Editorial Malpaso: Lecturas de Fina Culpa

Se Inyectan Asteroides, es una columna de Emmanuel Medina Guerra

Por Emmanuel Medina // TW: @emmanuelmedina


El Altísimo, El Creador, El Todopoderoso tuitea, porque se aburre en el vasto universo.
Lo encuentras escondido, entre párrafos de 280 caracteres de todos colores y rabias, en la cuenta @DiosTuitero y utiliza un castellano recio y feroz, como si en realidad se tratara de un español promedio, de edad indefinida, seseos brillantes e identidad nacida para brillar por sus palabras, no su fama.

Es, justamente, el tipo de autor que le gusta publicar al equipo editorial que da nombre y sentido a una editorial que en el nombre arrastra la buena, o mala según se gogglea, fama: MalPaso.

Fundada en el 2013, le han bastado sólo siete años a su creador, el mexicano Bernardo Domínguez, para asentar en Barcelona una pequeña revuelta de letras y noticias, que dan sustento a unas cuidadas ediciones de pastas duras y cantos de página de colores brillantes.

Sus libros son llamativos, para los amantes de las letras, y sus entresijos monetarios, tan discutidos y puestos en duda por los medios hispanos, que su prestigio parece coloreado por los designios más escandalosos de la Divina Providencia.

Así que es natural que en esta casa de libros “avant garde”, un Dios que Tuitea quisiera acceder a reescribir la historia que narran las sagradas escrituras “originales” y se dedique desmontar los mitos de “una pandilla de delirantes”, como los llama el propio e imponente Autor (las mayúsculas las exige él) para contar cómo fueron, de verdad las cosas y, con gusto y sorna, escandalizar a más de diez conciencias persignadas, en el estreno de este mes de MalPaso, publicando su primera biblia, por si le faltara algo a su amplio catálogo.

Por que sí, el mencionado libro del anónimo tuitero se llama “La Biblia, Según Dios”.
Tal ego está a la altura de la seguridad y el olfato literario de esta casa editorial que también acierta en publicar los delirios de Carlos Monsiváis, trasvertido en una Eminente Doctora en Ciencias Humanas (también exige las mayúsculas el alter ego del añorado intelectual chilango) y que le valió para escribir columnas de hilarante acidez contra políticos e intelectuales de los años 70 y 80 en el suplemento “La Cultura en México”, de la revista Siempre!, y en el diario La Jornada, a través de la columna “Por Mi Madre, Bohemios”.

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Son dos volúmenes, impresos en provocador color lila de “El Consultorio de la Doctora Ilustración (PH. D.)”, que MalPaso presume como los textos póstumos del gran crítico de la mentalidad mexicana y que, convive a la perfección, con la biblia apócrifa, recien estrenada.
Estos títulos bastan como brillante puerta, para entrar como Alicia en el mundo del gato que sonríe, y atisbar el colorido y profuso mosaico que el equipo de MalPaso ha publicado en más de doscientos títulos que ponen el énfasis en la cultura pop y la narrativa más aventurada del último siglo.

En sus anaqueles conviven, con desenfado y sin prejuicio, autores y músicos, poetas y ensayistas, delirantes y sosegados de todas las nacionalidades y colores del espectro de letras para que un buen lector, sin culpas, nade entre las ideas y sueños de Nelson Mandela, Kurt Vonnegut, Kingsley Amis, Malcom Lowry, Martin Caparrós o Gabriela Weiner, junto a leyendas del rock y el cine como Brian Wilson, Neil Young, las extravagantes Pussy Riot y el también polémico Roman Polansky.

Todos ellos, con textos inéditos y finamente editados por un grupo de editores que no temen a remover las aguas de la alta cultura y poner sobre la mesa visiones de temas tan dispares como la cocina extravagante, las ingentes bebidas alcohólicas, los requisitos para trabajar en una librería o el espinoso tópico del incesto.

“No hay Paso sin Tropiezo” parecería el eslogan de esta casa editorial que, fundada por un mexicano, afincada en la Ciudad Condal y con firme presencia en todo sitio donde se lea en español, no cede en la provocación y la buena lectura.

Tanto que ni un dios se pueda resistir a sumarse a sus filas y recrear, para el mundo de las redes sociales, la biblia.

Y eso, para los verdaderos amantes de las letras, no es poca cosa.

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