Las drogas, la música y el sexo activan las mismas zonas cerebrales que la espiritualidad

Un estudio realizado por el Proyecto Cerebro Religioso, lanzado por un grupo de investigadores de la Universidad de Utah en 2014, que tiene como objetivo comprender cómo funciona el cerebro en personas con profundas creencias espirituales y religiosas, ha descubierto que ese tipo de experiencias activan los circuitos de recompensa del cerebro de la misma manera que lo hacen el amor, el sexo, el juego, las drogas y la música.

“Estamos empezando a entender cómo el cerebro participa en experiencias que los creyentes interpretan como espiritual, divina o trascendente,” dice el autor de esta investigación Jeff Anderson en un comunicado de la citada universidad. “En los últimos años, las tecnologías de imágenes cerebrales han madurado de manera que nos permiten abordar las preguntas que han existido durante milenios”, añade.

El estudio, publicado en la revista Social Neuroscience, utilizó el método de análisis cerebral llamado IRMf (Imagen por resonancia magnética funcional), un procedimiento clínico y de investigación que permite visualizar las regiones cerebrales que ejecutan una determinada tarea y que para este trabajo fue aplicado en 19 miembros de una iglesia mormona, jóvenes adultos (7 mujeres y 12 hombres) que realizaron cuatro tareas en respuesta a contenidos destinados a evocar sentimientos espirituales.

El examen de una hora incluyó seis minutos de descanso; seis minutos de control audiovisual (un video que detalla las estadísticas de membresía de su iglesia); ocho minutos de citas de mormones y de líderes religiosos del mundo; ocho minutos de lectura de pasajes conocidos de “la biblia” de los mormones; 12 minutos de estímulos audiovisuales (video producido por la iglesia de escenas familiares, bíblicas y otros contenidos religiosos evocadores); y otros ocho minutos de citas textuales relacionadas con su cultura religiosa.

Durante la parte inicial del examen, a los participantes – cada uno de los cuales había sido un antiguo miembro a tiempo completo de su comunidad – se les mostró una serie de citas textuales, cada una seguida por la pregunta “¿Estás sintiendo el espíritu?” Los participantes respondieron con respuestas que van desde “no sentir” hasta  “sentimiento muy fuerte”. Los investigadores recopilaron evaluaciones detalladas de los sentimientos de los participantes, quienes, casi universalmente, señalaron haber experimentado los tipos de sentimientos típicos de un intenso servicio religioso.

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Durante el experimento, los participantes pulsaron un botón cuando sentían un sentimiento espiritual mientras miraban los estímulos producidos por la cultura de su iglesia. Describían sentimientos de paz y sensaciones físicas de calor e incluso llegaban a las lágrimas en varias ocasiones.

“Cuando nuestros participantes del estudio fueron inducidos a pensar en un salvador, en estar con sus familias para toda la eternidad, en recompensas celestiales, sus cerebros y cuerpos respondieron físicamente”, dice el autor Michael Ferguson, quien llevó a cabo el estudio como estudiante de posgrado en bioingeniería en la Universidad de Utah.

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Lo que dicen las imágenes cerebrales

La exploración de fMRI de los sujetos participantes en el estudio muestra regiones del cerebro que se vuelven activas cuando los participantes tienen una experiencia espiritual, incluyendo un centro de recompensa en el cerebro, el núcleo accumbens, un grupo de neuronas del encéfalo a las que se atribuye una función importante en el placer y el sistema de recompensa.

La actividad de pico ocurrió aproximadamente 1-3 segundos antes de que los participantes pulsaran el botón y se repitió en cada una de las cuatro tareas. Cuando los participantes experimentaban picos de intensidad en sus sentimientos, sus corazones latían más rápido y su respiración se hacía más profunda.

Además de los circuitos de recompensa del cerebro, los investigadores descubrieron que los sentimientos espirituales estaban asociados con la corteza prefrontal media,  una región cerebral compleja que se activa mediante tareas que incluyen valoración, juicio y razonamiento moral. Los sentimientos espirituales también activaron las regiones cerebrales asociadas con la atención focalizada.

“La experiencia religiosa es quizás la parte más influyente cuando las personas toman decisiones que nos afectan a todos, para bien y para mal. Entender lo que sucede en el cerebro para contribuir a esas decisiones es realmente importante “, dice Anderson.  Y por supuesto habría que cuestionar si por “contribuir” no quiere decir manipular.

En todo caso, la espiritualidad no es propia de las religiones, y el hecho de que las mismas regiones del cerebro se activen ante estas prácticas y la música, explica porque también las personas escépticas experimentan procesos que podrían llamarse místicos.

Otros trabajos realizados con anterioridad sugieren que el cerebro responde de manera muy diferente a las prácticas meditativas-contemplativas características de algunas religiones orientales y aunque hasta el momento se sabe poco sobre la neurociencia de las prácticas espirituales occidentales, por lo menos ya sabemos que regiones del cerebro se activan cuando escuchamos el glorioso (nunca mejor dicho) Bangalore de Mariano y Ramamani.

Con información de Agencia ID | Comentarios del Proyecto ALTERIUS.

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3 comentarios

  1. […] notas anteriores, existe un poderoso vinculo entre la música y el cerebro que hace que aprender a tocar un instrumento, sin importar el nivel o la edad a la que iniciamos, tenga repercusiones positivas en nuestro […]

  2. […] notas anteriores, existe un poderoso vinculo entre la música y el cerebro que hace que aprender a tocar un instrumento, sin importar el nivel o la edad a la que iniciamos, tenga repercusiones positivas en nuestro […]

  3. […] Usando un algoritmo, los investigadores determinaron el error de predicción de recompensa para cada elección: la diferencia entre una recompensa esperada y la recompensa real recibida. Compararon esos datos con los datos de MRI, y encontraron que los errores de predicción de recompensa se correlacionaban con la actividad en el núcleo accumbens, una región del cerebro que en estudios anteriores se ha demostrado que se activa cuando el sujeto experimenta placer musical. […]

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