Refugiados en tiempos de terrorismo
La intensificación de la guerra en Siria entre el Estado Islámico y fuerzas del gobierno de Al Assad así como en contra de fuerzas rebeldes y del ejercito Kurdo, generó en los últimos meses una oleada de refugiados provenientes de Medio Oriente hacia Europa y otros países del mundo. De acuerdo con cifras de la Organización Internacional para las Migraciones, desde el 15 de Septiembre el número de personas que han migrado de su país para buscar refugio en Europa es de 378, 343 personas. Esta migración masiva ha causado distintas reacciones en los países europeos. Por un lado, naciones como Alemania aceptaron la entrada de refugiados otorgándoles vivienda y acceso a otros servicios públicos como la educación y la salud. Por el contrario, el gobierno Húngaro rechazó rotundamente la entrada de migrantes provenientes de Medio Oriente, instalando muros y retenes militares para evitar el ingreso de cualquier persona del exterior. Las imágenes de una reportera de televisión húngara poniéndole una zancadilla a un migrante sirio que buscaba huir de los retenes, es la mejor muestra de la postura de ese país y de otros hacia los refugiados.
Estas dos visiones sobre que hacer con los refugiados provenientes de Medio Oriente han estado en constante debate no sólo en Europa sino también en países como Estados Unidos y México. Sin embargo, los atentados de la semana pasada ocurridos en Beirut y en París han dado un giro importante en el debate sobre los refugiados, dándole un mayor favoritismo a las posturas excluyentes en contra de los refugiados. Diversas naciones, incluidas la francesa, han declarado que cerraran sus fronteras para que ninguna persona pueda salir pero principalmente entrar. El temor de que el Estado Islámico pueda enviar sus militantes a países europeos disfrazados de migrantes ha sido la nueva preocupación tanto de Europa como del mundo. Por ejemplo, el candidato a la presidencia de Estados Unidos Ben Carson equiparó recientemente a los migrantes sirios con perros rabiosos a los cuales hay que impedir la entrada al país norteamericano.
Cerrar las fronteras de los países para evitar la llegada de terroristas, sin embargo, no solucionaría el problema de los ataques de organizaciones como el Estado Islámico en occidente. En primer lugar, los acontecimientos ocurridos el pasado viernes en la ciudad de París fueron perpetrados no por personas provenientes de Medio Oriente sino por europeos. Por ejemplo, el líder intelectual de los actos realizados el pasado viernes es el joven de 26 años de origen belga Abdelhamid Abaaoud. Este tipo de cambios en los actos terroristas es lo que hace más complicado combatir al terrorismo actual. Los terroristas ya no vienen de países extranjeros sino que son formados dentro de los países occidentales como es el caso de Francia o Estados Unidos, con los ataques llevados a cabo en el maratón en la ciudad de Boston. Otro ejemplo de la producción en occidente de terroristas es el caso del Yihadista John, quien fue el culpable de varias decapitaciones y asesinatos. John nació en Kuwait en 1988 pero se mudó con su familia a Gran Bretaña a la edad de 6 años, para posteriormente vivir gran parte de su vida en aquél país.
La formación de terroristas dentro de occidente hace que el cierre de fronteras para impedir la consecución de ataques como los del pasado viernes en París sea una estrategia fallida. Otro elemento importante a tomar en cuenta es que refugiado no es sinónimo de terrorista. La revista The Economist recientemente sacó un artículo donde informa que de los más de 750 mil refugiados admitidos en Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre, sólo dos personas han sido arrestadas por cargos terroristas.
La guerra contra el Estado Islámico y demás grupos terroristas en Medio Oriente y el Norte de África se intensificará en el corto plazo por motivo de los ataques perpetuados en Francia el pasado viernes. Esto generará simultáneamente un aumento en el número de personas que buscarán refugio en países europeos o en Estados Unidos para huir de las barbaries que ocasiona cualquier guerra. Este éxodo de personas debe ser tratado bajo una perspectiva de derechos humanos y no como una amenaza a la seguridad nacional e internacional. Los grupos terroristas actuales ya no necesitan exportar combatientes a otros países para perpetuar sus ataques. Los medios de comunicación y la exclusión social, política y económica en la que viven millones de personas en occidente, facilita la adoctrinamiento y preparación de terroristas dentro de países como Francia, Reino Unido, Estados Unidos, etc. Por lo tanto, cerrar las fronteras no dará como resultado la disminución de ataques terroristas. El terror no podrá combatirse con más exclusión, esto ha sido lo que lo ha alimentado y fortalecido durante los últimos años. Por el contrario, para combatir la amenaza del terrorismo, lo que necesita occidente es más Liberté, Égalité y Fraternité.