Sobre los taquitos en vigilia y la costumbre de no comer carne roja en Semana Santa
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Vivo en un barrio tradicional del centro de México y tengo a tres cuadras de mi casa una iglesia católica. De esas de piedra, con acabados preciosos y arte sacro. Enfrente suele colocarse un puesto de tacos de colores, es decir, de guisados varios. Chicharrón, lonja, yescas (residuos dorados de carnitas), arroz, frijoles, huevo y a veces hasta carne de chivo tipo barbacoa.
Llegó la cuaresma y la variedad de carne roja se redujo a la mitad, no por un asunto de creencias del taquero sino por dos factores: 1) no hay suficiente espacio para otras ollas, 2) hay comensales que verdaderamente se van si ya no hay comida tradicional de cuaresma. Hablo de pipián, torta de camarón, chile relleno y hasta algo parecido al pescado empanizado.
Tengo una amiga de fe cristiana que me comenta que en su congregación no existe dicha prohibición. Lo que yo pienso es que no tiene sentido que dejar de comer cierto animal (y seguir consumiendo alimentos provenientes de otros animales) te vuelva mejor o peor creyente el no comer carne roja en cuaresma. Y que no tiene fundamento dicha costumbre tan arraigada en México.
Consultando otra cosa en internet me fijé que justo estos días, en plena Semana Santa, es una búsqueda enorme en Google el tema de comer o no carne roja. O el hambre de la gente por una explicación al respecto. Una de las notas más populares es la del diario La Nación de Colombia:
Se dice que los fieles católicos no consumen carne roja porque representa el cuerpo de Cristo crucificado. Sin embargo, aunque en ninguna parte de la Biblia dice que no se pueda comer carne, tradicionalmente los cristianos la evitan porque consumirla, o ingerir productos derivados de animales (leche, huevos, mantequilla, etc.) durante Semana Santa (e inclusive desde la Cuaresma) equivale ofender a Jesús y su sacrificio de dar la vida por los creyentes. Actualmente, muchos se vedan de carne exclusivamente los viernes y durante la Semana Mayor.
En términos prácticos, más allá de ser un católico o practicar alguna creencia judeo cristiana, la bondad de un ser humano no me cabe en la cabeza que se mida con un acto simbólico tan ¿simple? como dejar de consumir carne roja, pero sí de pescado. O alimentos empanizado, con un capeado proveniente del huevo, como una solución.
Otro diario pero de Argentina tiene una entrevista con un obispo de la región, el cual comenta que al menos en Viernes Santo sería pertinente no consumir carne en señal de luto por la muerte de Cristo. También se señala que el sacrificio durante la cuaresma es otra representación simbólica de abstinencia, si bien yo [a manera de anécdota] recuerdo que bastantes conocidos, en un país con aplastante mayoría católica como México, suelen ponerse otro tipo de retos tales como no tomar Coca-Cola en los 40 días o incluso hasta dejar de decir groserías.
La amiga que comentaba antes me explicó que para los cristianos la Semana Santa no es al cien un tema de luto sino un motivo de celebración, así que, ¿por qué privarse de las carnes rojas?
Incluso me compartió un versículo que explica mejor el tema (y tal vez ponga fin a la discusión):
No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Además de otro que está para analizarse.
Lo claro es que no hay alguna evidencia clara en la Biblia acerca de la prohibición concreta de Semana Santa, sino interpretaciones y costumbres que han llegado hasta nuestros días. Es más, puede que existan contradicciones que finalmente otorguen a la veda de carne la categoría de absurdo.
Mi taquero de confianza, tan pragmático como siempre, no tiene pesar de que un joven se acaba de ir porque no tiene ya chiles rellenos. Porque es de los pocos que va vender, faltaba más, adobada en viernes santo. Y sigo comiendo mi taco de falsa barbacoa frente a la iglesia (donde me casé, faltaba más).