¿Ahora sí?: Sobre el nuevo movimiento encabezado por Emilio Álvarez Icaza
Llegué a la plaza de las tres culturas en el inclemente rayo del sol. La plaza estaba marcada con palabras que describían diferentes minorías vulneradas: Pueblos indígenas, mujeres, niñxs, víctimas, desaparecidos, personas mayores, migrantes, LGBTI. Al centro de la plancha estaban unas sillas, ocupadas por personas mayores. Un escenario con un podio, con un back que decía “Ahora o nunca”. A un costado, una pantalla de leds que pasaba los tuits que se iban montando al hashtag #AhoraONunca. Circulaban unos cuantos jóvenes vestidos con las playeras de AHORA. Había una carpa donde daban agua a los asistentes.
Era cerca de la 1pm. La lista de oradores no paraba. El sol inclemente nos orilló a la fresca sombra de la iglesia. Dejamos de escuchar. La promesa de carnitas se volvió más fuerte que las ganas de escuchar de qué iba el proyecto. Estuve cerca de dos horas bajo el sol, en algo que se parecía mucho a un mitin político tradicional. Escuché la palabra “AHORA” más veces de las que hubiera querido. Nos fuimos una hora antes de que Emilio Álvarez Icaza hablara.
Leí su discurso, más tarde, ya en mi casa. Es un discurso que engloba muchos sentires que mi generación de Yo Soy 132 sentía. Esa emoción primera, esa esperanza, ese motor de organización. Los sentires de hartazgo y de ganas de hacer algo, lo que sea, ahí estaban. Pero no vi pies ni cabeza. Buscaba en Twitter el livetuiteo de qué sucedía, pero solo encontré unos cuantos retuits desde su cuenta @ahora_mx. Su convocatoria no jaló jóvenes. Y en redes no hablaron jóvenes.
Si durante el 2016 vimos algo claro es que todo el mundo busca el voto de los jóvenes. Somos el grupo más amplio de votantes y el más elusivo. El que menos saben contar. El más oculto. Lo vimos en el Brexit, lo vimos con el No a la Paz en Colombia. Lo vimos en la elección Estadounidense. El voto de los jóvenes es la zanahoria que todos los estrategas políticos persiguen.
Me quedó claro que Álvarez Icaza buscan hablarle a los jóvenes, pero no vi muchos jóvenes en Tlatelolco. Vi personas mayores, personas muy respetadas, personas del círculo rojo. Personajes respetadísimos respaldando este proyecto. Pero no vi a mi generación entusiasmada, no quedó claro el proyecto. Exploré su sitio web, buscando el registro mencionado en sus reglas de participación y no lo encontré. Tras darle una stalkeada al Twitter de Carlos Brito, pude ir resolviendo algunas dudas: este es un proyecto ciudadano con reglas del juego, un código de ética definido, que buscar crear vínculos entre personas que compartan los sentires de hartazgo y necesidad de actuar. Los cómos están ocultos en un PDF en su sitio.
En Twitter las descalificaciones no paraban de llegar. Los Morena parecían traer la bandera de “si no estás con Andrés Manuel, solo estarás dividiendo a la izquierda”. Yo pregunto, ¿por qué no buscar a las plataformas ya establecidas, como Wikipolítica? Mucho de los principios de Ahora son compatibles con lo que hacen los Wikis. Los wikis tienen la ventaja de haber tejido una fuerte red de jóvenes activos. Se vale sumar.
Izar una bandera independiente en tiempos en los que unos crucifican a Andrés Manuel y otros lo siguen viendo como la única alternativa para México es un acto de rebeldía.
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Una de las cosas que me gustó es la promesa de retirarse de no juntar 80 mil firmas para septiembre. Esto da un panorama de acción. Me quedo rumiando muchas dudas. ¿De dónde planean que vengan esas firmas? ¿Será el mismo círculo rojo el que lo mueva? ¿Quién pagó por el escenario, las pantallas, el diseño del movimiento? ¿Quién pagó la producción audiovisual? ¿Cómo se va a transparentar todo esto? ¿Entre quiénes decidieron los estatutos y las reglas? ¿Cómo puedo participar? ¿Qué gano participando?
Lo que sí aplaudo son las ganas de construir alternativas. Las ganas de debatir. Más de eso. Izar una bandera independiente en tiempos en los que unos crucifican a Andrés Manuel y otros lo siguen viendo como la única alternativa para México es un acto de rebeldía. Falló la convocatoria y falló la comunicación. Los jóvenes no nos enteramos de qué se trata ni cómo nos lo podemos apropiar. Soltaron el “nunca”, lo convirtieron en un #AhoraSí. Se izó la bandera y, con dudas, vamos a ver cómo ondea.