Ciento treinta y dos maneras de decirte adiós

Dramatis personæ

Voz Verde (de la esperanza)

Voz Blanca (del realismo)

Voz Roja (de lo implacable )

Coro

Escenario

México, 2012

flechitaDOSpakio

thompson

1ERACTO

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Coro: ¡Vean con atención a los hijos y las hijas del cruce de siglos, que alzan su frente del relato podrido de la transición y del huracán de la violencia! #YoSoy132 es una tabla de salvación para toda una generación, su balsa de aceite contra el pasotismo y la frivolidad, pues ¡Ay de quienes fueron jóvenes durante la década anterior! Sólo dejaron huella en la credencial de elector.

Voz Verde: Las primaveras políticas han abierto una oportunidad para disputar el mundo. La esperanza amanece con ellas. Contra la voluntad de poder descarnada, los jóvenes han inundado las plazas, elevando en su lugar una voluntad de poder ser ellos mismos. Esa es la causa furtiva de la embriaguez que les provoca encontrarse, conversar, hilar complicidades.

Coro: ¡Qué espectáculo! Olas y olas de gente, almas que se abren camino en un paisaje ruinoso silbando la balada del mundo nuevo.

Voz Verde: Los movimientos sociales permiten acceder a una sensibilidad privilegiada: la comunión política.

Voz Blanca: Bueno, es cierto, pero vamos a los detalles. La coyuntura que da origen al  #YoSoy132 es mediática y electoral. Había un objetivo declarado, que era la democratización del sistema de medios, y tras ese biombo, un objetivo implícito, que consistía en detener la imposición mediática, económica y electoral de Enrique Peña Nieto y resquebrajar el status quo. Nada de eso se logró.

Voz Verde: ¡Falso! Estás sacando conclusiones anticipadas y erróneas. La imagen real de un movimiento, su impacto social y cultural sólo pueden ser dibujados por el pincel del tiempo. ¿No se decía del 15M en España que había sido un fracaso, puesto que en las elecciones subsiguientes a su aparición arrasó electoralmente la derecha? ¿Qué tal las protestas griegas de 2012, aparentemente infértiles, a las que nadie apostaba? Hoy reconocemos que fueron el punto de partida del que emergieron las nuevas palabras, los sentidos comunes, los liderazgos inesperados.

No triunfó el 15M gracias a Podemos, ni los jóvenes griegos pauperizados se han reivindicado en la existencia de Syriza.

Voz Roja: ¡Vaya ocurrencias las tuyas, voz de la esperanza! Dices que en España y Grecia se puede hablar de “triunfo”, pero sólo por una derivación -en este caso partidista- de movimientos amplios y con carácter anti-institucional. No triunfó el 15M gracias a Podemos, ni los jóvenes griegos pauperizados se han reivindicado en la existencia de Syriza. ¿Crees que #YoSoy132 habrá valido la pena sólo si aparece eventualmente un nuevo partido en México que retome sus demandas?

Voz Verde: Para diversos sectores la creación de un partido político es la continuación lógica. No digo que la única. Al final, los movimientos deben asumir la diversidad que les compone.

Voz Blanca: Esa diversidad la toman de la sociedad donde aparecen, para ser más precisos. Por ejemplo, el #YoSoy132 fue un teatro en que se representaron las contradicciones vertebrales de nuestra sociedad -la desigualdad, el clasismo, el machismo, el centralismo- y aunque la confluencia de las escuelas privadas y públicas era una oportunidad para dirimirlas a pequeña escala, se destapó un terremoto de recelos mutuos, que al día de hoy, envenenan esa red que tanto se pregona que sobrevivó al ciclo del movimiento.

Voz Roja: ¡Das muchas vueltas sin llegar a nada, voz reformista y posmoderna! Hay una lectura de clase del movimiento que siempre buscas ocultar. La articulación de escuelas públicas y privadas fue una tregua temporal y soluble. Responde al bloqueo impuesto por la élite en la punta de la pirámide social, que impide el acceso al poder político y a prerrogativas para el resto, incluyendo a ese sector 132 que es privilegiado, pero de tercera fila, y que requiere aliarse con otras franjas para liberar ese cuello de botella. A este grupo le sigue el de una humillada clase media, que reclama lo que no conoce: estabilidad y garantías para sí. Por su parte, las capas menos beneficiadas -pero de composición universitaria- del 132 se vieron tentadas por una promesa aspiracional: que el movimiento les permitiera ser parte de un mundo que les rechazaba a diario.

