La Boquilla: Agricultores de Chihuahua enfrentan a la Guardia Nacional para recuperar el agua

Por Colectivo Alterius

Desde hace tiempo, productores agrícolas del estado de Chihuahua han protestado por la falta de agua para sus riegos, pero la semana pasada llegaron a un acuerdo que la Comisión Nacional de Agua (Conagua) incumplió al aumentar la extracción de la presa La Boquilla para cumplir con el Tratado Internacional de Aguas, firmado en 1944 entre México y Estados Unidos.

El conflicto se originó el domingo pasado cuando la Comisión Nacional del Agua (Conagua) incrementó la extracción de 30 metros cúbicos por segundo de agua de la presa La Boquilla, ubicada en el municipio de San Francisco de Conchos, Chihuahua.

Como reportó el medio Raichali Noticias, a finales de Julio la GN ya había disparado contra agricultores que pretendían recuperar el agua. Una nota que tuvo poco impacto mediático, pero ahora cerca de cinco mil agricultores y pobladores del centro sur de Chihuahua expulsaron a cientos de elementos de la Guardia Nacional (GN) que resguardaban la presa La Boquilla. Los campesinos recuperaron la presa y obligaron a los elementos de la GN que resguardaban la zona a desalojar el recinto, no sin antes tener un enfrentamiento en el que los uniformados trataron de disipar al colectivo con gas lacrimógeno.

Según los agricultores, la toma de la presa se debe a que por cumplir con ese tratado, el Gobierno Federal condena a 52 de los 67 municipios del estado a la sequía

La disputa por el agua en esta presa se da en un contexto de confrontación entre Javier Corral, gobernador de Chihuahua que pertenece a la llamada Alianza Federalista, y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). La torpeza y los intereses de ambos funcionarios ha impedido que la demanda de los agricultores y los pobladores de Chihuahua llegué a las instancias adecuadas. En los discursos de ambos políticos se puede reconocer la constante de una gestión marcada por el maniqueísmo y la mezquindad propia de las élites partidistas, mientras los grupos organizados desde abajo padecen las consecuencias y construyen las resistencias.

Por un lado AMLO, busca solventar las obligaciones de un tratado en donde México recibe cuatro veces más agua del Río Colorado de la que contribuye al área del Río Bravo (o Grande), asegurando que la nación cuenta con suficiente agua en sus presas para abastecer a los agricultores locales y cubrir su deuda, que se ha acumulado con el paso de los años.

En su discurso no hay espacio para analizar el uso del agua en nuestro país, que suele ser utilizada por empresas extractivistas. Pero más allá de esto, la sola respuesta de los agricultores contradice el discurso de Obrador, que parece no considerar los efectos reales de sus decisiones y desestima la lucha de los pueblos, tanto del Norte como del Sur, con la misma narrativa de siempre al señalar a todas las voces críticas de su Gobierno como “conservadores de la derecha neoliberal”.

Por su parte Corral aprovecha el conflicto para capitalizar políticamente y fortalecer la ocurrencia de la Alianza Federalista, una élite de gobernadores marcados por la corrupción que buscan insertar una idea de resistencia democrática, con miras a recuperar un contrapeso en el juego electoral frente a la maquinaria de Morena.

En todas las presas de Chihuaha hay grupos de agricultores que denuncian la militarización de las presas de la zona. El conflicto también revela que la configuración de la Guardia Nacional tiene fines de control territorial, desplegándola en territorios clave para dar continuidad a la cultura del despojo; ya sea en la zona sur (donde opera el llamado Tren Maya y el proyecto transístmico) o en el norte (donde cabe esperar que el conflicto por el agua se recrudezca en los próximos días).