El papel de lo audiovisual en el arte contemporáneo
El título de este escrito me parece el inicio de una conclusión, y en efecto, lo es. Para poder llegar de manera adecuada a ese enunciado, me parece pertinente hacer una breve reflexión acerca de cuestiones como arte moderno, posmoderno, vanguardias, la idea del autor, la libertad y otros conceptos que se irán vislumbrando conforme avanza la lectura. En términos generales me interesan, por un lado, la motivación histórica del arte en términos de creación, es decir, cómo es el proceso creativo en el arte moderno en comparación con el arte contemporáneo; por otro lado, cómo aterrizar esa motivación y cómo acercarnos a ese proceso no como espectadores, sino como creadores.
¿Cómo y cuándo se define el arte moderno? Si bien esta tiene cabida en la edad moderna, también la tiene en la edad contemporánea. Sin ánimos de discutir sobre fechas precisas, creo que el arte moderno se define en el momento en que la forma y la estética fueron cuestionadas para reinventarse totalmente. Cuando el paradigma del arte giró y presentó nuevos cuestionamientos; ahora bien, cada corriente del arte rompe un paradigma para crear uno nuevo, cierto, pero al hablar de arte moderno, me permito referirme a esta como la hija rebelde del arte. Es importante revisar el aspecto metafísico detrás del arte moderno para contextualizar el papel del autor y la libertad conjugados en la creación (Mansur, 2009). Nos daremos cuenta que el concepto de libertad no viene del arte moderno ni mucho menos del posmoderno, sino de corrientes anteriores que no solamente atañen al campo del arte, sino también y especialmente, al de la filosofía y religión.
Hasta ahora, me he negado la posibilidad de referirme explícitamente a autores, artistas y obras en específico, esto con el fin de hacer una reflexión personal, de interiorizar estas ideas y transformarlas a cómo es que llevamos nuestro proceso creativo.
Imaginemos a la historia como una cronología, dividida en términos generales por la prehistoria, edad antigua, edad media, edad moderna y contemporánea. Así simplemente, sin más. Conforme la vamos partiendo, cada época se hace más y más corta, sin embargo, los acontecimientos dentro de cada una de ellas, son inversamente proporcionales a su duración: entre menos dure la época, más paradigmas se rompen formando otros nuevos. Más corrientes artísticas se han formado en el último siglo y lo que va de este, que en el mismo tiempo, anteriormente ¿A qué se debe esto?
Hemos pasado de las formas clásicas de expresión artística, de la búsqueda de la libertad (presente a lo largo de toda la historia del arte), al rompimiento de estas formas para crear otras nuevas; argumento ingenuo a mi parecer, creo que lo “nuevo” y “original” radica en la mezcolanza de referencias externas y experiencias vividas, plasmadas para crear algo diferente: personal. Es entonces donde entra lo “posmoderno”, cuando esa búsqueda del arte por el arte no se trata solamente de representar apartándose de la realidad, sino de traer cosas pasadas, de recolectar, de representar tu realidad, en un tiempo-espacio determinados.
Cine comercial, cine experimental, cine soviético, expresionismo alemán, impresionismo, dadaísmo, surrealismo, neorrealismo italiano, la nouvelle vague y cualquier forma de expresión audiovisual, en principio, tienen en común que pueden “mostrar lo que otras artes no habían logrado” (Arias, 2006). Efectivamente, el séptimo arte permitió expresarse de formas nunca antes vistas, involucrando diversos aspectos como la imagen en movimiento, el sonido (tiempo después de la creación del cine), aspectos formales y narrativos del cine (Bordwell, Thompson 2003). En general, la posibilidad de crear discurso mediante un aparato multimedia era y es alucinante.
Como en toda arte, el cine tiene corrientes que responden a puntos muy específicos, tal es el caso del cine independiente o experimental, el cual trataba de salir de la norma y de lo que en ese entonces se conocía como comercial. Se proponía un cine que abandonara los estatutos de la historia clásica, que dejara de lado la narrativa conocida para crear algo de carácter personal, con una mirada propia. Dentro de este anhelo de hacer una reflexión, ejemplifico usando a Dziga Vertov con su película-documental El hombre de la cámara. Vertov pretende mostrar otra versión de los hechos, trata de crear su propia versión de la realidad. Ahora veamos el otro lado de la moneda, con una película que si bien rompe con la narrativa tradicional, está hecha dentro de un marco generalmente aceptado, en comparación con El hombre de la cámara. Ingmar Bergman con Persona, es la muestra de cómo “salirse del círculo” estando “dentro de él”; la historia de una famosa y renombrada actriz que sin razón aparente, decide no hablar más. Tanto en términos formales como discursivos, Persona es una dura crítica a la sociedad establecida, a lo convencional y a las normas establecidas; no deja de lado y es dura también con la sociedad que va a contra corriente, con ese grupo de personas que haciendo lo “alternativo” y que a mi punto de vista, queriendo decir mucho, no dicen nada.
Siempre es benéfico para la reflexión, observar los extremos de la realidad, así como analizarla (en la medida de lo posible) dentro y fuera de contexto. Es así, como pasando de una corriente a otra y de un momento histórico a otro, llego al videoarte. Así como el cine revolucionó y cambió la manera de producir y de relacionarse con el mundo en el siglo XX, estoy convencido que el videoarte lo hace y lo hará grandiosamente en el siglo XXI. Hasta hace unos años, la experiencia de presenciar una obra audiovisual, llámese película, documental, video musical o programa de televisión, consistía en sentarse teniendo de frente una pantalla donde se reproducían las imágenes y el audio. El videoarte toma su base en los códigos y forma del cine, abstrayéndolos para crear una representación espacio-temporal totalmente distinta a la del audiovisual clásico. Dejando de lado los términos monetarios, que pueden ser más baratos, dado que la lógica de producción y reproducción de la obra es distinta, el videoarte ofrece distintas posibilidades de ejecución, desde un performance, a una instalación sonora, a un video interactivo, a proyectar imágenes sobre algún monumento o edificio histórico.
Me parece que la aproximación y cuestionamientos que se deben de hacer con respecto al videoarte (y al texto en general), son los de: ¿Qué se quiere decir?, ¿cómo lo diré?, ¿por qué? Al analizar un texto, al plantearse una idea y su realización, al analizar cualquier cosa en general, es de suma importancia siempre estarse cuestionando acerca de ello. Solo así se podrá lograr un producto que verdaderamente valga la pena.
Así como las corrientes artísticas cada vez duran menos, creo que gran parte de ello se debe al poco sustento que tienen; parece ser que cada vez más, los creadores, dicen menos. Creo que el papel de audiovisual en el arte contemporáneo es el mismo papel que tiene la pintura en el romanticismo, que la música en el barroco. Y ese papel (como lo he venido recalcando), es el de la postura analítica y crítica del autor ante el proceso de creación de cualquier obra. El papel de que el espectador no sea un ente pasivo sino activo hacia lo que tiene enfrente.
El papel divino que tiene la obra de arte, el creador y su legitimación es mi otro punto de reflexión ¿Bajo qué normas alguien se considera artista? Ya sea por trayectoria o por “calidad” o “cantidad”, un artista es legitimado por la sociedad, y es en base a estos dos últimos que el arte se abre su camino hoy en día. Esto seguramente, da rienda a un nuevo escrito, al del papel del artista y la sociedad en la legitimación del arte.
Referencias bibliográficas:
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Vanguardias artísticas del siglo XX. Manuscrito no publicado
Vertov, Z. Man with the movie camera. [Película]. 1929