¿Qué pasó con el #YoSoy132?

A cuatro años del inicio de movimiento #YoSoy132, algunas personas se preguntan que pasó con él, qué logró, hacía donde dirigió sus luchas o si fue tan sólo una moda pasajera donde la juventud rebelde descargó momentáneamente sus frustraciones contra un sistema que claramente le ha olvidado. Los medios oficialistas, con sus burdas y simples interpretaciones, parecen haber encontrado consenso en la respuesta o, mejor dicho, crearon una respuesta que hacía del movimiento estudiantil otro ejemplo de “vandalismo” universitario que fracasó por su “radicalismo”, pero la realidad como siempre es más compleja y más esperanzadora. Desde mi perspectiva el #YoSoy132 más que un movimiento es una representación que, a partir de un punto de origen bien definido, irradió para penetrar cada espacio del escenario político del país.

El #YoSoy132 encontró vías de distribución en cada rincón de este país, desde aquellos que también rechazaban el regreso de la represión cínica, el despojo de los recursos nacionales, la embestida privatizadora, el desempleo, la pobreza, la fallida “estrategia de seguridad nacional” y hasta los que reconocían en los medios de comunicación una de las peores fuentes de ignorancia y la herramienta más poderosa de manipulación social. Lo que inició como un latido se distribuyó de manera incontrolable en un complejo sistema de arterias que sigue creciendo con nombres e identidades diversas.
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Además de los egos derramados que el poder mediático y político pudo cooptar, el #YoSoy132 se resolvió en una sustancia etérea que se dispersó de múltiples formas, para crear alternativas a lo que tanto condenó. El movimiento estudiantil debía liberarse de la burbuja electoral para echar raíces y fue la incursión represora del “nuevo” PRI, que hoy vemos imparable y que inició desde el primero de Diciembre del 2012, el principal dispersor de las semillas. Es cierto que a partir de ese punto, algunas rutas donde irradiaba esa sustancia colapsaron para desaparecer pero el fenómeno fue tan estocástico que aseguró su permanente actividad.

Muchos de los integrantes del movimiento decidieron crear sus propios espacios para dar salida a sus demandas. Si bien se tiene una larga tradición de proyectos alternativos que encuentran ciertos grados de autonomía, el #YoSoy132 se transfigura en un “boom” de proyectos en activo; se pasó de la protesta a la praxis y como todo fenómeno que evoluciona surgieron nuevas expresiones del ancestro original.
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Muchas asambleas se convirtieron en nuevos latidos y centros de origen de resistencia; desde aquel movimiento muchas personas se involucraron por vez primera en los procesos de construcción autónoma, muchas más se sumaron a procesos de carácter institucional y me atrevo a decir que la mayoría ha continuado su actividad política de alguna forma (incluso manteniendo redes de comunicación virtuales que se convierten en auténticos medios de información independientes).

El movimiento derivó en proyectos de agricultura, medios libres, artes escénicas y audio-visuales, salud, ciencia libre y tecnologías aplicadas, derechos humanos, grupos por la equidad de género, monedas solidarias y sistemas locales de economía alternativa, entre muchas otras propuestas. Y aunque no se puede comparar con lo que aconteció al inicio del movimiento, es evidente que la movilización estudiantil organizada ha retomado impulso porque hoy en día las asambleas estudiantiles son más nutridas gracias a que en el contexto electoral del 2012 surgieron nuevas minorías organizadas que se preocupan por la actividad política de sus centros de estudio en la actualidad.

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Todos esos proyectos, todas esas nuevas alternativas que se intentan (sin importar si fracasan o se mantienen frente a las muchas adversidades que se presentan en un país como el nuestro) son resultado de un mismo encuentro. Incluso muchos, aunque mantienen su propia identidad, sus principios y su agenda particular, siguen en constante comunicación articulándose en cierta medida como un colectivo uniforme. Proyectos que se sumergen en rutas subterráneas y nos avisan una nueva lucha, la de las y los jóvenes que construyen con sus propias manos las alternativas que no encontraron en un mundo abandonado que les abandonó, camaradas que aplican sus conocimientos de manera autónoma y trazan una ruta distinta de lucha. El logro del #YoSoy132 fue salir a las calles, porque ahí en el encuentro y el contacto directo se gesta lo importante.

Texto: Jesús Vergara-Huerta

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