Cultura de paz y migrantes en un México violento

La cultura de paz se refiere a los valores y conductas que permiten prevenir situaciones de conflicto, así como a la manera pacífica de resolver pugnas o disputas que se presentan en las interacciones sociales.

México tiene un rezago importante en la agenda de paz: por eso se localiza en el lugar 140 en el Global Peace Index. Esto es grave considerando que son 163 los países evaluados. Cabe destacar que algunas de las variables que se consideran para medir este indicador son: número de homicidios, número de personas encarceladas y nivel de respeto por los derechos humanos.

Este 2018, además, es el año más violento del que se tenga registro: ejecuciones, feminicidios, desapariciones, fosas clandestinas, enfrentamientos entre civiles y militares, etcétera, son parte del día a día de nuestro país, tanto, que estos hechos se han normalizado. Una noticia con un tópico distinto -como una migrante que se queja de la comida que se le brinda- indigna más y genera un mayor número de reacciones que un hoyo en donde se localizaron decenas de cadáveres.

Ahora bien, la violencia no necesariamente tiene que ver con manifestaciones extremas, como un asesinato. Basta con pelear con el vecino por el espacio de estacionamiento, con juzgar las acciones de otros, con la falta de empatía y el arraigado precepto de “ojo por ojo”. Circunstancias que se pueden prevenir o conciliar, terminan en insultos, represalias y pleitos, algo que propicia un ambiente áspero y hostil, en lugar de que sea armonioso y sosegado, apto para una vida digna.

La necesidad de juzgar que impera en gran parte de la sociedad acarrea consigo una premisa peligrosa: se juzga porque se cree tener la razón. No hay empatía y se carece de la capacidad de entender que no hay verdades, sino percepciones. La migración destapó la cloaca de padecimientos que tenemos como sociedad. Antes de tratar de entender las causas y de procurar tener una visión amplia de un fenómeno que se repite en distintos lugares -y que es más antiguo que las naciones mismas tal y como las conocemos- se juzga desde lo que se sabe, y en mayor medida desde lo que se ignora, sin aceptar si quiera la posibilidad de estar equivocados.

Los juicios fáciles son cómodos, y lo cómodo no necesariamente es lo correcto ni lo adecuado. La perspectiva superflua de los acontecimientos trunca de alguna manera la viabilidad de revisar las problemáticas de forma profunda, de ir de lo general a lo particular y viceversa. Por ejemplo, mientras algunos tratan el tema de la Caravana Migrante desde la situación política y social de Honduras, otros simplemente se enfocan en la basura que pueden dejar a su paso o en los supuestos perjuicios que traen al país, a pesar de que no hay evidencia de esto último. Y dicho sea de paso, una nación como México, tan violenta y donde hay millones de pobres, no va a padecer una crisis por el paso de migrantes centroamericanos, aunque sean miles de personas.

Es verdad que en una realidad como la Caravana Migrante pueden presentarse incidentes no deseables, como el hecho de que se hayan infiltrado criminales entre sus filas o que algunos de sus integrantes beban alcohol en lugares públicos; incluso que más de alguno de ellos tenga un comportamiento que muchos mexicanos tomen como una afrenta o una falta de respeto. No obstante, es una necesidad imperante tener presente siempre la cultura de paz, ponerse en el lugar de los otros, saber que su historia de vida es diferente, que vienen de un país que atraviesa por un momento igual o más complicado que México, que tienen las manos vacías y están en una situación de vulnerabilidad.

También es importante considerar que estos incidentes no son banalidades: no es poco ser críticos con los medios de comunicación y revisar el mayor número posible de fuentes, para así contrastar los testimonios y evitar reacciones violentas. Y que quede claro que la intención de esto no es solapar o permitir todo, sino buscar una solución alternativa, y sobre todo, pacífica.

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Fuentes:

https://datosmacro.expansion.com/demografia/indice-paz-global

http://www.milenio.com/policia/aun-no-termina-y-2018-ya-es-el-ano-mas-violento

https://www.animalpolitico.com/2018/07/mexico-violento-asesinatos-2018/

 

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1 comentario

  1. David Arturo
    25/11/2018 at 22:46 — Responder

    Qué importante mensaje / llamado de paz, desde lo más esencial: la empatía.
    Estoy de acuerdo con el autor, la violencia se ha normalizado, gravemente. La sociedad mexicana, balcanizada, ha optado como prioritario la conservación de su pequeñísimo espacio de supervivencia.

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