Nombrar a Centroamérica dentro de la construcción de la literatura Latinoaméricana
Durante toda la semana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha habido un espacio para discutir y pensar específicamente sobre la literatura Latinoamericana.
En esta ocasión Gabriela Alemán, Juan Álvarez, Rubens Figueiredo, Leonardo Padura, Daniel Centeno y Alberto Chimal se dieron cita para hablar de aquellas figuras que marcaron la literatura en el continente y el papel que les toca, como escritores de una nueva ola. Sudamérica y México estuvieron presentes dentro del panel.
Ellos dicen enfrentarse a un nuevo reto. La literatura ya no tiene un papel tutelar, ya no se piensa en la literatura como un lenguaje “privilegiado” para entender el mundo, ahora en las universidades se habla de estudios culturales. Esto no necesariamente en detrimento, pero lo que saben estos escritores es que se encuentran en un lugar distinto. Entraron a la era digital, donde no solo ha cambiado la forma de leer, sino también la de escribir.
Las críticas fueron duras, aunque reconocen el trabajo de figuras emblemáticas como García Marquez. Daniel Centeno cree que, sin quererlo, algunos escritores fueron muy tóxicos. Inyectaron un estilo a nuevos escritores, sobre todo periodistas, que todos quisieron imitar.
“García Marquez, Carpentier, Vargas Llosa son autores con los que no hay que cometer patricidio, porque todos cometieron suicidio. ¡El único que se salvó fue Rulfo porque sólo escribió dos novelas!” opinó Leonardo Padura.
Paralelamente se llevó a cabo otro encuentro, quizá evidenciando el lugar al que se delega Centroamérica, como un paréntesis de la geografía latinoamericana que no ha sido incluido dentro del discurso del continente.
En este encuentro se ubicó Centroamérica como el mito inacabable que reemplaza un mito anterior y que espera ser reemplazado por uno nuevo.
En este encuentro se habló de Centroamérica como la tierra de los “escritores huérfanos” y negados que también pretenden romper con los esquemas viejos que obstruyen la construcción de una literatura propia, de escritores que desvanecen las barreras entre lo real y lo ficticio porque en uno vive el otro. William Grisby, Claudia Hernández, Waren Ulloa Argüello, David Unger y Vanessa Núñez plasmaron estos paradigmas en “Nombrar a Centroamérica”.