Sensaciones de un quincemayista en la primavera parisina

Fotografía: Manifestación gigante en París contra la “loi travail” (una reforma laboral precarizante, sobre todo para jóvenes).

Ya se realizó una huelga en los transportes, la escuela, etc., y ahora la manifestación. El motivo concreto es la ley, pero hay un gran cabreo general contra el Partido Socialista y deseo de que “algo pase”.

Se piensa intentar una acampada “a la española” al final de la manifestación en la plaza de Republique, aunque el tiempo está muy en contra de la iniciativa. Otros “amigos” apuestan por ocupar directamente los edificios del poder político (la sede del PS, etc.) y atrincherarse dentro. Vamos a ver hasta dónde llega esto. On-y-va!

Primera noche en Republique

El jueves se realizó una tentativa de acampe en Republique y se fue sumando cada vez más gente. A medianoche el centro de la plaza estaba llena a pesar del tiempo malo (mucho frío, viento, lluvia).

Hubo un concierto de la orquesta de la CGT (un amigo anarquista me decía: “son de la CGT, *pero* son muy buenos” y ¡efectivamente!). Había puestos de comida, colectivos ofreciendo sus textos, una enfermería, grupos tratando de discutir cómo continuar bajo improvisadas lonas. Fredric Lordon hizo un discurso muy encendido destacando sobre todo el “sentido de lo común” del movimiento (en lugar de la dispersión corporativista) y su carácter afirmativo y no simplemente reivindicativo.

Sobre todo hay gente muy joven y sin demasiados símbolos identificadores (banderas, consignas, etc.). Muy distinto de lo que viví en el fragmento de la manifestación por el que pasé, muy sindicalizada y previsible. Entre los amigos españoles que nos juntamos medio por azar, se discutía si había un ambiente de fiesta, de pelea o de las dos cosas a la vez.

Escuchando en los distintos grupos que trataban de discutir cómo seguir, me dieron mucha ternura y a la vez me hicieron mucha ilusión las referencias constantes al 15M (los “indignados”, dicen aquí). “Pero, ¿cómo lo hicieron? Fue así. No, no, fue así”. Un poco como hacíamos por aquí con Plaza Tahrir: no sabíamos exactamente qué había pasado, pero era un ejemplo y una referencia inspiradora.

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Otro detalle curioso es que la tentativa de acampe viene de un grupo de personas que se han juntado a partir de la película “Merci, patron”, de François Ruffin, un periodista con mucho tirón que dirige la revista Faquir. Los amigos por aquí tienen muchas reservas críticas con la peli, sobre las condiciones de trabajo en el sector del textil, pero dicen que ha generado sin dudas un proceso bien interesante. Una peli que dispara un movimiento, da qué pensar.

Me entero de que la poli ha desalojado al centenar de personas que ha pasado la noche en la plaza. Se llama hoy a recuperarla de nuevo. No sé de qué me suena a mí todo esto…

Segunda noche en la Republique

Hay unas mil personas, yo diría. Rápidamente se organizan varios grupos: asambleas ciudadanas, logística, acción y comunicación.

La noche anterior había un ambiente de fiesta, pero ahora hay claramente un clima muy decidido de trabajo. En los grupos se repiten los temas: acciones a emprender para extender el movimiento, precauciones a tomar ante otro posible desalojo policial. Voces que hablan de acción, voces que son más sensibles al miedo.

Parece que el colectivo “Convergencia de las luchas” que convocó el primer día se ha disuelto alegremente en la marea de lo que está ocurriendo.

Se habla mucho también de “ir a la banlieue”, de romper la frontera entre el centro y la periferia, entre los estudiantes precarios y los jóvenes excluidos. Pero, ¿cómo?

La referencia al 15M es constante. En la radio se habla de La Republique como “la Puerta del Sol en París”, en los grupos se habla del 15M, se copia la coreografía de gestos con las manos en las asambleas, etc. Para mí es sorprendente, porque he pensado durante mucho tiempo que en Francia no había interesado el 15M. Pero ahora creo que es a los intelectuales y grupos radicales a los que no había interesado. Pero otra cosa es a muchos jóvenes y la gente común. Para ellos es la demostración de que un movimiento masivo y democrático es posible.

En todo caso, el grupo de españoles que andamos por ahí nos preguntamos por la conveniencia de pensar todo el rato desde el 15M. Estamos comparando mucho y eso quizá no es útil para detectar las potencias específicas de lo que está pasando, aunque desde luego tenemos claro que en el 15M hay claves inspiradoras para organizar la acción. ¿Cómo se transmiten? No hay modelo, ni instrucciones que valgan.

Aparece de pronto Domenico Di Siena haciendo streaming y nos preguntamos si hay un uso intenso de las redes como el que se hacía en España. Domenico piensa que no y que sería una manera de contagiar lo que pasa atravesando el silencio de los media tradicionales (en lugar de sólo quejarse de ese silencio). Domenico me cuenta que en Francia no se usa watsap ni telegram habitualmente, se usa aún el sms porque sale gratis. Pablo Lapuente contesta que a su modo los franceses están usando las redes y cita el hashtag #NuitDebout y otros inventos.

Recordamos algo del 15M: la confianza absoluta en que “somos todos”, es decir, que todo el mundo siente y piensa lo mismo con respecto a la corrupción, la crisis-estafa, la democracia ausente, etc. De ahí la importancia de usar palabras comunes, imágenes comunes. No se trata de concienciar o atraer, sino de buscar e interpelar a los otros que son YA son lo mismo que nosotros. ¡Qué importante y potente esa confianza!

¿Interpela lo que pasa en la plaza de Republique al resto de la sociedad? Alguien cuenta que no escucha a nadie hablar de ello en el trabajo, en los transportes. Otro contesta que es aún pronto, prácticamente sólo el primer día. Paciencia, confianza.


La policía desaloja a los que quedan en la plaza a las 6 de la mañana. Hay nuevo llamamiento a volver a Republique esta noche.

(Estas son algunas notas que tomé en conversación con Domenico, Pablo,Ali Garcia, los amigos de Podemos París. Menos mal que siempre se encuentran aliadxs con los que hablar y pensar, cómplices en este caso para traducir los códigos de una realidad que sin el idioma es muy difícil de captar).


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