¿Por qué la comedia conservadora es tan mediocre? Judd Apatow lo explica
Hace unos meses hablábamos acerca de la falta de responsabilidad de los líderes de opinión mexicanos, jóvenes y nativos-digitales respecto a la situación del país. La necesidad de crecer más allá del pastelazo de una burda imitación de Carpool Karaoke o de decir groserías entre objetivos comunes noticioso. Sí, Venezuela tiene problemas y AMLO es necio. No tan clever, Chumel.
En lo personal, considero al stand-up mexicano como algo bastante malo por una razón obvia y otra contextual. Por ejemplo, para alguien que ha visto [al menos] una comedia babosa como Friends, la verdad Sofía Niño de Rivera no es una persona graciosa. Ni Richie es genial. Conforme mayor sea tu acervo de comedia, no sólo anglosajona, sino hasta de los contenidos piteros de Televisa en los noventa, más patético se vuelve. Esa es una razón y la segunda es un juicio mega-personal pero el stand-up no es ninguna novedad. En México ya teníamos maestros del honroso género de hablar sandeces con micro en mano, cortesía de Polo Polo, Teo González o hasta El Costeño. Si vives en provincia, es probable que los hayas visto en alguna feria de pueblo y coincidirás con mi juicio: lo que salía en televisión abierta era una versión descafeinada de un show decoroso. Políticamente incorrecto y no apto para 2017, pero decoroso.
Y no es porque Ricardo sea O’Farrill, pero la clase standupera mexicana realmente son niños O’Farrill. La famosa Sofía es hija de una de las familias mejor conectadas de México. Su padre, aparte de ser atleta laureado olímpico, fue ejecutivo de Grupo Salinas. Con esas conexiones, hasta Virgilio Andrade tendría especial en Comedy Central. Bueno, hmm, el sí podría.
Hoy leía una entrevista en Vulture con Judd Apatow, director de cine y padrino de los comediantes gringos más interesantes de la última década. Hay un tema particularmente delicioso, que es el de su rol como alguien en teoría progresista que (al igual que una mayoría de celebridades gringas) suele hablar pestes sobre Donald Trump en Twitter. No tiene nada de especial y es lo común en Hollywood. La anomalía llega con la existencia de comediantes conservadores y de derecha como Rob Scheneider, lo cual les trae más críticas que aplausos. Chris Pratt, que es más celebridad de moda que comediante, también fue criticado por medios generalistas debido a sus posturas conservadoras acerca de que los hombres blancos de clase trabajadora no están representados en los medios. No es algo que, por alguna razón no tan extraña, imagines diciendo a Seth Rogen, Robert Downey o Ben Stiller. En primera, porque es mentira y en segunda, porque 2017. He ahí la caída de Tim Allen, por ejemplo.
En México, el BuzzFeed local ha publicado sin mayor ruido listas machistas y Esteban Arce sigue en cadena nacional, mientras que la propuesta para estrenar Blim por parte de Televisa fue una serie que perpetua sus estereotipos de siempre. Es decir, que un medio/celebridad/figura pública tenga un arrebato en contra de los derechos humanos o la libertad de las personas, no pasa a mayores.
Apatow cuenta que los comediantes deben exhibir la hipocresía y la locura de la sociedad. Recuerdo un poco lo que dice John Oliver sobre el ser reconocido por la labor periodística de su programa en HBO mientras hay verdaderos periodistas afuera. Sí, pero el rigor. Y con justa razón. Mientras que justamente un comediante o persona-que-produce-comedia puede amplificar las emociones y anclar las cosas que indignan, con una base periodística como Oliver. O simplemente, exagerar la vida como el clan de Judd Apatow.
Agrega el director, “la gente está hambrienta de honestidad y no la están obteniendo de otros lugares”. Lo comenta cuando el reportero habla sobre el cambio de orden en la comedia gringa. Pasamos de los one-liners en el cine (piensa en la era de Sandler o Carrey) a historias que rosan en lo incómodo y que un ligero cambio de tono, más bien serian drama. Desde Girls hasta Knocked Up. Son personas más reales, si bien lo suficientemente arquetipados para resultar atractivos a nivel de trama. Verosímiles, más bien.
Una joya: “Me encantan las conversaciones honestas, en una película o un podcast. Un político no puede hacer eso. ¿Cuantos republicanos te dirían, cuando nadie más esté escuchando, que están en contra del derecho de una mujer a elegir? Considero que serían muchos menos que los que lo harían públicamente. ”
Apatow piensa que los republicaciones realmente no están necesariamente en contra del aborto, el matrimonio igualitario y Planned Parenthood, sino que simplemente siguen una línea importante para su partido. Parejitos todos. “Sólo son personas tratando de mantener su trabajo, diciendo lo que tengan que decir para ello”. ¿Les recuerda a diputados mexicanos que votan en bloque y sin saber o creer realmente lo que aprueban?
El problema con los republicanos es que se quiere presentar como seres perfectos y se niegan a evolucionar.
Y sobre porque no se están haciendo tantas series o películas sobre republicanos y conservadores: “Lena Dunham te cuenta la verdad, es SU historia. Mike Pence1El vicepresidente de Trump no te diría nada. El problema con los republicanos es que se quiere presentar como seres perfectos y se niegan a evolucionar. A diferencia de ellos, quiero gente que realmente evolucione“. El mismo Apatow admite que tal vez es obstinado al no querer contar historia sobre gente que evoluciona sin complicaciones o con una visión del mundo de 1950, “la ilusión de estabilidad”.
No digo que el director y guionista haya encontrado el hilo negro. Es el mismo playbook de Woody Allen y aquellos a quienes copió Woody Allen. Pero Apatow tiene un buen punto acerca de porque son más entretenidas las historias acerca de gente complicada e imperfecta.
Si lo pensamos, el mejor sitcom de todos los tiempos era sobre personas destruídas. Y hasta en el No huggin, no learning había crecimiento. Como en la vida real.
PARA LEER: Judd Apatow en Vulture sobre su legado, el feminismo y los republicanos
Referencias
↑1 | El vicepresidente de Trump |
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