Voz Blanca: Por eso sostengo que 132 fue una movilización -no un movimiento– y que resultó en un amasijo de pugnas internas, sin la capacidad de ningún grupo para encabezar un proyecto articulado con unidad.   


Voz Verde: ¡Protesto! Movilización remite a lo poco elaborado, más bien espontáneo. Las causas para que apareciera el #YoSoy132 no lo son: la desigualdad sistémica, la necesidad de una verdadera democratización, la acumulación de agravios e injusticias…

Voz Blanca: Yo digo que era un movimiento de movimientos.  

Voz Roja: ¡Empalmar una palabra sobre otra no da a luz conceptos! De hecho, querer ser un “movimiento de movimientos” es lo que hizo que 132 fracasara. Poner todas las agendas en las espaldas los jóvenes los condenó a ser aplastados por ese peso.

 ¿#YoSoy132 fue una movilización o movimiento?

Voz Verde: La mesa propone, para salvar, que132 era una movilización de movilizaciones y que actuamelnte funciona como una red de redes.


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Voz Blanca: ¿Quién te eligió mesa?

Voz Roja: La mesa -¡Que yo no reconozco!-  no recogió mi participación. ¡Es un MOVIMIENTO!

Voz Verde: ¿Qué les parece si decretamos que es un “movimiento de movilizaciones”?

Voz Blanca: Yo me deslindo de ese trabalenguas absurdo.

Coro: ¡Vótalo mesa!

thompson

segundo act

Coro: Jóvenes que se reúnen en los auditorios de los claustros y en las jardineras de las plazas: ¡No olviden los errores del pasado! Eviten persiguir sombras, ¡Corren el riesgo de convertirse en una! ¡Escuchen!

Voz Verde: La organización en asambleas fue un gesto intuitivo. Es algo prácticamente universal, un folclore sin tierra. Se trata de crear un espacio para discutir y resolver asuntos de interés común. El #YoSoy132 se articuló por eso mediante células locales, con una máxima instancia, la Asamblea Nacional, que suponía mecanismos para la toma de decisiones horizontales y democráticas.

Voz Blanca: ¡Qué aduladora eres, voz de olivo! Y además, mientes. Las aportaciones del movimiento existen, pero definitivamente no podemos contar en ellas a la Asamblea Nacional, que funcionó como un espacio de poder más que como una instancia de discusión y coordinación. El mérito real del 132 ha sido la politización del uso de las redes sociales y su alegría en la calle como herramientas para sacudir conciencias. Su valor no radica en ese elefante blanco de la ANAL y sus (des)encuentros, sino en las acciones que proliferaban afuera: levantamientos de plumas, pintas, bloqueos, brigadeos, eventos culturales y la ocupación de espacios públicos.  

El inicio

Voz Roja: La Asamblea Nacional fue aún peor de lo que ustedes quieren reconocer. Era una pirámide de la obediencia y en ocasiones una inquisición, con actos de franca censura e incapacidad de escucha generalizada. Y los discursos…muchas veces eran…¡Aborrecible palabrería! ¡Verborrea sin límites! Cuando se incluían las palabras “proponemos una acción contundente” se pretendía pontificar cualquier idea, por más obtusa que fuera. Además…¡Qué insufrible prosa neomarquista era calcada sin filtros por compas que no conocían ni siquiera una letrina! Sus frases rebuscadas y misteriosas, bien analizadas, eran esfinges sin secreto: “no somos, sino que hemos sido”, “vivimos el silencio atronador de los invisibles que se vuelven apariciones”, y así hasta el infinito.

Se instaló un cosmos maniqueo que continúa vigente, con buenos y malos.

