Secretaría de Cultura: ¿Cambio de modelo o burocratización de la cultura?

 

Un especial de Tercera Vía
Ilustración original: Jonathan Gil
Diseño web: Francisco Trejo

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México es uno de los países en el mundo con mayor riqueza histórica y cultural. Desde sus inicios, nuestro territorio ha dado cabida al surgimiento y desarrollo de sociedades con gran cultura y patrimonio material, como los aztecas, mayas, toltecas, olmecas, entre muchos otros pueblos. Además, uno de los pocos productos positivos de la colonización fue la mezcla cultural entre las sociedades prehispánicas y el mundo occidental. A partir de este momento se desarrollaron grandes actividades y productos artísticos que hoy en día seguimos viendo en todo el país. México también ha sido el lugar del surgimiento de grandes artistas, como Frida Kahlo, Diego Rivera, Gabriel Orozco, Remedios Varo, por mencionar algunos que vienen a la mente. Ante toda esta riqueza cultural, el gobierno mexicano siempre ha buscado la forma de poder administrarla y sacar el mayor provecho.

El primer órgano gubernamental encargado en la difusión y administración de los eventos culturales del país fue la Subsecretaría de Cultura de la Secretaría de Educación Pública creada en 1921. Posteriormente se fueron creando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en 1939 y 1946 respectivamente. Sin embargo, no fue hasta 1988 cuando se creó la primera institución encargada exclusivamente al desarrollo y fomento del arte y la cultura en el país. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), se convirtió desde entonces en la entidad gubernamental con la responsabilidad y potestad más grande en todo lo correspondiente a la cultura en México.

A pesar de la existencia de instituciones tan importantes como el INBA, INAH y Conaculta, un gran sector de la clase política y la sociedad civil exigía la existencia de una Secretaría de Cultura. La principal razón para la creación de esta institución consistía en darle mayor relevancia a la cultura en nuestro país. Ante las presiones y recomendaciones de estos grupos, el pasado mes de septiembre Enrique Peña Nieto anunció la creación de lo que sería la primera Secretaría de Cultura. Entre las principales funciones que desempeñará esta nueva Secretaría se encuentran:

  • Organizar y desarrollar la educación artística que se imparta en las escuelas e institutos oficiales, incorporados o reconocidos para la enseñanza y difusión de las bellas artes y de las artes populares.
  • Establecer los criterios educativos y culturales en la producción cinematográfica, de radio y televisión y en la industria editorial.
  • Promover la producción cinematográfica, de radio y televisión y de la industria editorial, con apego a lo dispuesto por el artículo 3o. constitucional cuando se trate de cuestiones educativas.
  • Dirigir y coordinar la administración de las estaciones radiodifusoras y televisoras pertenecientes al ejecutivo federal, con exclusión de las que dependan de otras secretarías de Estado.
  • Conservar, proteger y mantener los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos que conforman el patrimonio cultural de la Nación, atendiendo las disposiciones legales en la materia.
  • Fomentar las relaciones de orden cultural con los países extranjeros, con la colaboración de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
  • Organizar, sostener y administrar museos históricos, arqueológicos y artísticos, pinacotecas y galerías, a efecto de cuidar la integridad, mantenimiento y conservación de tesoros históricos y artísticos del patrimonio cultural del país.

Un gran sector de la clase política y la sociedad civil exigía la existencia de una Secretaría de Cultura

Esta nueva iniciativa, sin embargo, ha encontrado muchos críticos dentro de la sociedad civil. Por ejemplo, una de las principales acusaciones que se le hace a la nueva Secretaría es que esta le quitará facultades a las instituciones culturales del país. Por ejemplo, el INAH ya no tendrá el poder de decidir sobre la declaración de zonas y monumentos arqueológicos e históricos y de restos paleontológico. Esto es preocupante si tomamos encuentra las batallas que ha ganado el INAH en contra de intereses privados o gobiernos estatales y municipales que han buscado utilizar recintos históricos como centro de fiestas, reuniones o campañas políticas. La dependencia directa de la nueva Secretaría con el Presidente de la república podría facilitar el uso inadecuado de muchas zonas arqueológicas por ejemplo.

Otra de las quejas que se han hecho hacia la nueva Secretaría de Cultura es el viejo argumento de Octavio Paz, quien decía que su creación burocratizaría el arte y la cultura en México. Una secretaría impediría la creación de nuevos espacios independientes y libres ajenos a una gelatinosa y compleja red de reglamentos, trámites y ventanillas. Además de todas las posibles críticas que se puedan hacer hacia la nueva Secretaría, está ya lleva una falla de nacimiento. La creación de la Secretaría de Cultura se ha visto envuelta en decisiones unilaterales y muy poca discusión entre la gente de la cultura y las artes. Si bien, la iniciativa del Presidente pasó por el congreso de la unión, la discusión fue mínima y en pocas horas fue aprobada. Esta decisión poco consultada entre la sociedad civil podría traer grandes problemas a mediano y largo plazo para la Secretaría.

