de 2013, y entre sus puntos más polémicos, destacaba el tema de las radios comunitarias. Aunque la mayoría de expertos en el tema reconocieron la importancia del nombramiento jurídico de estas radios dentro de la ley, muchos otros advirtieron que las leyes secundarias atentaban contra el derecho de los pueblos a la información, al dificultar su supervivencia económica, no dar certidumbre jurídica en el procedimiento de otorgamiento de nuevas concesiones y limitar las frecuencias por las que podían transmitir.
Entre otras cosas, la ley prohíbe la comercialización de tiempo aire para su financiamiento, al igual que las donaciones en efectivo y en especie de cualquier entidad que no esté acreditada como donataria ante el Estado mexicano.
En la actualidad, muchas de las radios comunitarias indígenas sobreviven con trabajo voluntario y tequio, que son donaciones de las comunidades, pero la inversión en equipo y para su desarrollo suele ser muy limitada, por lo que enfrentan problemas de sostenibilidad.
Juan Carlos Flores es abogado y tiene ocho años colaborando en diversos procesos de Axocotzin radio. En los últimos años ha fungido como su representante legal. Considera que los cierres a ambas radios hace años fueron arbitrarios, pues en ese entonces el derecho de los pueblos indígenas a administrar un medio ya estaba reconocido en la constitución. Sin embargo, era el estado quien no había establecido los mecanismos necesarios para acceder a una concesión.
Juan Carlos recuerda cómo Axocotzin y Zacatepec radio inicialmente solicitaron dos concesiones por separado, pero les fueron negadas. Ante este panorama, decidieron solicitar una nueva concesión en conjunto para toda la región Cholulteca, que inicialmente también les fue negada por el IFT, bajo el argumento de que no había “disposición espectral”. Según el instituto, la norma técnica 022014 establecía que debía haber una separación entre frecuencia y frecuencia de 800 kilohertz.
“Ante esta respuesta, los compañeros de la radio hicieron un vaciado de las estaciones que hay en la región. Las comparamos con el registro público de frecuencias que existe, vimos que coincide y nos dimos cuenta que por lo menos había cinco frecuencias que sí cumplían con la norma. previamente, por lo que solicitamos un amparo, aunque no promovido por quienes habían solicitado el espectro, sino por otros miembros de la comunidad, pues esta negativa significaba que como pueblo, se nos prohibiera indefinidamente tener nuestro propio medio de comunicación.”, explicó Juan Carlos.
“Eso no lo decía el programa anual de frecuencias. Como pueblos indígenas cada norma de la cual vas a hacer uso, tiene que ser culturalmente adecuada y entendible. Además de que no te fundamentan y no te explican cómo avanzar, te salen con otra disposición. Nos dicen que vamos a interferir con radios de Veracruz, del Estado de México y de Cuernavaca. Cuando revisamos las 80 radios que mencionaron, nos dimos cuenta que 35 tampoco cumplían con la misma disposición que nos estaban exigiendo. En el mismo periodo en el que solicitamos nuestra concesión, en Chignahuapan (un municipio vecino) a una radio comercial le dijeron que sí había disposición”, argumentó Juan.
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Finalmente las radios decidieron interponer un amparo contra la norma por la cual les habían dado la negativa, pues esta no tenía un fundamento técnico, no era culturalmente adecuada para los pueblos y no había pasado por el proceso de consulta al que tienen derechos las comunidades indígenas.
El IFT terminó por rectificar la norma, de 800 khz pasó a 400 khz, lo que ahora permitirá a más radios solicitar el espacio en el espectro. Fue después de esto -el 15 de julio- que el IFT aprobó por fin las concesiones para usar y aprovechar bandas de frecuencias del espectro radioeléctrico para la prestación del servicio público de radiodifusión sonora en FM a las comunidades de San Bernardino Tlaxcalancingo y Santa María Zacatepec. Ese mismo día se aprobó también la transición de un permiso de radiodifusión al régimen de concesión establecido en la nueva ley a la Comunidad de Santa María Tlahuitoltepec, Mixe, Oaxaca. Fue así como estas radios se convirtieron en las primeras en obtener una concesión de uso social indígena en el país.
Por otro lado, viene un proceso de reconfiguración de las radios, pues tendrán que compartir la frecuencia. Aunque pertenecen a la misma región, cada comunidad cuenta con sus propias complejidades y será su deber dialogar y en conjunto crear una nueva barra programática que cumpla con las necesidades y refleje las realidades de ambos pueblos.
Las otras radios comunitarias. La lucha fuera de los esquemas institucionales
En el Ajusco, extremo sudoeste de la Ciudad de México, desde 2012 opera Ajusco Radio, una emisora que cuenta con un transmisor con un alcance de hasta a 2 kilómetros.
Recientemente, Ajusco Radio sufrió un desalojo por parte de las autoridades de la delegación Tlalpan. Sus cabinas estaban ubicadas en el kiosko de Santo Tomás Ajusco, las cuales fueron instaladas con el trabajo voluntario de sus integrantes y con ayuda de una convocatoria pública de un proyecto cultural que ganaron hace un par de años. Por el momento continúan sus transmisiones gracias a una camioneta que les fue donada. Cada día lo hacen desde una calle diferente de la comunidad.
Jazmín Jimeno Montiel es integrante de Ajusco Radio y en entrevista para Tercera Vía explicó que, aunque celebran y apoyan la concesión lograda por otras radios, su camino ha ido por lados diferentes.
Además de no contar con los recursos económicos necesarios para enfrentar el monstruo burocrático del instituto, consideran que la ley no es justa, pues mientras beneficia a los medios comerciales, establece candados para aquellos medios que promueven la diversidad, no pertenecen a ningún partido político, incomodan a las autoridades y ven en estos espacios un medio para articular y organizar a las comunidades. Por estas razones aspiran a que eventualmente se pueda modificar la ley, pues sería entonces cuando considerarían “regularizarse”.
En México sigue imperando un sistema de comunicación hiperconcentrado que entorpece la diversidad y por lo tanto amenaza la democracia. Desde la aparición de la radio y la televisión en México, la relación del Estado con estas empresas ha sido de conflicto y negociación, provocando una simbiosis que tuvo como resultado el fortalecimiento del régimen del partido hegemónico y a su vez un desarrollo monstruoso de las empresas de radiodifusión y telecomunicaciones.
El camino para las radios comunitarias y de uso social es largo y tortuoso. Su dilema es regularizarse, pelear cada resquicio de la ley y en cada etapa del proceso, o mantenerse fuera del esquema de las concesiones, pero expuestos a desalojos, confiscación de equipos e incluso la cárcel.
La postura del IFT es clara, este año fue lanzada la campaña ‘Se busca por robo’. En ella invitan a la ciudadanía a denunciar a las radios “piratas”, pues aseguran que aquellas que transmiten sin concesión “usurpan frecuencias, violan la ley y causan interferencias que pueden ser peligrosas por ejemplo para los aviones”. Por lo que “invitan” a estas radiodifusoras a regularizarse y dejar atrás la ilegalidad.
La Narrativa Audiovisual
Todas las fotos: Annick Donkers
CRÉDITOS
Narrativa: Alexandria Sevilla Diseño web: Francisco Trejo Ilustración original: Jonathan Gil Fotografías: Annick Donkers