Bélgica: El corazón herido de Europa
Bélgica es un país diverso y próspero, cuyas características le han convertido en un centro neurálgico de Europa. Está dividido en tres regiones: al norte está Flandes, donde se habla neerlandés; al sur, Valonia, donde se habla francés; y Bruselas, la capital bilingüe, donde el francés y el neerlandés son oficiales. También hay una minoría de habla alemana en la parte este del país.
¿Cómo unir en un sólo Estado a esa enorme heterogeneidad?
En 1899, Bélgica inventó un sistema electoral que ha buscado dar respuesta a esa pregunta en las democracias liberales: la representación proporcional, que es una estrategia para que el parlamento sea el espejo de cada sector de la sociedad; pero los problemas que hoy agobian a Bélgica provienen en parte de una debilitada identidad nacional, de la falta de mecanismos de integración y de su participación en los bombardeos en medio oriente como parte de la alianza occidental contra el Estado Islámico (ISIS). El interés que despierta Bélgica en el mundo no es gratuito: funciona como una “pequeña europa” y vive las tensiones fundamentales de la región al interior de sus fronteras.
Te presentamos los datos, las fotografías y una imperdible crónica sobre cómo se viven las calles turísticas de Bruselas y sus barrios musulmanes luego de los atentados terroristas en la capital.
Todas las fotografías: Annick Donkers (Clic en fotografías para ver en gran tamaño y en carrusel)
LOS ATAQUES TERRORISTAS
El 22 de marzo de 2016 tuvieron lugar dos ataques terroristas en Bruselas, capital de Belgica. Su principal objetivo fue el aeropuerto de Zaventem y la estación de metro Maalbeeck. En el primer lugar dos personas se hicieron estallar con chalecos suicidas, mientras que en la estacion de metro cercana al Parlamento Europeo se detonó un explosivo, generando caos en el servicio de transporte. El saldo fue de treinta y ocho personas muertas -incluyendo a los atacantes- y trescientas personas heridas. Estos han sido los ataques terroristas más violentos en la historia de éste país europeo. Los atentados fueron cometidos por tres jóvenes europeos y un africano. Dentro de los terroristas europeos, dos de ellos son ciudadanos belgas y uno de nacionalidad sueca.
Las causas
El gobierno de Bélgica estima que el 5% de los ataques realizados en medio oriente por parte de la coalición anti-Isis encabezada por los Estados Unidos proviene de las fuerzas armadas belgas. Hasta noviembre de 2015, esta coalición de países occidentales ha causado la muerte de al menos cuatroscientos civiles en Siria, de acuerdo con el grupo independiente de periodistas Airways. Para abril del presente año, el número de civiles muertos por los ataques aéreos había ascendido a mil decesos, según el periódico inglés The Independent.
Otro de los grandes daños que han causado los ataques de la coalición ha sido la destrucción de ciudades enteras y el desplazamiento de miles de personas tanto en Siria como Iraq. Por ejemplo, una de las ciudades más afectadas ha sido Ramadi, en donde más del 70% de sus edificios han sido destruidos y poco más de cuatroscientos mil habitantes han tenido que migrar a otros lugares.
Bélgica, ¿Un campo de cultivo para el terrorismo?
El lugar donde nacieron y se criaron tres de las cinco personas que cometieron los atentados terroristas en Bruselas es el barrio de Molenbeek, dentro de la capital belga. Este lugar se ha caracterizado por albergar a migrantes de distintos países, principalmente de África del Norte, que deciden llegar a Bruselas. El 80% de la población de Molenbeek es musulmana.
No es casualidad que dos de los atacantes terroristas en Bruselas hayan tenido ya un largo expediente criminal.
Más allá de las características religiosas, étnicas o raciales de este lugar, la pobreza y la marginación son el punto en común de sus habitantes, en acuerdo a las estadísticas. Con base en datos del periódico norteamericano The Washington Post, la tasa de desempleo en este lugar es de 30% en general, pero afecta al 27% de los jóvenes de entre 15 y 29 años. Si comparamos que la tasa de desempleo juvenil en Bélgica es de 19%, es notorio que un joven de Molenbeek tendrá menos oportunidades para desarrollarse que otro joven de viva en otro lugar.
Ser un habitante de Molenbeek significa también tener menos oportunidades educativas. El 68% tiene solamente la educación secundaria o menos. Por otro lado, sólo el 20% de la población de este barrio cuenta con estudios universitarios. Por el contrario, el promedio general de Bruselas es un 35.5% de personas con educación de nivel superior. Dentro de la población juvenil, más del 60% de los habitantes de Molenbeek no cuentan con título universitario.
Ésta marginación y exclusión social ha hecho de Molenbeek un lugar en donde las pandillas y el crimen proliferan. Las bandas criminales conformadas por jóvenes marginados se convierten en espacios de reclutamiento de organizaciones extremistas como ISIS o Al-Qaeda. No es casualidad que dos de los atacantes terroristas en Bruselas hayan tenido ya un largo expediente criminal.
LA CRÓNICA
*Annick Donkers, fotógrafa de Tercera Vía, explora las raíces de los problemas que llevaron a los ataques en Bruselas. Se adentra a Molenbeek para conocer su rostro completo, más allá de los estigmas y prejuicios. Es así como nos permite conocer las estrategias de integración y reconstrucción que se implementan ahora mismo en una sociedad que necesita verse a sí misma con una nueva mirada.
