Los dos Papas: Bergoglio, idealizado; Ratzinger, menospreciado

Son vacaciones y me puse a ver la serie de Netflix “Los dos Papas”, esperando ver los diálogos profundos y electrizantes que el trailer prometía. La verdad es que quedé muy decepcionado.

Es increíble que nos vendan como “una ficción basada en hechos reales” algo que no tiene el mínimo rigor. Lo que nos presentan es a un Ratzinger ambicioso, conservador, mezquino e intelectualmente limitado en contraposición a un Bergoglio brillante, reformista y valiente. En los diálogos imaginarios entablados entre ambos, el argentino termina siempre avante. Ratzinger aparece como un tipo serio y necio; Bergoglio, ingenioso y alegre.

La realidad es muy diferente. Ratzinger es uno de los grandes teólogos de la iglesia católica de la segunda mitad del siglo XX. Bergoglio, por su parte, tiene su fuerte en su innegable carisma, pero para ser francos es difícil imaginar que venza intelectualmente con facilidad a un hombre de la envergadura de Raztinger. Que presenten al actual Papa como un tipo cándido, por otro lado, tampoco ayuda mucho a su imagen. El mensaje sería que sólo hace falta ser bueno para reformar la crisis de la cristiandad, cuando las habilidades que necesita tener un Papa a lo largo de la historia son mucho más demandantes.

Por otro lado, se da por hecho que el problema al interior de la cristiandad se debate entre reformistas y conservadores, entre dogma y ciencia, entre severidad y frescura. Se olvidan problemas de fondo, como su relación con otros credos, sus casos de sacerdotes pedófilos y los problemas de las cuentas en el seno del vaticano.

En fin, aunque es un documental entretenido, lo cierto es que estamos ante más de lo mismo: llevar todo a izquierda y derecha, cuando el dilema central de la iglesia hoy es evangelizarse o mundanizarse. En cualquier caso, usted, lector, tendrá la mejor opinión. ¡Feliz año!