Recortar las becas Conacyt tal vez sea hipotecar el futuro de México
En tiempos de [la eterna] pareciera que el gasto en educación, artes y cultura no es prioridad para los gobiernos de siempre. Por supuesto, no todas las gestiones son iguales pero en el actual gobierno priísta ha quedado demostrado recientemente que hay otros intereses antes del gasto en formar y encaminar a las mentes brillantes de México.
Y no solamente es el cliché, creencia popular o la estampa que tenemos actualmente. A finales del 2016, desglosamos en Tercera Vía lo que planteaba el gobierno federal de Enrique Peña en el presupuesto de egresos para el 2017. Y mientras algunos gastos como la deuda externa o la seguridad se consideran [con justa razón] como sí o sí, hay otros rubros en el que la federación considera que puede poner pausa.
Con datos comprobados, podemos decir que la SEP en general ha disminuido su gasto en un 12% mientras que Secretaría de Cultura en 17.97%. Englobamos también el tema de la cultura, por su importancia paralela para generar el tejido social. Ya que no solamente de conocimiento vive el hombre, sino también es sano conjugarlo con las humanidades para tener profesionistas integrales.
¿No es en tiempos de crisis [y a punto de un cambio global] cuándo se debería reforzar la educación de los mexicanos?
En nuestro país, el de las desiguldades, estamos en el borde de normalizar informaciones constantes como los sueldos de los magistrados y los funcionarios del INE. ¿Es un trabajo que merece ser remunerado? Por supuesto, pero hasta las mismas declaraciones poco sensibles de dichos funcionarios se perciben fuera de la realidad de México. Ni hablar del elefante en el cuarto: el salario de aquellos que toman estas decisiones y algunos de los que las ejecutan.
Y es así como llegamos a uno de los temas que particularmente indigna a la audiencia en redes sociales. La reducción al presupuesto para las becas Conacyt. Incluso se reporta que en algunas universidades sólo se mantendrían a los becados existentes y habría cero becas nuevas.
Por las características de los usuarios de internet y redes sociales en México (apenas es la mitad de la población, concentrada mayoritariamente en usuarios de 18 a 34 años) es comprensible que el tema de la reducción a los apoyos a estudios de posgrado sea indignante. Más por un deseo natural (y que se suele ver como una meta en la vida) acerca de salir del país, siendo la vida académica una de las tantas soluciones para muchos. Nadie puede estar en contra de las ganas de superarse de miles de mexicanos.
En varios comentarios vía Facebook he observado ya los argumentos en contra. Qué si es justo recibir un ¿bueno? ¿malo? ¿poco? salario por estudiar una maestría. Qué si en general es criticable el que paguen por estudiar. Qué si en otros países solamente es financiado el doctorado. Como en cualquier debate, debe haber uno o dos aspectos por lo que podamos levantar la ceja, pero tampoco es para condenar el camino académico en la opinión pública.
Buscando de manera somera (y mañosa) en Google es fácil saber, para dónde va la cosa y de dónde podrían colgarse detractores:
En un principio, quería empaparme de estudios, crónicas y notas acerca de lo valioso del apoyo de una beca Conacyt para un estudiante de maestría o doctorado. Tenemos que considerar que el número de personas que contribuyen con contenido a la red, es mucho menor que aquellos que sólo lo consumen. Menor de 1 a 9. Entonces, al profundizar la consulta nos encontramos con blogs de tips sobre el estilo de vida académico. Tips para pedir becas. Publicaciones de autores con conocimientos de SEO y marketing de contenidos, con tiempo de difusión exacto y justo antes de la divulgación de convocatorias. Incluso, artículos bastante personales acerca de becarios que hablan sobre hackear al sistema; cosas como el tener trabajos sencillos y fuera de registro para tener un extra, debido a las restricciones que evitan trabajar mientras se es becario Conacyt.
Eso abre otro debate. ¿Debería Conacyt permitir que sus becarios tengan trabajos formales? Hay razones hasta cierto punto lógicas del porqué de estas medidas, como la formación de científicos mexicanos y la inversión del gobierno en estos, siendo una carrera paralela un riesgo para dicho gasto. De ahí, vienen todavía más rubros de los cuales se agarran los detractores de dicho recurso público: En el mismo blog que mencioné hace un párrafo, un doctorando describe lo increíble qué es vivir en Londres. Incluyendo los pubs.
Ahí entramos en un debate que no debería serlo. Todos tenemos derecho a ser felices. Los becarios no deben que evitar tener gustos o divulgarlos. Pero es lo que los gringos llaman tone deaf, puedes vivirlo pero mejor no decirlo. Más cuando hay, fuera de la república tuitera, millones de mexicanos a los que tal vez les indigne poquito el ganar menos sueldo que un joven en el extranjero el cual sólo estudia. Estudiar, tiene su valor. Enorme. No lo pongo en duda, pero también quiero entender a quienes no piensan cómo yo.
En todo caso, tanto personas ajenas a la academia, como académicos, deberían reclamar esto con los políticos de siempre que toman estas decisiones.
Yo no quiero un país que no de prioridad a su educación. Es más, que la castigue. Y, tal vez esto sean locuras mías, pero el descontento debemos demostrarlo en las urnas para 2018.
¿Y tú qué dices?
Quiero saber más testimonos y comentarios, puedes aventarme un tuit en @masterq o escribirme a paco@bocadillo.mx