La democracia es disputar el poder de manera pacífica, salvo que te llames México

Se supone que la democracia permite la disputa del poder público por vías pacíficas, pero el caso mexicano, como siempre, pone al revés la teoría política: estamos ante las elecciones más violentas de la historia de México desde la alternancia.

Hoy entramos en el periodo de veda electoral con un saldo de 133 asesinatos de políticos o candidatos. De los primeros, 85 fueron ejecutados; de los candidatos, 48 personas han sido ultimadas. El problema de fondo, por supuesto, no es teórico: hay municipios e incluso estados que están comprometidos por la acción del crimen organizado, pues los cárteles han encontrado una fuente de ingresos y un escudo de protección en el control de las instancias locales de autoridad.

Como vemos, uno de los problemas centrales de la democracia mexicana está vinculado a la seguridad, pero también a la necesidad de coordinar mejor los niveles de gobierno para fortalecer el Estado mexicano desde los municipios y blindar a los candidatos locales. Esperemos que, sea quien sea el próximo gobierno, asuma esa tarea.

Previo

Juchari Uinapekua: la fuerza de Cherán para gobernarse así mismos

Siguiente

<i>Uch’bajel yu’un ch’ulelaletik/ El banquete de las almas</I>, cuento de Marceal Méndez