El cuadro pedófilo que se exhibe en el Museo Metropolitano de Nueva York
Alrededor de 10 mil 500 firmas obtuvo una petición para que “Teresa soñando”, un cuadro de Balthasar Klossowski, más conocido como Balthus, fuera retirado de las salas de exhibición del Museo Metropolitano de Nueva York.
El museo se negó a retirar la pintura en donde Thérèse Blanchard, hija de un camarero parisino, posa para el artista a los 11 años de edad, en 1936. El cuadro no ha dejado, hasta el día de hoy, de escandalizar a la sociedad por su evidente perspectiva erótica. Para el Met de Nueva York, la obra debe seguir expuesta porque genera un “debate informado”.
Por otra parte, para Mia Merril, impulsora de la petición, esta imagen es “abiertamente sexual” y representa la pedofilia. No es la primera vez que esta obra ha recibido un señalamiento de este tipo; en general, la producción artística de Balthus ha sido considerada como una muestra de pornografía infantil.
“Teresa soñando” es sólo uno de los múltiples cuadros que el pintor hizo de su musa durante 1936 y 1939. Balthus tenía una obsesión con Thérèse. Sin embargo, en sus obras también aparecen otras niñas retratadas. Con un carácter provocador, el artista se burlaba de los señalamientos, y aseguraba que las niñas de sus cuadros representaban para él “ángeles”. Por lo cual, lo único que le interesaba mostrar era “el inocente impudor propio de la infancia”.
Anna Wahli, hija del médico suizo que atendía a Balthus, fue su última musa retratada durante los años 90 cuando la niña tenía entre 8 y 15 años. El pintor falleció en 2001, a la edad de 93 años, dejando tras de sí una serie de provocadoras declaraciones. Alguna vez afirmó que la única obra pornográfica que había pintado se llamaba “La lección de guitarra” (1934), en la cual la profesora de música tañe la vulva de una niña recostada en su regazo.
Balthus concedió que su obra tuvo una intención absolutamente provocadora. Por lo cual, no sorprende a nadie que el escándalo y la controversia hayan acompañado las obras del artista. Como cuando su viuda, Setsuko Ideka (una de sus modelos adolescentes antes de convertirse en su esposa) organizó en 2014 una muestra de las fotografías que el artista realizó con una cámara Polaroid, las imágenes capturan el cuerpo de Anna Wahli desde todos los ángulos posibles. Esta muestra levantó la indignación pública por ser considerada una apología de la pedofilia.
El proscrito de la pintura
Los temas y las alusiones de su obra convirtieron a Balthus en un proscrito. Pese a que Albert Camus y André Malraux lo consideraban uno de los más grandes pintores del siglo XX. Tanto Pablo Picasso como Joan Miró lo consideraban un genio, además de ser su amigo.
Balthus no soñaba con desempeñar el papel de enfant terrible de la pintura francesa. No obstante, alrededor del pintor se fraguó una leyenda negra, la cual le valió entre otras cosas, que el novelista Thomas Harris lo utilizara como un “primo francés” del asesino caníbal Hannibal Lecter, su más célebre personaje.
Ninguna de sus modelos lo acusó jamás de conducta impropia, nadie denunció nunca a Balthus por pedofilia –vicio que llevó a la cárcel a su colega Adolf Wölfli– y tampoco él, hasta el fin de sus días, necesitó defenderse de lo que parecía una tergiversación de su obra. Pero no cabe duda de que sus cuadros se mueven en un terreno ambiguo, propicio tanto para la voluptuosidad de los libertinos como para las piadosas recriminaciones de los filisteos.
Balthasar Klossowski nació el 29 de febrero de 1908 en París, tal vez la fecha de su nacimiento fue el acto inaugural de su leyenda. Hijo de un profesor de arte polaco, y de una pintura de raíces rusas. Su hermano es el célebre escritor y filósofo Pierre, que alcanzó fama por su relatos sadoeróticos, sus ensayos en defensa de la obscenidad y sus estudios sobre el marqués de Sade, la película Saló o los 120 días de Sodoma, de Pier Paolo Pasolini, está basada en una de sus obras.
Balthus declaró en una entrevista su fascinación por las adolescentes: “Veo a las adolescentes como un símbolo. Jamás podría pintar a una mujer. La belleza de la adolescencia es más interesante. La adolescencia encarna el porvenir, antes de convertirse en belleza perfecta. Una mujer ha encontrado ya su lugar en el mundo, una adolescente, no. El cuerpo de una mujer ya está completo. El misterio ha desaparecido.”