Karla no es un feminicidio más, es una muestra de un estado misógino incapaz de hacer justicia

Este 28 de mayo Karla Pontigo hubiera celebrado su cumpleaños número 27. Karla estudiaba nutrición y trabajaba para ayudar económicamente a su familia y sostener sus estudios. Este domingo, la que probablemente sería ya una licenciada en Nutrición, no pudo celebrar con sus amigas, con sus hermanos, ni con su madre porque el 28 de octubre del 2012 fue herida y agredida sexualmente. Karla murió un día después a causa de la agresión.

Desde hace casi cinco años la familia de Karla busca justicia y el esclarecimiento de su feminicidio. Desde el inicio, la investigación se realizó con graves deficiencias, entre las que se encuentran una autopsia mal practicada, el irregular tratamiento de la escena del crimen, la falta de medidas para proteger, examinar o conservar el lugar de los hechos, y que no se describieron, recopilaron y procesaron adecuadamente las pruebas, sumadas a la nula cadena de custodia en el manejo de pruebas críticas.

Karla fue encontrada por su hermano en el que fuera su lugar de trabajo con 49 lesiones internas y externas, además de signos de violencia sexual (que no fueron documentadas por el personal médico del hospital, aunque están obligados a hacerlo). Karla había externado el acoso sexual del que era víctima en su trabajo, sin embargo estos hechos no fueron tomados en cuenta para el expediente. Hasta el momento hay un imputado que está siendo procesado por homicidio culposo.

Muchas de las deficiencias fueron reconocidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y por las mismas autoridades estatales, quienes hasta ahora no han cumplido con los compromisos adquiridos para enmendar los errores y omisiones cometidas.

Para Ana Lorena Delgadillo, Directora de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho, una de las organizaciones que acompaña el caso, estos crímenes son el resultado de un estado cómplice, pues los agresores saben que cuentan con la impunidad que este les provee. En los 15 años que Delgadillo tiene acompañando casos de feminicidios, desde Ciudad Juárez, pasando por San Luis Potosí, Estado de México, Ciudad de México y muchos más, la violencia institucional y las fallas del sistema encargado de proveer justicia siguen siendo las mismas.

Tania Reneaum, directora ejecutiva de Amnistía Internacional México, recalca que este caso no es solo un feminicidio más; aunque no es el único sí es emblemático, pues es un ejemplo de un estado de derecho incapaz de hacer justicia, lo cual no es solo grave sino misógino. El hecho de que este caso se investigara como un accidente y no una agresión evidencia un profundo desconocimiento de las autoridades de las violencias machistas y las malas actuaciones de las instituciones y de los funcionarios.

Por otro lado la madre de Karla, Esperanza Luccioto ha recibido amenazas desde hace años, las que hasta el momento no han sido atendidas de manera oportuna por la procuraduría. Por tal motivo las organizaciones hacen un enérgico llamado para habilitar mecanismos de protección para las víctimas y los testigos para que ni una madre o familiar más sea asesinado en la búsqueda de justicia en México.

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Actualmente el caso de Karla se encuentra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). El proyecto para analizar si el Ministerio Público cumplió con los estándares de una investigación diligente y con perspectiva de género está en manos del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, el mismo que llevó el caso de Mariana Lima Buendía, asesinada por su esposo, un policía de Estado de México que inicialmente intentó hacer pasar su muerte como un suicidio. Las organizaciones esperan que el fallo de la SCJN  establezca que ante la violación del debido proceso a las víctimas, se inicie una nueva investigación sobre los hechos con perspectiva de género.

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