Juchari Uinapekua: la fuerza de Cherán para gobernarse así mismos
Nunca creí en las elecciones en mi país. Cada vez que alguien hablaba de política, en alguna comida familiar o en el transporte público, las conclusiones de las personas se orillaban al mismo punto: todo asunto referido a la política nacional estaba envuelto por la corrupción y la impunidad. Ningún referente positivo se presentó para que algún candidato o partido político recibiera mi preferencia.
En el año 2000 ocurrió un proceso electoral muy concurrido, tal vez uno de los más polémicos en los últimos 40 años, no por su gama de propuestas novedosas en voz de los políticos, sino sobre todo, por la posibilidad de sacar de la presidencia al partido de Estado, el Partido de la Revolución Institucional (PRI). Fueron las primeras elecciones en las que podía ejercer mi derecho a votar. Quemé mi credencial de elector.
Para entonces el ejemplo más fuerte de una alternativa, no de gobierno pero sí de organización social y política, era el zapatismo. Lo que entonces se conocía de las comunidades indígenas zapatistas planteaba la posibilidad real de construir alternativas para que la participación de la gente en la toma de decisiones, en todos los ámbitos de la vida social; planteaba la necesidad de nuevas formas de hacer política y por tanto más que un modelo, lo que se planteaba desde el sureste mexicano era un reto: ¿somos capaces de construir otros caminos de organización que nos permitan una vida justa, libre y democrática?
Casi dos décadas después de esta coyuntura, en otra geografía mexicana, la comunidad indígena p’urhépecha de Cherán ha demostrado una vía posible del ejercicio de su autodeterminación y de la capacidad que tienen para construir su propio gobierno y plantear rutas diversas a la realidad que se sufre en el resto del país. Y también dificultades y retos que son parte natural de un proceso social.
Situada en el corazón de la región conocida como Meseta P’urhépecha y con una población de aproximadamente 25 mil habitantes, Cherán es la cabecera municipal del único municipio con reconocida mayoría indígena, dentro del estado de Michoacán. Como un punto de intercambio fundamental para que los productos de la región logren distribuirse, esta comunidad se ha vuelto un referente en materia de autonomía indígena y de la construcción de un gobierno a partir de sus usos y costumbres, tal como lo avala el acuerdo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), mismo que es refrendado por México como un acuerdo internacional vinculante.
Tras la insurrección del 15 de abril de 2015 contra los talamontes del bosque y sus cómplices, policía, gobierno y partidos políticos municipales, mujeres y hombres de cheranenses comienzan a construir tanto los mecanismos de defensa del territorio como las maneras en las que van a organizarse y a discutir, qué camino seguir. Hoy, a 7 años de este momento, la comunidad ha elegido a su tercer Concejo Comunal de Gobierno, una estructura dentro de un modelo distinto al que llevan el resto de los municipios en el país.
Sólo los zapatistas y Cherán tienen modelos enteramente distintos a los que se viven en México.
Las imágenes hablan del momento en que la comunidad lleva a cabo la jornada de elección del Concejo Mayor, compuesto por 12 personas (9 hombres y 3 mujeres) provenientes proporcionalmente de los 4 barrios en los que se divide la comunidad. A diferencia del proceso electoral en el que está inserto el resto del país, esta jornada se desarrolló sin la necesidad de campañas políticas costosas, sin la necesidad de publicidad, sin violencia y con una amplia manifestación de habitantes que se arremolinaron en la plaza principal a recibir y vitorear a su nuevo gobierno.
Además de estas doce personas, propuesta y electas a partir de sus méritos en la comunidad, se elegirán distintas estructuras que terminarán de conformar este tercer gobierno autónomo: Consejo de los Asuntos Civiles, de Bienes Comunales, de Jóvenes, de Administración Local, de Honor y Justicia, de la Mujer, de Programas Sociales, Económicos y Culturales y el Coordinador de Barrios.
La dinámica es sencilla y clara para poder ejercer este derecho ciudadano, primero se lanza una convocatoria, emitida por la comunidad de Cherán y por el Instituto Electoral de Michoacán (IEM), en ella se determinan los lugares en los que se llevarán a cabo las elecciones y los requisitos para participar; en un segundo momento, el día señalado, la gente, según el barrio donde vive se registra para participar y se reúne frente a una mesa que lleva la dinámica de presentar a los posibles electos comentando los méritos que tiene cada persona propuesta; los posibles miembros del Concejo Mayor o K’eris, explican en no más de 5 minutos sus propuestas o el enfoque que quieren aportar al gobierno comunal, luego, la gente se forma frente a la persona que le convence más.
Para certificar el proceso y los resultados, la mesa organizadora pasa a contar una por una a las personas formadas frente a cada propuesta y los tres que tengan la mayor puntuación son los nuevos miembros de esta estructura de gobierno. El proceso termina cuando cada barrio acompaña a sus K’eris hacia la plaza principal y se hace una presentación que está llena de consignas, de gritos efusivos, de confeti, de música, de alegre rebeldía.
Si bien es cierto que en estos 7 años de autonomía, Cherán no ha estado exento de dificultades y contradicciones, hay que señalar que no ha sido nada sencillo revertir décadas de gobiernos partidistas y de despojo, y que incluso ahora, es aún uno de los mayores retos de esta comunidad, lograr una conciencia más crítica que asegure la permanencia de la autodeterminación para la organización social.
La moneda está echada al aire y cada vez más pueblos indígenas en México están transitando, de maneras diversas, a un camino en donde ya no caben los partidos políticos y el poder criminal, pero sí caminos propios de darle vida a la autonomía.
México, a nivel nacional, continúa sumido en las dinámicas desgastantes de las campañas electorales. Yo sigo sin votar y sin tener la credencial para hacerlo. Nada ha cambiado para bien en las dinámicas de gobierno.