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IMPORTANCIA DE LA CULTURA EN EL DESARROLLO DEL PAÍS

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A pesar de aportar el 2.7% del PIB, se desdeña la inversión en cultura
Desafortunadamente, la gran rica y vasta cultura de nuestro país no ha logrado ser utilizada de una forma que beneficie a su población. A pesar de haber programas que fomenten la creación y producción de artesanías o de otras actividades culturales, la falta de inversión gubernamental aún se encuentra por debajo de otros países en el mundo. Un resultado de la poca importancia que representa la cultura para las autoridades se puede observar en la implicación de la cultura en el PIB. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, la cultura en México aporta 2.7% del PIB nacional. Esta cifra ha ido aumentando a través de los años si tomamos en cuenta que en el 2008 la cultura generaba 320,470 millones de pesos y en 2011 aumentó a 379,907 mdp. Sin embargo, ante otros países la cultura mexicana ha repercutido poco en el desarrollo del país. En países como  Estados Unidos, Finlandia, Argentina o Colombia, la cultura representa más del 3% del PIB. Y si bien la cultura no supera otras  actividades recreativas como ver la televisión o el deporte, 3.8% del sueldo de la mayoría de los mexicanos es utilizado en alguna actividad cultural o artísticas de acuerdo a los resultados de la Cuenta Satélite de la Cultura de México elaborada por INEGI.

Este bajo impacto de la cultura en el país- tomando en cuenta la riqueza cultural de México- no implica que la población tenga poco interés en actividades artísticas. El consumo cultural de la población supera el ingreso generado por las cantinas y bares de todo el país. Las principales actividades o productos en donde los mexicanos invierten su dinero son las artesanías, aportaciones a los hogares, medios de comunicación, y en compra de discos o libros. El consumo cultural tiene su principal lugar en la sociedad civil. Mientras que sólo el 20.5% del consumo cultural es realizado por el Estado, el resto es llevado a cabo por particulares. Por último, la cultura en el país también tiene una gran aportación al mercado laboral. En 2013, el número de trabajos generados por actividades culturales fue de 1,018,456 puestos.

En el mundo existen distintos tipos de instituciones para fomentar, administrar y producir actividades culturales. Por ejemplo, Francia cuenta con el Ministerio de la Cultura y la Comunicación el cuál se ha caracterizado por su centralización en la toma de decisiones. Este diseño ha hecho que Francia no solamente cuente con varios de los museos más importantes en el mundo y con una comunicación cultural internacional impresionante, sino también ayuda a generar más de 700 millones de euros anuales en materia de cultura.

Otros países que también imitan “el modelo francés” son España, Argentina, Colombia y Chile, a través de sus Ministerios de Cultura que integran directamente al Poder Ejecutivo. Pero a pesar de que cuenten con instituciones con responsabilidades y actividades similares en la materia, los resultados no siempre han sido los mismos y la inversión del gobierno hacia estas dependencias es desigual. Es por esta razón por la que la instauración de una Secretaría de Cultura en México no significaría necesariamente una mejor administración o desarrollo cultural del país. Por ejemplo, a pesar de que Colombia y Argentina, han logrado obtener mayores recursos e inversiones en materia cultural que México, nuestro país sigue estando por arriba de países como Chile o España. Además, el caso más relevante sobre como un Ministerio o Secretaría de Cultura no es necesariamente indispensable para el desarrollo cultural de un país, como ocurre en Estados Unidos.

No se sabe a ciencia cierta si una Secretaría permitiría una mejor y mayor difusión, protección y producción cultural en el país

El país del norte no cuenta con ningún Ministerio o Secretaría de Cultura. Por el contrario, Estados Unidos tiene algo similar al Conaculta llamado el National Council on the Arts. Las autoridades de este consejo son designadas por el presidente del país por un lapso no mayor a los 6 años. El perfil que por ley debe tomar el presidente al elegir a los miembros del consejo debe ser por su trayectoria ampliamente reconocida y su profundo interés en el campo de las artes, que tengan un record de servicios distinguidos en ellas o logros eminentes, y que sean aprobados por el Senado. Este consejo ha logrado que Estados Unidos cuente con una aportación cultural del 12% al PIB y también tenga gran parte de las bibliotecas y museos más importantes del mundo.

Las autoridades mexicanas han explicado poco sobre la necesidad de una Secretaría de Cultura. Si bien es cierto que las actividades artísticas y culturales deben tener mayor importancia dentro de las decisiones del Estado, no se sabe a ciencia cierta si una Secretaría permitiría una mejor y mayor difusión, protección y producción cultural en el país. Desafortunadamente, este nuevo integrante de la Administración Pública Federal ya ha sido creado sin previo debate y discusión. Esto podrá causar varios problemas en su desempeño lo que tendrá repercusiones negativas en la cultura del país.

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