Voz Blanca: La retórica no es ni de cerca lo más odioso de esas reuniones. La Asamblea Nacional propagó una cultura política en cuyo centro hay una extraña y permanente atracción por “el sacrificio” que permeaba las intervenciones. Antes de la represión del primero de diciembre, ser lastimado o encarcelado en una marcha era casi un logro curricular y la prueba irrefutable de tesis políticas que sólo se sostenían por esos actos inútiles. La moraleja era (y es): los puros padecen, los demás se corrompen. Se instaló un cosmos maniqueo que continúa vigente, con buenos y malos, pacíficos y violentos, moderados y ultras, tibios y radicales, que nunca resuelven sus diferencias, limitándose a bailar en parejas para celebrarse como fuerzas antagónicas.      

Voz Roja: Ocurre que el punto de partida de 132 es una tradición de lucha en donde sólo se perciben legítimas las rebeliones cuando fracasan. El sacrificio y su contracara, el asesinato, son el motor de la historia. La deuda de la generación del 132 está en la formulación de un relato que ofrezca una respuesta ética a ese principio, y aún más, a las violencias prácticas que conocemos a diario.

Coro: ¿Existe obligación más urgente para el ser humano que darle sentido al reguero de sangre que se asoma a su paso?

Voz Blanca: Entonces, ¿Contra que estaba luchando 132? ¿Contra un gobierno, un régimen, una tradición, un relato, un sistema..?

Voz Roja: Contra vivir en éste México, donde la corrupción, la violencia y la desigualdad han formado el más terrible triunvirato. Se enfrentaban a la inercia de no hacer nada ante el horror, que es la más grande pesadilla del ser humano. ¿No crees que esos jóvenes alzaron su voz contra toda injusticia, aún más allá de sus propias intenciones?

Voz Verde: Detendré ya mismo tu discurso, pues conduces el diálogo a escenarios que se hunden en mares insondables. Hablemos de lo concreto. Con todas las reservas, 132 inauguró un discurso contestatario y auténtico, pero que no vino desde lo textual, sino que se desarrolló en clave visual. Su legado está en urdir una rebelión de los significados con motines en el ojo: darle un sentido coreográfico a las manifestaciones, realizar proyecciones en edificios públicos, tags gigantes, dirigir un láser al rostro de Calderón el día del grito de la Independencia, intervenciones gráficas, las narrativas de los videos…las imágenes producidas por 132 sobrevivirán a sus palabras…

Voz Blanca: Se te olvida lo importante, que pasas por alto. #YoSoy132 ha sido el primer movimiento masivo en el mundo que pone como centro de la discusión la definición de quién, cómo y bajo cuáles criterios se usarán las telecomunicaciones, que son los bastidores, andamios y tramoyas del teatro político en las sociedades actuales.

Voz Blanca: Eso sí es radical.

Voz Verde: Yo no lo formulé, fueron ellos.     

Voz Roja: Pero hay un abismo de distancia entre lo que propusieron respecto a lo que se aprobó como Reforma en Telecomunicaciones. No lograron conseguir la mayoría de los puntos que pusieron a debate.

Voz Blanca: Es cierto, pero también se alcanzaron importantes avances en otros. Al final, ¿Qué lucha se gana o se pierde por completo?

Se baja el telón

thompson

TERCERA CTO

¿Qué han sido éstos años sino la repetida tragedia de la alegría estudiantil machacada con fusiles?
Coro: La primavera se fue. ¡Miren como se desangra el mundo en que nacieron! ¿Dónde quedó la esperanza que prodigaban los corazones más animosos? ¡Hoy abren los ojos en el reino de la ira bajo el cielo! Ya no vienen en carnaval, sino como un tropel de soledades de combustión interna, y sus sueños crujen bajo sus pies, como ramas secas.

Voz Roja: ¿La estrella que nació en mayo de 2012 fue estrangulada en septiembre de 2014? ¿Qué han sido éstos años sino la repetida tragedia de la alegría estudiantil machacada con fusiles?

