Política Comparada: De cuando nos duelen más los goles que los muertos
Hoy en día todas hemos sido parte de conversaciones que van más o menos en este tenor: “No sé nada de ti, casi no públicas en Facebook”, “Veo por lo que publicas que eres así o asado“. Poco importa que la mayor parte de los y las usuarias nos autoengañemos publicando mayoritariamente cosas favorables para construir una imagen pública determinada (sólo como ejemplo, elegimos las mejores fotos para nuestros perfiles, no necesariamente las más bellas, pero si las más convenientes para afianzar una personalidad virtual), lo importante es que esos relatos poco a poco van siendo parte de nuestra “realidad”.
Es así que las redes sociales, se han convertido en otra área más para desarrollar el arte de mentir. Por eso no sorprende que esos espacios se banalicen y sobre todo que permitan el libre paso de los máximos exponentes del engaño; los medios de información oficialistas.
Lo más triste, es que aún en estos tiempos cuando nosotras somos parte de los medios de información y podríamos dejar atrás el relato que se afianza desde las agencias de información tradicionales, seguimos reproduciendo sus contenidos y pensando como esas estructuras arcaicas quieren que pensemos.
Si esto no fuera así ¿Cómo podríamos explicar la sola presencia en redes de Ricardo Alemán, Carlos Marín, Pablo Hiriart y personajes similares (nos guardamos adjetivos)? Si aparentemente tenemos la libertad de buscar y crear la información de manera autónoma ¿Por qué seguimos en la misma burbuja, por qué nos autoencerramos en estas pequeñas prisiones epistémicas?
Oaxaca vs Chile.
Con esto en mente revisamos algunos números de la dinámica que siguieron las Redes Sociales el fin de semana. En nuestro entorno dominaron dos fenómenos: el sábado golearon a la Selección Nacional (o bien podrímos utilizar el término “Decepción Nacional” porque a pesar de ser un notable cliché sigue funcionando desde la misma lógica que hemos trazado más arriba); y desde el domingo hasta el momento se están registrando enfrentamientos entre fuerza pública (hoy más privada que nunca) y el magisterio en Oaxaca. Utilizamos una herramienta básica de análisis sólo para determinar como fluye la información dependiendo de la popularidad de los intereses:
Para cualquier persona medianamente intuitiva, es fácil identificar que al mundo le interesa más el fútbol, que la educación de un país como el nuestro y la vida de sus ciudadanas. Pero discutamos un poco los números que lo confirman:
Lo primero que nos preguntamos es ¿Por qué no hay tanta diferencia en la cantidad de posts (hay 3.6 más post sobre el fútbol)? como en el alcance o en las impresiones (se compartieron 96 veces más las notas relacionas con el fútbol?
En alcance e impresiones vamos de cientos de miles para la información relacionada con Oaxaca contra decenas de millones de usuarios interesados en la copa. Esto es porque los usuarios de redes sociales en general no somos fuentes de información sino replicadores y replicamos lo que creemos que es popular y lo que genere menos controversia.
Somos felices retwiteando el divertivo Gif de pictoline donde un hombrecito con bigote y camiseta de la selección está a punto de gritar el clásico insulto homofóbico al portero contrario cuando intempestivamente un balón con la bandera chilena lo tumba al piso junto con algunos dientes. Vemos que a nivel mundial este mensaje de humillación fue muy influyente consiguiendo el cuarto lugar en RT’s.
Respecto al conflicto magisterial, los primeros mensajes salían originalmente de donde tenía lugar el conflicto y en promedio eran compartidos diez veces. Por eso fue necesario generar mucha información, de mucha calidad (fotos y videos de los hechos) para romper la burbuja (cosa que sucede cuando medios masivos comienzan a replicar). Aún en este punto, la masacre se perdió en una mar infinito de información, un océano kafkiano donde las personas hablan más de la pelea producida para una serie de televisión que ha gastado más dinero que un conflicto armado real.
Claramente el fútbol es más popular y quizá más importante para un buen número de mexicanas, algo que debería hacernos dudar del concepto “identidad nacional”. Consideramos que si bien sería complejo definir una cuantificación de la emocionalidad con respecto al tema, cualitativamente se puede hacer una comparación de la gravedad de las situaciones observando las palabras relacionadas con cada evento.
¿Por qué no compartimos lo importante?
No debemos olvidar que las Redes Sociales, siguen siendo una herramienta de entretenimiento por encima de cualquier otra cosa y que el partido la Selección tenía un foco internacional previo que continuó siendo parte importante de su difusión posterior. Dos cosas que generan un sesgo considerable en cualquier análisis numérico.
Pero también es cierto que las Redes Sociales se ha convertido en un mecanismo de articulación social que en otros casos ha generado una respuesta mediática que se compara a los números del fútbol. Nos alarma el hecho de que en ciertos conflictos nuestras muertas importen menos que los goles recibidos por un equipo que históricamente se distingue por la derrota permanente (nos dolería igual si fuera por un equipo históricamente triunfador).
Más allá del diseño de la opinión pública, el verdadero problema es nuestra forma de relacionarnos con esa opinión. Ya sea que la validemos apoyándola para sentir la seguridad de la tribu o rechazándola en silencio para no vivir el conflicto cercano con un sector de esa tribu que también es la nuestra.
Quizás eso lo tengan bien claro cuando de nuevo, desde las cúpulas, insisten en también replicar el mismo esquema de represión y manejo de crisis. Quizá sepan que diremos y por cuánto tiempo lo diremos. Quizá somos mecánicos y fáciles de descifrar… ¿Ustedes qué piensan?
Texto: Fayez Mubarqui y Jesús Vergara
Imágenes: Herramienta de análisis “Keyhole“