Isaac Hernández: el precio del éxito
Tras la lectura del perfil del mejor bailarín del mundo (Isaac Hernández) en Gatopardo no queda más que reflexionar que el precio del éxito es muy caro. Una de las citas más contundentes del perfil, realizado por Sofía Viramontes, es la siguiente:
“De fuera ha sido complicado mantener amistades y relaciones, o desarrollarlas a largo plazo, porque nunca he estado. En realidad eso es lo que creo que a través de conocerme te vas a dar cuenta: que nunca he estado.”
En el texto, uno se percata de que la vida de Isaac ha sido una vida en una eminente avalancha, sin tiempo libre, con ensayos y ensayos, con proyectos, con sueños.
Issac quiere que el ballet sea consumido en México como se consume el futbol, quiere ir en contra de la tendencia que afirma que el ballet es de una clase y llevarlo a la calle, por eso organiza y encabeza el evento de ballet más grande del mundo: Despertares, donde da Master Class y vienen los mejores maestros a seleccionar a jóvenes mexicanos, además de ser un festival de ballet.
Isaac no para e incluso esto fue percibido por los editores, ya que el perfil se titula “Estar sin estar”.
Su vida tiene muchos temas que se repiten y uno de los que más destaca es la continua migración, viajes, estancias en el extranjero y disciplina fuera de casa.
La lectura también refleja algunas reflexiones sobre nuestro sistema educativo.
Por ejemplo los padres de Isaac lo educaron en casa: sí había historia y ciencias exactas, pero eso era secundario, lo esencial era una educación que incentivaba la práctica del arte. Hace unos días Emmanuel Lubezki declaró que para ser fotógrafo no se necesita estudiar fotografía sino todo lo demás. Los padres de Isaac complementan esa idea de educación: no solo es arte, sino, es todo.
“Quisieron darles una educación más liberal y universal, pero, sobre todo, basada en el estudio de la historia y de lo que ha sucedido en el pasado para encontrar las respuestas del presente.”
En su casa en Zapopan, Jalisco, los once hermanos montaban shows para los vecinos, auxiliados por sus padres, era la escuela, era la historia, era el español, pero centralmente era el arte y la cultura.
Su padre es director de la Escuela Municipal de Ballet en Tlajomulco, un proyecto donde un gobierno municipal le apuesta al ballet como política pública:
Durante la lectura de perfil, se percibe a un Isaac permanentemente ocupado, en viajes, y en cenas, “de esas a las que tienes que ir”, todo el tiempo bailando, gozando, de función en función, en Europa, América, México, en todo el mundo. El precio del éxito es ese, el de estar y no estar, el de siempre hacer algo. Isaac es una lección de eso, lo caro que es llegar, pero también de la disciplina, del modelo educativo y de la urgencia de políticas culturales que lleguen a la calle y no a los palcos de los grandes escenarios.
2 comentarios
[…] Isaac Hernández: el precio del éxito […]
[…] Isaac Hernández: el precio del éxito […]