Voz Blanca: Hay que ver más allá de el abrupto cierre de un ciclo. En un flashback, podríamos rescatar viñetas innolvidables del 132: la huída de Peña en la Universidad Iberoamericana, el nacimiento del movimiento en la Estela de la Luz, la catártica mega-asamblea de las Islas de CU, el Debate Presidencial, la Marcha de la Luz, el Cerco a Televisa, el Contrainforme, las movilizaciones del 2 de octubre, el grito del 20 de Noviembre, la resistencia del 1DMx…

Voz Verde: Te olvidas de los Encuentros Nacionales en Huexca, las Convenciones, las Asambleas Metropolitanas, los conciertos, así como la inasequible suma de asambleas locales, reuniones preparatorias y eventos de articulación…

Voz Roja: Aún aceptando esas imágenes para la conformación en un catálogo de la esperanza,  #YoSoy132 sería un pasaje de claridad entre dos túneles macabros.

Voz Blanca: Con tantas acciones y experiencias no se puede reducir un ciclo a sus facetas más dolorosa. La tragedia verdadera no es fracasar y ser aplastados por los poderes existentes, sino renunciar a la historia, abandonar las preguntas desgarradoras que nos lanza una época. ¿Asumirán esos jóvenes el papel que les toca?

Voz Verde: Ya lo están haciendo, pero dejaron de invocar al 132 como su causa. Salieron a buscar nuevos estandartes.

Voz Blanca: En cualquier caso, sólo ciertas generaciones pueden acceder al gozo de coincidir en la arena pública bajo una contraseña pactada. La de éstos jóvenes se llama, a pesar de todo, #YoSoy132.

Voz Roja: Nadie se reconoce en esas siglas por ahora. Se deslindan de su marca, como de una peste.

Voz Verde: Es muy válido proceder así. Demasiadas ilusiones se depositaron en un sólo nombre y lo desvencijaron.

Voz Roja: Actúan bajo la sentencia de aquella inscripción latina:

“Adora lo que incendiaste,

incendia lo que adoraste…”.

Voz Blanca: El riesgo de proceder así es elevado. Si quemas tu punto de origen, puede que las llamas no se detengan y alcancen el futuro que pretendías resguardar.  

Voz Verde: Nadie dijo que sería fácil, pero es posible.

Coro: ¿Qué será de las miles de almas que llevaron su alegría a las calles? Hoy se ven enfrentadas sin tregua al abrazo angustioso de sus circunstancias.

Voz Roja: En cuatro años los jóvenes del 132 han sido arrastrados a conocer de golpe las dos caras de la desesperación absoluta: por un lado, la metafísica, infundida por el paso del tiempo, que sobreviene cuando el ser humano reconoce su soledad cósmica, la fragilidad de su condición y su vida efímera. Por otra parte, la desesperación histórica, mucho más insoportable, que surge cuando los ojos han visto las servidumbres a las que están sometidas millones de personas, que son impuestas al hombre por el hombre.

Coro: A causa de la primera confrontarán a Dios en sus corazones. Por la segunda, al poder establecido…

Voz Verde: Debemos aprender a despedirnos sin desagrado. Yo diré, como últimas palabras: “Cielos de mayo/ días que no podrán volver/ en pétalos se desplomó el mundo que tanto amamos/ ya no existe/ se fue/ era el mejor de cuantos vimos/ brillaba aún entre todos los que fueron destruidos/ ardamos allá/ partamos/ para ser los que fuimos nuevamente”.      

Voz Blanca: Por mi parte, me retiro con la plegaria de Octavio Paz retumbando en esta hoja lívida: “El bien/ quisimos el bien/ enderezar al mundo/ no nos faltó entereza/ nos faltó humildad/ lo que quisimos no lo quisimos con inocencia…”

Voz Roja: Yo no preparé ningún verso y ya apuro el trago final de mi fugaz existencia. En lo que me resta, construiré máquinas de guerra sobre papel para hacer estallar las puertas del paraíso que nos negaron, en el cielo y la tierra, por mandato de leyes injustas…

Coro: Y ustedes, atentos lectores, ¿Qué harán para traer el día?  

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flechitaDOS

Narrativa: César Alan Ruiz Galicia
Ilustración original: Jonathan Gil
Diseño Web: Francisco Trejo

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