Mostrar tus sentimientos no te hace vulnerable: la psicóloga del Barcelona
Imma Puig ha sido psicóloga del Barcelona durante 15 años, donde ha escuchado los problemas de Guardiola, Messi, Iniesta y de la directiva, es experta en psicología deportiva y también ha sido contratada por los restaurantes más importantes de Barcelona, para evitar egos entre cocineros, meseros y chefs; su principal labor se resume en eso: en controlar los egos, en lograr que los engranes hagan funcionar la máquina.
La clave, según Puig en entrevista con El País, es escuchar:
“No nos han enseñado a escuchar. En las escuelas hay cursos de cómo hablar en público, pero no de cómo escuchar. Hay conversaciones que consisten en que solo estamos esperando a que el otro acabe para soltar lo que ya teníamos preparado.”
Describe muy bien la labor de un psicólogo, como ese buscador de un espacio, de un tiempo y de un interlocutor neutro para hablar y escuchar las cosas que no son habladas ni escuchadas en otros espacios o en otros tiempos. Y ahí, hasta Messi busca su espacio y su tiempo.
En ese sentido, Puig sabe que el fondo de los problemas es encontrar esos espacios de comunicación con las personas, compañeros, parejas, amigos y futbolistas. La pareja no solo se refiere a las parejas sentimentales sino laborales; así entenderíamos como Messi, Iniesta, Guardiola y Xavi se comunican o comunicaban de manera permanente; mostrar lo que sientes no debe hacerte vulnerable.
“Pero vivimos en una sociedad en la que mostrar tus sentimientos equivale a ser vulnerable. Y no es verdad, es ser más fuerte.”
Puig afirma de que en el deporte o en las empresas lo que buscan las personas es ser valoradas, no ser más pagadas sino valoradas, que se toque la humanidad; en el deporte pareciera que esto es fundamental para algunas corrientes de entrenadores como para aquellos que buscan el bienestar sentimental de los jugadores, mientras que otros como Ronaldo, no pueden encontrar esa empatía y esos espacios.
“Que no se te ocurra pedir que te quieran. Esto pasa mucho en el mundo del deporte de élite. Y mucha gente dice eso de que “con lo que cobran, tendrían que correr por todo el campo sin parar”. Y esto es envidia.”
La empatía hace que la maquinaría engrane mejor y haya resultados.
La clave, en el futbol, en la vida empresarial y en la vida cotidiana, la empatía puede resolver muchos problemas: “Somos tan orgullosos que, cuando no entendemos a alguien, hacemos una pirueta y decimos: “Ese tío está loco”. Y no nos damos cuenta de que, sea cual sea nuestra profesión, cuanto mejor entendamos al otro, mejor haremos nuestro trabajo.” Si trasladamos eso al deporte, la empatía hace que la maquinaría engrane mejor y haya resultados.
Puig cuenta una anécdota sobre un entrenador del Barcelona, para recordar que en muchas ocasiones, como en el sistema educativo, no escuchar ni valorar ni hacer caso a las personas y solo al desempeño profesional:
“Recuerdo cómo el entrenador de uno de los mejores clubes de fútbol del mundo me contó esto con un dolor de corazón tremendo: le dijeron que tenía que subir a dos chavales del segundo al primer equipo. Escogió a dos, eran los dos buenísimos. De repente, el club fichó a un jugador y entonces le dijeron que tenía que prescindir de uno de los dos. Eran casi iguales. Se quedó con uno que hoy es una estrella. El otro dejó el fútbol al año siguiente. Este entrenador me dijo: “No me lo podré perdonar nunca, le cagué la vida”.
Cuando le preguntaron, en la entrevista para el País, los temas en específicos que veía con los jugadores de Barcelona, no dudó en darles la pizca de humanidad que se merecen: “a todos nos pasan las mismas cosas, en lo básico; las personas somos iguales” y sobre el trabajo en equipo para controlar los egos dice que “deberían enseñarnos a todos de pequeños a gestionar equipos y a comportarnos en ellos, porque toda la vida nos la pasamos en equipo”
La entrevista es una cátedra de la escucha, del trabajo en equipo, la gestión de los grupos y de los egos:
“Hay personas que creen que, como una vez las quisieron porque hicieron algo extraordinario, solo las van a querer si lo son, y se pasan la vida persiguiendo lo extraordinario, un grave error.”