El debate por el impuesto a las herencias: Lo que los más ricos no quieren que sepas
Hay un debate en estos días dentro de la comentocracia mexicana acerca de la propuesta para que exista un impuesto a las herencias de más de 10 millones de pesos. Millonarios en redes sociales, sus colaboradores del mundo intelectual y gatilleros en columnas de opinión han intercambiado ideas acerca de lo justo (o injusto) que sería gravar a los beneficiarios de una herencia.
Los proponentes deliberan que menos de 1% de la población mexicana sufriría el nuevo impuesto aunque eso no ha evitado las descalificaciones en la conversación pública hacía la mera idea de una medida recaudatoria más, aunque [irónicamente] esta no vaya a afectar a muchos de los quejosos.
Antes que nada, el contexto en nota de Expansión:
Un proyecto de decreto presentado a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión busca gravar con el Impuesto Sobre la Renta (ISR) a los ingresos que los contribuyentes (personas físicas) obtengan por herencias, legados y donaciones superiores a 10 millones de pesos (mdp). La propuesta fue presentada el pasado ocho de agosto por el diputado de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, y refiere que menos del 1% de la población mexicana se vería afectada por la medida.
De acuerdo al colectivo Democracia Deliberada (en el que participan Gerardo Esquivel, futuro subsecretario de Egresos en Hacienda, y Graciela Márquez, próxima secretaria de Economía), el 1% de la población mexicana posee el 43% de la riqueza del país, por lo que el esquema del impuesto a las herencias propuesto permitiría recaudar hasta 1.8% del PIB.
El proyecto propuesto por el diputado Jorge Álvarez Máynez afectaría al mínimo de la población que más recursos tiene y puede consultarse en esta liga del sitio del Senado. Una de sus justificaciones teóricas viene del informe Desigualdad Extrema de Oxfam y coordinado por Gerardo Esquivel, quien resulta ser la propuesta de Andrés Manuel López Obrador para la Subsecretaría de Egresos de Hacienda.
Compartimos parte del documento presentado por el legislador de Movimiento Ciudadano:
Un problema de la desigualdad y por lo cual esta tiene una relación intrínseca con la pobreza es que las condiciones en México no favorecen la movilidad social. El escenario es más deprimente cuando consideramos que en México los oligarcas han triunfado gracias a [obviamente] un mercado poco competitivo donde el tráfico de influencias reparte las ganancias entre unos cuantos que manejan los rubros más prolíficos de la economía.
Para ponerlo en un ejemplo somero pero certero: ¿Cuántos años pasaron para tener una tercera cadena de televisión y en manos de qué familia quedó? ¿Acaso fue una ajena al poder o al gobierno?
En economías como las de Estados Unidos, un chico de clase media alta de New Jersey [sin conexiones mayores o sangre azul] puede volverse el billonario más joven del mundo gracias a un producto tecnológico de su invención, con inversión de otros billonarios que crecieron gracias a vender sus invenciones a otras empresas. Hablamos de Mark Zuckerberg (el joven de New Jersey) y Peter Thiel. Este último es un inversionista billonario y creador de PayPal junto a Elon Musk, cuya venta a eBay les cambió la vida. En lugar de sentarse a disfrutar su nueva fortuna, han seguido invirtiendo en grandes ideas para obtener más ganancias, pero esto ha creado más y más billonarios en un mercado competitivo que genera una nueva clase alta al pagar sueldos altísimos a programadores.
En México esto parece que es un club de amigos donde los mismos de siempre crecen, se apoyan y tienen una dependencia enferma a los apoyos de gente en el poder. Escribe el mismo Gerardo Esquivel en una columna de El Universal del 2016 titulada Ricardo Salinas no es Messi, la cual responde una crítica iracunda del dueño de Televisión Azteca alrededor del estudio de desigualdad de Oxfam:
Según Salinas Pliego, el estudio tiene “una serie de fallas metodológicas” (critica, por ejemplo, el uso del concepto de “bienes públicos”) y afirma que “Oxfam se ha involucrado en una cruzada global contra la riqueza”. También habla de que “Propagar este confuso ideario antiempresarial probablemente pretende conducir a los países al socialismo.” También afirma que la desigualdad es natural porque la distribución de talento es desigual. Dice que nadie se queja de la concentración de talento en un músico como Yo-Yo Ma, en un futbolista como Messi o en un cineasta como Spielberg. Concluye diciendo que “la envidia es un sentimiento corrosivo que destruye a quien la promueve y a quien la padece. Basar nuestras políticas públicas en este nefasto sentimiento sólo nos llevará al fracaso.”
Y prosigue Esquivel al comentar de manera no tan sútil que los talentos que llevaron a Salinas Pliego a amasar una fortuna proveniente de tener la segunda cadena de televisión más vista de México (con anuncios por doquier para sus tiendas de electrodomésticos, bancos y equipos de futbol), son más una cosa de relaciones públicas que un regalo a la humanidad (como ver jugar a Messi):
Finalmente, la comparación implícita que utiliza Salinas Pliego con Yo-Yo Ma, Messi y Spielberg daría risa si no fuera trágicamente reveladora de cómo se percibe a sí mismo el empresario mexicano. Según parece querer decirnos Salinas Pliego, si él es más rico y obtiene más ingresos que otros es por su talento y habilidad empresarial. Recordemos que la expansión de su fortuna ocurrió a partir de la compra de Imevisión, una cadena de televisión estatal que fue privatizada en 1993 y que él adquirió parcialmente con un préstamo de 29 millones de dólares otorgado en condiciones poco claras por Raúl Salinas de Gortari, hermano del entonces presidente de la República.
[…]
Este préstamo, por cierto, hasta hace relativamente poco no había sido pagado y no se sabe que la deuda haya sido saldada. Así es que Salinas Pliego no es Messi. A menos, claro, de que Messi se hubiera convertido en el mejor jugador del mundo gracias a su alianza con el hermano del presidente del Barcelona para poder brillar en cada partido que juega. No creo que sea el caso.
Más allá del tema moral acerca de gravar las herencias de los más ricos de México, obtenidas o no desde tratos derivados del amiguismo e influencias, está el dato de que más de la mitad de las naciones de la OCDE sí obtienen recursos al recaudar impuestos a las herencias de los más ricos. El documento presentado por Álvarez Máynez en el Senado cita una nota de El Economista y un desplegado de Democracia Deliberada (grupo de Esquivel) para indicar que en Chile el impuesto es hasta de un 25% y en Estados Unidos llega hasta un 40% de la herencia para los más acaudalados.
Si se recaudara la herencia del 1% más rico de México, sus más ricos, sería el equivalente al 1.8% del PIB. Esto se plantea:
Con estos parámetros, indica el documento, una propiedad de 70 millones de pesos sólo pagaría 8 millones de impuesto o el 11.42% de su valor.
Este impuesto sólo sería aplicable a los más ricos de México, que en este momento apenas ni siquiera alcanzarían el 1% de la población. ¿Por qué tanta reticencia?
Posdata
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