Matthew Kaminski es editor de la pagina digital “Político”. Desde hace un año vive en Bruselas, si bien ya había permanecido en la capital belga de 1997 a 2002 como corresponsal del Wall Street Journal. En su opinión, no le sorprenden los atentados, “Nunca he visto un Estado tan caro, complejo y fundamentalmente tan ineficiente como Bélgica”.
“Después del 9/11 escribí sobre la forma en que Bruselas se convertía en un refugio para los yihadistas. Ellos se pueden esconder fácilmente aquí porque algunas comunidades están totalmente separadas del resto. La policía no tiene bastante contacto con algunos barrios y tampoco hay mucha colaboración con la comunidad marroquí. Si buscas un pasaporte falso o refugio, Bruselas ha sido el lugar para obtenerlos. Después de los atentados en Paris y el toque de queda de noviembre, era inminente que iba a pasar algo. “
Un problema añadido es “la falta una cultura de la seguridad”. En comparación con otros países europeos, Bélgica tiene menos dinero para servicios de policía y de inteligencia. Kaminski no puede entender que después de meses de búsqueda, Salah Abdeslam -joven belga de origen marroquí acusado de participar en los atentados en Francia- haya sido capturado a 450 metros de la casa de sus padres.
Pero el asunto de fondo es otro. “En Bélgica hay una profunda falta de identidad. Por un lado es positivo, porque no hay esa arrogancia que caracteriza a Francia y EEUU; pero por otro lado, no existe ningún sentido de nacionalismo. En Molenbeek -municipio de Bruselas con la más importante comunidad musulmana- hay zonas con gente de tercera generación que no se sienten conectados con el país y su cultura. Esto ilustra a un Estado fallido. En otros países, EEUU por ejemplo, a pesar de la diversidad, si hay una manera de integrarse”.
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El clima social
Para Emma, vendedora de galletas asentada en Bruselas, después de los ataques del 22 de marzo, el turismo se resintió mucho, pero se recuperó más rápidamente que después de los atentados en París. “Mientras los ataques en Francia fueron inesperados, de alguna manera se presentía que algo pasaría en Bruselas”.
Aunque se puede ver una menor presencia de la milicia que durante la “Alarma 4” -ahora Bruselas se mantiene en “Alarma 3”- ronda la policía en cada esquina. Los militares permanecen custodiando las estaciones de trenes, la plaza central (Grote Markt), el metro Maalbeek -donde ocurrieron los atentados- y la entrada de Kunst-Wet, donde se encuentran las embajadas e instituciones europeas.
Existe un lugar para conmemorar a las victimas del 22 de marzo, enfrente de La Bourse (el meeting point por excelencia de Bruselas, un lugar donde la gente se cita para no perderse) y ahora se ve casi como una atracción turística. En Maalbeek la gente pone todavía flores y velas para recordar a sus muertos.
Fotografías
El emblemático barrio de Molenbeek
En la prensa se habla de que Molenbeek es un gettho, pero es un estigma inmerecido. Aunque existe una comunidad musulmana muy grande, prevalece la diversidad, pues también hay muchos artistas y gente de izquierda que tienen ahí su residencia y que ven a su barrio con admiración. En Molenbeek abundan las iniciativas para estimular la integración mediante festivales, como es el caso de “Molem ma belle”, que se realizó en días recientes y que promueve a los talentos locales.
No es el único espacio de ese tipo. En una tienda bio-halal (un establecimiento bistro que busca integrar las culturas belgas y de oriente) me cuenta el propietario que está apoyando a un chico musulman al que echaron de la escuela y que no cuenta con respaldo de su familia. El dueño hizo un acuerdo de trabajo con él para que colabore en su tienda, con un “contrato de aprendizaje”. Dice que particularmente ese tipo de muchachos son carne de cañón para los “reclutadores”, que vienen de países como UK y Francia. Ellos saben muy bien a quienes tienen que buscar: niños y jóvenes frágiles y frustrados. Pero para este propietario “el problema no es del Islam, porque el islam justamente enseña el respeto a las personas y los animales”.
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POSDATA
¿Podrá Bélgica volver a representar las promesas de paz, estabilidad y prosperidad por la que se dió a conocer en la segunda parte del siglo XX? ¿Cambiará sus actuales políticas respecto a los-refugiados? ¿Se abrirán canales para una integración bidireccional de los migrantes? Habría que reflexionar, sobre todo, en su pérdida de identidad.
Los acontecimientos recientes invitan a que Europa en su conjunto vuelva a pensarse por completo. Erri de Luca, destacado novelista italiano, escribía hace unos meses “los únicos que hoy creen en esa utopía de una Europa solidaria y pujante son los migrantes. Esa Europa que nosotros ya olvidamos, está en los corazones de quienes cruzan el mar en balsas precarias”. Vale la pena ir en búsqueda de ese sueño, ahí donde se encuentre.
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CRÉDITOS
Fotografía y Crónica: Annick Donkers Narrativa: César Alan Ruiz Galicia Diseño web: Francisco Trejo Ilustración original: Jonathan Gil Datos: César Suárez [