Letras que espabilan

“Se Inyectan “Asteroides” es una columna de Emmanuel Medina


Es un lugar común en estos días de encierro, o “distancia social” que le llaman desde el gobierno para que no nos sintamos como animales en jaulas, que si no sales con un curso tomado en YouTube de chino mandarín, o experto en postres escandinavos o atleta de alto rendimiento, entrenado por tan solo caminar cuatro horas de la sala a tu recamara, es que no aprendiste nada de la pandemia y sólo perdiste, miserablemente, tu tiempo.

En esta columna no somos tan ambiciosos: al menos, no pido de mi lectora o lector más de lo que jamás haría.

Ni camino más de 15 minutos de la sala a la cocina, ni se cómo prender un horno, para crear un pastel de plátano y, con trabajos, hablo el español que escupen en las redes los filósofos del apocalipsis: lo que mejor se hacer es leer libros y, aportando un grano de arena al insufrible reloj que no avanza para que recuperemos una vaga normalidad, les propongo cinco lecturas para meterse a nadar en sus aguas de letras y comas, y olvidarse de las goteras emocionales que nos deja esta tormenta de cifras, tapabocas y confinamiento.


“Riesgos de los Viajes en el Tiempo”, 
de Joyce Carol Oates; editado en Alfaguara

Leer distopías está de moda: vivimos en una suerte de ella, aunque con virus en lugar de tiranías salvajes o futuros inciertos. En esta novela, la intrigante novelista y crítica literaria, nacida en Nueva York en 1938 y perpetua candidata al Premio Nobel, nos lleva a un futuro posible en donde las faltas humanas, en una sociedad de opresión asfixiante, son castigadas con el envío del infractor al exilio, en algún lugar del pasado humano, para no volver jamás a ver a tus seres amados.

La protagonista, Adriane Strohl, no alcanza aún los 18 años y su “castigo” es una reflexión poderosa sobre actos y consecuencias: una fábula intrigante con muchas lecturas escondidas, marca indeleble de la escritura poderosa de Joyce Carol Oates.

Un libro conmovedor y desconcertante, escondido bajo la etiqueta de ¿ciencia ficción?

_____

_____

“Mujeres Que Matan”,
De Alberto Barrera Tyska, editado en Random House Mondadori

Solo en marzo, en las primeras semanas de la pandemia, se recibieron en los teléfonos de ayuda, 26,171 llamadas relacionadas con agresiones contra la mujer, según reporta el sitio de noticias, infobae: otro hecho terrible bajo el que se tiene que vivir, encerradas, ellas, con su agresor, como consecuencia de la cuarentena.

Justo en un clima similar de opresión humana, Alberto Barrera, escritor venelozano nacido en Caracas hace 60 años, disecciona la naturaleza femenina en un mundo totalitario y su forma de liberarse: un historia dura como el hielo y, entrañable y cálida bajo su superficie, donde el poder de los libros y un club de lectura impulsa a la liberación de cinco mujeres, aunque su libertad no siempre signifique, como en los cuentos de hadas, un “felices para siempre”.

Una novela imprescindible de la actualidad latinoamericana, que invita a pensar en derechos humanos y emocionales.

“Casas Vacías”,
De Brenda Navarro, editada en Sexto Piso

También sobre femineidades fragmentadas y la maternidad como una lucha campal, entre dos mujeres atormentadas, que se disputan a un niño, robado en un parque, y criado como trofeo, por una, y como invisible herida, por la otra: visión estremecedora de la joven escritora mexicana, nacida en 1982, y que también es la lider del proyecto editorial “Enjambre Literario” y que, por si fuera poco, ostenta un máster de Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía, por la Universidad de Barcelona.

Editada originalmente en 2018, en la Editorial Kaja Negra y reeditada por la arriesgada casa editorial mexicana, Sexto Piso, el año pasado, la creadora confiesa, en entrevista, que “(Casas Vacías) es una historia del contexto que viven las mujeres mexicanas, que pueden ser o no madres”.

Pertinente, más que nunca en los días que vivimos, esta novela sacude hasta la entraña y muestra una narrativa femenina “Made in México”, con mejor salud que nuestro Sistema de Salud, si se me permite la irónica similitud.

“Memorias de una Osa Polar”,
De Yoko Tawada, editada en Anagrama

La abuela, Tosca y Knut: tres generaciones de un linaje de osos polares que nacieron en cautiverio y ven la vida humana pasar ante sus ojos, bajo los regímenes socialistas, de mitad de siglo pasado en una Alemania dividida por un muro y fragmentada por sus posiciones políticas.

Estos tres osos reflexionan, ¡escriben!, se enamoran de humanos y se permiten diseccionar su vida ante los ojos del lector, como una “biografía”, contada a tres bandas, en una novela intensa y dulce, poderosa y reflexiva que escribe, como un enorme haikú, la narradora japonesa Yoko Tawada, nacida en Tokio en 1960, y que reside actualmente en la capital alemana.

“Su novela se presenta así como un extraño híbrido funcional entre el clásico Rebelión en la granja (1945) de George Orwell y el exitoso Firmin (2006) de Sam Savage”, escribió del libro el crítico literario Fran G. Matute, ante la aparición de esta desbordante narración de tintes cultos donde la naturaleza animal reclama su lugar, ante la existencia humana. ¿Han visto, por cierto, cuántos animales salvajes pululan en las calles vacías estos días?
 
“Que Nadie Duerma”,
De Juan José Millás, editada en Alfaguara 


Recomendable, como todo lo que escribe el brillante “Juanjo” Millás, esta novela de aires góticos y banda sonora, escondida entre sus páginas, nos demuestra que, desde el otro lado del charco, se produce la narrativa más inquietante y perturbadora que se produce en nuestro idioma.

El renombrado autor valenciano, nacido en 1946, construye, con paciencia y sabrosas vueltas de tuercas, una historia de amor y horror, al mismo tiempo, con el pretexto de la hermosa aria ‘Nessun Dorma’ y la princesa protagonista, Turandot; “reencarnada”, en su libro, en la perturbada protagonista, Lucía, taxista, enamorada de un “fantasma” y “falsa gorda”.

Una narración que, escondida en un cuento naturalista, guarda una buena dosis de magia y bruma, a partes iguales, porque ‘algo va a suceder’.
Siempre.


Escucha nuestro podcast



Previo

Por ti me ha dado por llorar: Oscar Chávez muere de Covid

Siguiente

Un hijo de Bartlett vendió ventiladores a sobreprecio, se defiende diciendo que CDMX los compra aún más caros