A 100 días de gobierno, ¿se puede hablar de un nuevo modelo de desarrollo?

Por Dario Riva Palacio (@dariorp), y Eduardo Mejía

 

Dando seguimiento a la mesa de análisis sobre los 100 primeros días del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador que tuvo lugar en la FES Acatlán por parte del programa de economía, este artículo recrea la segunda ronda de participaciones por parte de 5 Doctores en Economía, y una sexta intervención de quienes escribimos.

La pregunta con que abre la ronda el moderador es la siguiente: ¿Podríamos hablar teórica o conceptualmente de un modelo de desarrollo que se está desplegando desde AMLO y contrario al Neoliberalismo? ¿Se puede identificar algo? ¿Hacia dónde va?

Para la Doctora Mónica Mimbrera, en cuanto a políticas macroeconómicas no se puede hablar aún de un modelo diferente; en el caso de política monetaria y fiscal sigue habiendo candados legales. Prevalecen características que suelen distinguir al modelo económico neoliberal, como el caso de finanzas públicas sanas y disciplinadas.

Concuerda el Dr. Jorge López en lo macroeconómico, ya que es difícil despojarse de un modelo. Debe ser un cambio gradual. En política monetaria se mantiene la autonomía del Banco de México, pero estaría de acuerdo en que se le añadiera un objetivo más, que es el crecimiento económico, y no únicamente estabilidad de precios. La FED tiene esos dos objetivos. En política fiscal se mantiene el equilibrio y disciplina fiscal.

Señalando el contexto internacional, el Dr. Jorge Feregrino plantea que existe un entorno cambiante y en el que hay gobiernos populistas de izquierda y gobiernos populistas de derecha, como el caso de Brasil o Estados Unidos. Pero no se puede explicar cuál es el modelo de Trump; es bastante pragmático. Así, pragmatismo de Obrador puede llevarlo a cometer errores. Pero una definición exacta de un nuevo modelo, con el cambio histórico a nivel global, con una dirección desconocida, es difícil.

Concluye planteando que México debe aprovechar la coyuntura para salir avante. Y en ese entorno, está siendo cauto, producto de diversas limitaciones. Hay muchas restricciones en el comercio internacional, una guerra comercial, y lo que queda para el nuevo gobierno solo es un margen de operación. Pero el cambio de modelo no puede ser solo económico, sino ideológico.

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El Dr. Andrés Rosales concuerda en que se siguen implementando las mismas políticas, pero empieza a verse un cambio a la luz de las limitantes: dado que casi el 45% del PIB está comprometido. El gasto está restringido por la deuda nacional e internacional. Esto enfocó al gobierno en ahorrar para no endeudarse más. Es entendible; primero hay que pagar para seguir gastando. Pero “si no hay dinero, si no hay ingreso, no hay inversión pública, y si no hay inversión pública, no hay inversión privada”. Esto genera un deterioro en las condiciones productivas. El alto nivel de endeudamiento ha comprometido el control de la política fiscal porque se tiene que responder a acreedores internacionales. Y finalmente plantea que  la independencia del Banco de México complica la situación, ya que no puede imprimir dinero como lo hacía antes.

Por otro lado, el Dr. Javier Galán sostiene que no ha habido política de crecimiento a largo plazo; pero la deuda no es motivo de mayor preocupación, ya que “no se tiene que pagar mañana ni en dos años, tenemos bonos a 100 años”.

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Quienes escriben pensamos que el cambio de modelo existe como un cambio de trayectoria. Cambiar el sistema económico de un país no es como cambiar de videojuego o remplazar un cartucho de tinta en una impresora. Un rumbo cuyas condiciones iniciales son los saldos del modelo neoliberal comienza a develarse en el incipiente primer trimestre del sexenio.

El paquete económico del nuevo Gobierno busca dirigir el gasto bajo la premisa de lograr un superávit primario, es decir, que los ingresos sean superiores al gasto antes de intereses. Esto puede revertir una inercia de casi 10 años, donde el país viene gastando más de lo que tiene, y endeudándose para pagar los intereses.

Lo anterior, aunado al combate a la corrupción y a la política social, genera un ambiente de confianza para inversionistas.  Así lo sostuvo Nuno Matos, presidente de HSBC México, quien se refiere al primer año de gobierno como un cambio de modelo, hacia uno de equilibrios. Esto significa que el enfoque será tanto de crecimiento como de inclusión social.

Sera un nuevo modelo de mexicanos para mexicanos, que comienza con las mismas empresas, y los datos heredados. Se emiten señales de un rumbo cambiante. Se empieza a tocar otra sinfonía; eso no significa que se tengan que cambiar todos los instrumentos.

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