No matrimonio, no citas, no a la maternidad y no al sexo: el movimiento 4B llega a Estados Unidos
La victoria de Donald Trump en Estados Unidos fue recibida como un mensaje contundente por las mujeres progresistas del país: votaron en contra de ellas. El presidente electo está acusado de acoso, se ha propuesto dificultar el acceso al aborto y ha dicho: “Yo le cojo el coño a quien quiera y no va a pasar nada”. Como respuesta, muchas mujeres se unieron al movimiento creado en Corea del Sur: 4B (bi-hon, no matrimonio; bi-yeonae, no citas; bi-chulsan, no a la maternidad; y bi-sex, no al sexo).
La noche del 5 de noviembre de este año, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales, para sorpresa de muchos. El 6 de noviembre, la búsqueda en Google de “4B” alcanzó un máximo histórico según Google Trends. Cientos de mujeres buscaron de qué va este movimiento en medio del hartazgo y la tristeza del resultado. Mientras que el 54% de los hombres votaron por Trump, el 54% de las mujeres votaron por la contendiente demócrata Kamala Harris.
Donald Trump presentó el Proyecto 2025, un documento de 900 páginas en el que propone prohibir la mifepristona, un medicamento utilizado para el aborto, beneficiar a credos religiosos, restringir derechos individuales, desregularizar políticas ambientales y promover la producción de combustibles fósiles. Además, el presidente electo planea cumplir una de sus promesas más emblemáticas: finalizar el muro en la frontera con México y comenzar las deportaciones masivas.
Muchas personas de izquierda y progresistas están decepcionadas con el giro de los acontecimientos y están tomando medidas para volver a sentirse en control. Entre ellas, el movimiento 4B.
“Los hombres jóvenes esperan sexo, pero también quieren que no tengamos acceso al aborto”, se quejó una chica de 21 años entrevistada por PBS News. En TikTok se han vuelto muy populares videos en los que chicos de 20 años hacen recomendaciones para tener sexo con mujeres más liberales que ellos y esconder su apoyo a Trump al mismo tiempo. También abundan videos de chicos de 13 años que les dicen a sus compañeras en la escuela: “Tu cuerpo, mi decisión”.
Frase que tomaron de un video del comentarista supremacista blanco Nick Fuentes, en el que dice: “Hey perra, controlamos tu cuerpo”, entre risas. “Los hombres ganan otra vez, nunca va a haber una mujer presidente. Te mantendremos abajo para siempre, nunca controlarás tu propio cuerpo. Tu cuerpo, mi decisión”.
Grupos de padres se han quejado de que sus hijas son recibidas en la escuela por compañeros que corean esta frase una y otra vez. Es obvio que ante esta ola de odio, que muchas veces son solo “bromas” (la gente ya no tiene sentido del humor, dicen), las mujeres se lo tomen personal. Están enojadas, no solo con la victoria de Donald Trump, sino con el despliegue de misoginia en redes sociales.
En X, muchas usuarias empezaron a invitar a otras a unirse al movimiento: “Mujeres, tenemos que empezar a considerar el movimiento 4B como hicieron las mujeres en Corea del Sur y dar a Estados Unidos una reducción drástica de la tasa de natalidad: nada de matrimonios, nada de partos, nada de citas con hombres, nada de sexo con hombres”.
Muchas mujeres también se raparon para protestar en contra de los estereotipos de belleza o parecer menos atractivas. Otras publicaron videos en los que anuncian que cortaron con sus novios republicanos y piensan unirse al movimiento 4B.
Jon Miller, un antiguo periodista en el medio The Blaze, publicó en X: “Las mujeres están amenazando con una huelga sexual. LMAO, como si fuera su elección”. El tweet tiene 89 millones de visualizaciones. En su perfil, Jon Miller se describe como “Periodista veterano – Católico – Moderado – Comentador político imparcial y equilibrado”.
El movimiento 4B existe desde 2010, pero cobró más visibilidad en 2016, cuando un hombre mató a una mujer cerca de la estación Gangnam en Seúl. El móvil del crimen era que las mujeres lo habían ignorado toda su vida.
Corea del Sur es un país difícil si eres mujer. La brecha salarial es del 30%. Se cometen 3.4 crímenes sexuales por hora, lo cual equivale a 80 por día. De 2022 a 2023, hubo un incremento del 15% en las violaciones. En el trabajo, una de cada cuatro mujeres ha afirmado que ha sido acosada, y el 15% fue violada o abusada sexualmente. Además, el 90% de los crímenes violentos son cometidos contra mujeres, según Foreign Policy.
Desde 2010, es común que en los baños públicos y los hoteles se instalen cámaras escondidas que graban a las mujeres. Después venden estos videos en sitios porno. A esta práctica se le llamó Molka, y en 2019 se recibían 18 denuncias diarias por violación de privacidad, aunque solo el 2% de los casos fueron castigados.
Ante este panorama, y como forma de protesta, muchas mujeres coreanas se han unido al movimiento 4B. No quieren correr el riesgo de entablar una relación íntima con los hombres. No quieren exponerse a cualquier tipo de violencia, ya que el 0.78% de las denuncias de crímenes sexuales son respondidas con demandas por difamación. El castigo por difamar en Corea es de 10 años, una pena mucho más alta que en otros países.
Tanto en Estados Unidos como en Corea del Sur, abstenerse de tener sexo y relaciones con los hombres es una forma de protesta ante una situación de violencia. Las mujeres tal vez no tengan control sobre los giros políticos, el sistema patriarcal o la violencia, pero demandan el control sobre su cuerpo y su capacidad de decidir.
