Los mexicanos no están a favor de las corridas de toros, revela sondeo

Solo ocho países en el mundo tienen corridas de toros. México es uno de estos. ¿Ves el patrón?

Incluso, en nuestro país existe una serie de gobernadores y políticos que se presumen como taurinos, siendo hasta material de popularidad con electores o de capital político el que se les vea en los recintos taurinos (plazas de toros, pues) junto a otros individuos de poder.

Usualmente, las corridas de toros en algún punto de su proceso (crianza del animal, impuestos del inmueble, promoción y difusión) cuentan con apoyos y subsidios gubernamentales. Ayuda pública para el gusto excluyente de unos cuantos.

Aún si fueran algo tan masivo como el futbol, resulta que las corridas de toros son un acto cruel disfrazado de tradición. Ahora, estas suposiciones estarían fundamentadas según un sondeo de Reforma que revela el disgusto de los mexicanos por las corridas de toros, a propósito de la declaración del presidente López Obrador acerca de prohibirlas si una consulta popular así lo decidiera. 

Como contexto sobre lo poco común de las corridas de toros a nivel mundial, retomamos de una nota nuestra de hace unos meses:

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Aunque para un nicho el gusto por la denominada fiesta brava pudiera parecer algo generalizado, de masas (como el fútbol) y popular, la verdad es que el gusto por ir a Los Toros es más bien el gusto de algunos cuantos. Para muestra, algunos datos:

  • Sólo en estos ocho país se práctica este espectáculo: Venezuela, Colombia, España, México, Portugal, Perú, Ecuador, y Francia. Seis donde se habla español, como herencia de la conquista, y otros dos países que comparte la peculiaridad de ser tener una lengua latina. Trasciende que naciones con culturas similares como Argentina o Chile actualmente no lleven a cabo corridas de toros.
  • Ya dentro de México, tampoco es que cada estado tenga una masa notable de aficionados a los toros. Incluso Sonora, Guerrero y Coahuila ya prohibieron las corridas. ¿El norte a la vanguardia?
  • Las entidades donde, por gestiones gobernantes y legisladores más que una petición del grueso de los habitantes, se defiende la fiesta brava son siete: Aguascalientes, Tlaxcala, Hidalgo, Querétaro, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas

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