¿Vale la pena extinguir los fideicomisos? Spoiler: No
Esto no es una parodia, ni es El Deforma, es real:
La bancada de Morena planea extinguir los fideicomisos que apoyan institutos como el CIDE o el Mora, así como la producción cinematográfica. Los argumentos, dictados desde Palacio Nacional, hablan de corrupción y mal uso del recurso en algunos casos. Dice la nota de Proceso:
Las extinción de los fideicomisos no representa retirar recursos para beneficiar deportistas, artistas, científicos, cineastas, entre otras funciones, aseguró hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En su alocución al respecto garantizó que la entrega de apoyos será entera, absoluta, pero añadió: “queremos revisar para que no haya aviadores, pero no significa que no nos importa la ciencia, la cultura, el deporte… no. Tan nos importa que queremos que no haya corrupción”.
Como en otras ocasiones, el mandatario se refirió a la autonomía y descontrol que existe en fideicomisos, a los que atribuyó falta de transparencia en el manejo de fondos.
Aunque la medida del presidente pudiera encontrar una aceptación popular debido a situaciones como la de la imagen que abre este blog, vale la pena reflexionar un momento sobre la importancia de este fideicomiso.
En Letras Libres, un artículo de Pablo Mijangos y González, abunda al respecto sobre la naturaleza y misión de los servicios públicos:
El caso de los fideicomisos de ciencia y tecnología es muy claro. Por su propia naturaleza, las labores de investigación científica se llevan a cabo bajo la premisa de su continuidad en el mediano y largo plazo.
Las investigaciones sobre las proteínas de un virus que afecta a los murciélagos, el desarrollo de herramientas digitales para el cálculo de riesgos por el cambio climático, o la elaboración de un compendio histórico de la evolución territorial de los municipios mexicanos (por citar algunos ejemplos) son tareas de una enorme complejidad intelectual que requieren personal altamente calificado y que suelen requerir muchos años de trabajo.
De igual manera, los programas de posgrado para la formación de ese mismo personal –maestrías y doctorados de alta especialidad– se gestionan bajo la premisa de la continuidad de las becas multianuales y, sobre todo, de los recursos necesarios para sostener su funcionamiento (bibliotecas, laboratorios, equipo de cómputo, publicaciones, acceso a revistas y bases de datos especializadas, etcétera).
PARA LEER
Una reforma fiscal y en el replanteamiento de las prioridades del gasto público. La extinción de los fideicomisos es una salida demasiado fácil a los desafíos de la hacienda pública, pues sus beneficios serán pequeños y fugaces y sin embargo tendrá costos enormes en el mediano y largo plazo.
El texto completo de González, que tiene la gran pregunta ¿vale la pena extinguir los fideicomisos? puede leerse aquí (Spoiler: No).
Posdata
Y para salir del centro, en Proyecto Puente hay un texto amplio, aplicado solamente a Sonora, sobre lo que se perdería con la extinción de los fideicomisos.