Huelgas de sexo
A lo largo de los siglos, las mujeres han recurrido a la abstinencia sexual para protestar. A estas movilizaciones se les llama huelgas sexuales o de piernas cruzadas.
El filósofo Aristófanes inventó el concepto de huelga de sexo en el siglo IV a.C. en su obra de teatro Lisístrata. La protagonista, que le da nombre a la obra, está cansada de las muertes y de las ausencias de su esposo, que luchaba en la guerra del Peloponeso. Así que organiza a las mujeres de ambos bandos para abstenerse de tener relaciones sexuales cuando sus maridos visiten la casa. Al poco tiempo de comenzar la huelga, los países que llevaban años en conflicto firman la paz.
Aunque este relato es ficción, las huelgas de sexo han sucedido y recientemente. En Liberia, en 2003, Leymah Gbowee y la asociación Women of Liberia Mass Action for Peace organizaron a las mujeres para protestar por la paz. Una de las medidas que tomaron fue una huelga de sexo, que sirvió para persuadir a los hombres a terminar con el conflicto. La Segunda Guerra Civil Liberiana, que comenzó en 1999, dejó 50 mil muertos en cuatro años. Poco después de la movilización masiva de mujeres, tanto cristianas como musulmanas, se resolvió el conflicto y el país tuvo a su primera presidenta mujer, Ellen Johnson Sirleaf, quien ganó el Premio Nobel de la Paz junto con Leymah Gbowee en 2011.
En Kenia, en 2009, la esposa del entonces presidente, Lucy Kibaki, y la esposa del primer ministro, Ida Odinga, organizaron otra huelga de sexo, que duraría una semana, para reconciliar las fuerzas políticas. El año anterior, la disconformidad entre grupos políticos dejó un saldo de 1500 muertos. Las líderes de la huelga incluso se ofrecieron a pagar a las prostitutas por los días de trabajo perdidos.
“Las grandes decisiones se toman en las charlas de alcoba, por eso les pedimos a las esposas del presidente y del primer ministro que hablen con sus maridos y les pregunten si realmente han hecho todo lo que podían hacer por Kenia”, declaró Patricia Nyaundi, directora ejecutiva de la Federación de Mujeres Abogadas.
En septiembre de 2006, las novias y esposas de pandilleros en Pereira, Colombia, emprendieron una huelga de piernas cruzadas para que sus parejas entregaran las armas. La portavoz, Jennifer Bayer, dijo que muchos de los jóvenes se unían a las pandillas con la motivación de parecer más atractivos. Los enfrentamientos cobraron 476 vidas. Anteriormente, en 1997, el Jefe de las Fuerzas Militares de Colombia había intentado convocar una huelga de sexo entre las parejas de los grupos guerrilleros para acabar con la violencia. Sin embargo, los guerrilleros se rieron y dijeron que había más de 2 mil mujeres en sus filas. En 2010, debido a los esfuerzos de la sociedad, la ciudad mostró un descenso del 26% en la inseguridad.
Históricamente, las huelgas de sexo han servido para mostrar disconformidad. Sin embargo, es cierto que estas huelgas, como bien lo señaló la usuaria en Instagram Audrey Knows, conllevan una carga problemática. Las huelgas de piernas cruzadas implican: (1) que todo sexo con hombres es consensuado; (2) que los hombres son el problema, cuando muchas mujeres heterosexuales son cómplices de las actuales situaciones políticas por diversas razones; y (3) que el resultado de un movimiento de protesta sexual sería la inconformidad de los hombres, en lugar de un aumento en la violencia a mujeres más vulnerables.
Además, parten del supuesto de que el deseo de los hombres es mayor que el de las mujeres y excluyen de la protesta a quienes no practican sexo heterosexual. En Corea del Sur, donde las prácticas patriarcales están más consolidadas que en Estados Unidos, me parece que tiene más sentido la huelga sexual.
Existe el riesgo de que, en lugar de que el movimiento se entienda como una forma de protesta, se radicalice y polarice aún más el país.
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En muchos países, hay una brecha ideológica cada vez más acentuada entre hombres y mujeres. En Corea del Sur, los hombres de 18 a 29 años son cada vez más conservadores, mientras que las mujeres se vuelven más progresistas, según Financial Times. En este país, los números de matrimonios han decaído en los últimos años y la tasa de natalidad es la más baja a nivel mundial. En 2020, las muertes superaron los nacimientos. Aunque esta brecha ideológica no es el único causante de esta situación, el actual presidente Yoon Suk-yeol culpó al feminismo por evitar el establecimiento de relaciones sanas entre hombres y mujeres.
En menor medida, esta tendencia se replica en Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido. Las mujeres son más progresistas que sus madres o abuelas, y los hombres, en cambio, son más conservadores que sus padres o abuelos.
Muchos de los artículos que leí para explicar el movimiento consideran que el 4B es una medida radical. Los periodistas de CBC News lo compararon con los Incel (involuntary celibacy), que son grupos de hombres supremacistas que promueven discursos de odio hacia las mujeres porque quieren tener sexo pero no pueden.
Muchas feministas en Corea del Sur se identifican como radicales, por lo cual tendrían mucho que debatir con las feministas de Estados Unidos. Sin embargo, las huelgas sexuales en sí no me parecen radicales. No me parecen tan escandalosas como el hecho de que los feminicidios y las violaciones están en aumento, o que en 2024 grupos conservadores legislen sobre los cuerpos de las mujeres. En panoramas tan violentos como los que vivimos, abstenerse de tener sexo —que, al final, no le hace daño a nadie— me parece una protesta legítima. Los medios de comunicación una vez más responsabilizan a las mujeres, las acusan de radicalizar aún más la política, y sin embargo, habría que poner atención a las causas de sus protestas. Y hacer las cuentas de qué es más grave.