Olinka: lealtad ante todo. 

Olinka es la más reciente novela de Antonio Ortuño y en algunas reseñas publicadas había leído, previo a lectura del libro que Olinka era sobre la esencia de Guadalajara. Sí es eso o sobre la corrupción, que el tema central de la novela era corrupción y también puede ser, o sobre la libertad plena y también hay algo de eso. Pero como toda obra de arte, el libro es lo que el lector decida que sea y para mí, Olinka es sobre la lealtad. 

Antes de escribir esta reseña tenía dos opciones u Olinka era sobre la búsqueda del padre o sobre la lealtad, me aprece que es más sobre la segunda, aunque la primera es central en la novela. Esta reseña no va sobre el estilo, humor, olfato y calidad literaria que sobra escribirlo y muchos ya lo han dicho sobre Ortuño, sino sobre las sensaciones que me generó y los debates que creó en mi cabeza. 

En primer lugar, uno siempre está en la búsqueda del padre, un amigo mío afirma con muy pocos datos más que los de su experiencia como psicólogo, que el padre en las personas tiene un lugar insustituible, su ausencia es más dramática que la de la madre, por alguna razón que mi amigo no explica. Es en esencia algo que todos los humanos buscamos, quienes no tienen padre, lo buscan en sus jefes, en sus amigos o en sus compañeros de trabajo, a quienes se le murió u otros que tienen una situación particular, siempre se busca al padre.

Olinka me puso a pensar, que uno no puede vivir permanentemente la vida de sus padres o de quien pensemos que sea nuestro padre
Incluso creo que quienes tienen al suyo, lo buscan de manera permanente hasta encontrarlo, hasta tenerlo, hasta poseerlo al cien por ciento en su atención y cariño. Pero Olinka me puso a pensar, que uno no puede vivir permanentemente la vida de sus padres o de quien pensemos que sea nuestro padre, Blanco, el personaje principal, quizá pecó en eso, vivió la vida del que creyó que era su padre. Uno tiene que vivir su propia vida, gracias a sus padres o a pesar de sus padres. También esta idea se alimentó con una conversación que tuve sobre otro amigo sobre los textos de las hijas de Julio Scherer, qué difícil es ser hijo o hija de un personaje así: ¿cómo se vive ser hijo?, ¿cómo se vive la búsqueda del padre?

En segundo lugar, sobre la lealtad, sobre lo que creo que esencialmente es Olinka, la lealtad a una idea, a nosotros mismos y a los que creemos que son los nuestros. La lealtad es una actitud deseable, en todos los ámbitos uno pide lealtad a los suyos, en las familias nuestros padres nos piden lealtad, nosotros le pedimos lealtad a nuestros hermanos, a nuestros hijos, a nuestros tíos o a nuestros primos, depende del vínculo personal cada quien.

Uno sabe que en ese momento, cuando apelemos a la lealtad, ahí, como manifestación divina, estará. 
En el trabajo, cualquiera que este sea, nuestros compañeros nos piden lealtad, nuestros jefes y si es en política, la lealtad va de la mano con otras actitudes que implican compromiso o amistad; no en todos los casos, en la política se demuestra la lealtad con la amistad. La lealtad a las ideas, la más difícil, ¿cómo uno es leal a lo que piensa?, ¿se puede ser leal a lo que piensas de por vida?, yo creo que en el fondo hay ciertos principios y motivaciones que no pueden modificarse, pero hay pensamientos que pueden transformarse, es decir: cuando un hombre pasa de no ganar dinero a ganar mucho dinero, hay cosas que se le es permitido cambiar, pero hay otras que no puede cambiar. O en el caso de Olinka, cuando uno pasa en la cárcel mucho tiempo por lealtad, hay algunas cosas que cambian y otras no. Incluso la lealtad en muchas ocasiones puede estar encima de la ley, cuando cometes un crimen junto a la persona que más amas, ¿qué pesa más?, ¿la lealtad o la justicia? Olinka es sobre el tipo de lealtad inquebrantable. Incluso, la lealtad, la mayoría de las veces parece invisible, uno sabe quién le es leal y quién no, aunque haya dejado de ser de su equipo de trabajo, o aunque haya un divorcio de por medio, uno sabe que en ese momento, cuando apelemos a la lealtad, ahí, como manifestación divina, estará. 

El Teatro Degollado en Guadalajara es coronado por una célebre frase: “Que nunca llegue el rumor de la discordia”, esta frase es mencionada en la novela, la mayor tragedia que pudiera pasar, se imaginaba el protagonista es que llegara el rumor de la discordia y la lealtad no fuera suficiente; pero lo es. 

En medio de la narración, quienes vivimos en Guadalajara, tuvimos una experiencia distinta con Olinka, además, la leí en temporada navideña, cuando sucede todo. 

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