Falacias y elecciones: “el abstencionismo”

#VueltayVuelta, una columna de Carlos Aguirre


En tiempos donde el COVID era desconocido Mark Lilla y Silva Herzog escribieron sobre los filósofos y comentaristas futurólogos. Lilla decía que “la historia de la humanidad es la historia de la impaciencia”, queremos saber el futuro hoy. Y Silva Herzog parafraseando a Lilla decía que debemos de tener un poco de humildad y reconocer que no podemos predecir el futuro y que lo que vivimos es una incertidumbre permanente.

Traigo a colación estas ideas porque en los medios circulan los vaticinios de un abstencionismo electoral “histórico” ocasionado por la inseguridad y la pandemia. Sin más datos más que el lugar común donde la inseguridad y la pandemia provocan baja participación. 

En un análisis que presenté en el Encuentro de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, sobre los municipios con más altos índices delictivos y la participación electoral no se encontró ninguna tendencia que afirmara que los municipios más violentos sean los de más baja participación electoral.

Incluso pueden existir inferencias contrarias, por ejemplo en Jalisco entre los municipios de más alta participación destacan Cuautitlán de García Barragán, Bolaños y San Sebastián del Oeste, regiones del estado de Jalisco, caracterizadas por niveles considerados de violencia. 

Además de ello, se ha señalada que por efectos de la pandemia habrá un nivel bajo de participación sin considerar que la tendencia de muertes y contagios es evidentemente a la baja, que la etapa de vacunación avanza en nuestro país y que en otros lugares con pandemia activa ha habido incluso incrementos considerables en la participación electoral como en Corea del Sur o en Madrid donde tuvieron un incremento de hasta 11 puntos porcentuales según El País.

En el caso de México, las elecciones en Hidalgo y Coahuila, si bien tuvieron “baja” participación, esta no fue en discordancia con las más recientes elecciones locales en esos estados. No hay estudios que concluyan directamente que la participación electoral se ve afectada o disminuida por la pandemia, por el contrario hay algunas inferencias que nos dicen que podría ser incluso mayor. 

Es tentador constituirnos como predictores del futuro, sin embargo, por responsabilidad moral y social, tanto opinólogos como medios y especialistas deberían apegarse a hechos y análisis científicos con un nivel de seriedad y no a suposiciones. Por el momento el mejor mensaje que podemos enviar es que para decidir las mejores propuestas para solucionar la inseguridad y la crisis post pandémica, debemos iniciar por el voto y no por la abstención. 

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