La ira en redes y AMLO

La ira es una de las emociones más fuertes que existen y más peligrosas, te lleva a movilizarte sin razonar y sin comprobar los datos. Leo García, especialista en internet afirma que ese es el humor que se busca posicionar en redes sociales: la ira. La estrategia es mantener a la gente enojada: me parece sensato, eficiente e inteligente por quienes diseñaron el plan, pero también me parece un atentado a la democracia y gravísimo.

Se trata de una edición más de manipulación mediática y de intervención de los medios de comunicación, hoy en las redes sociales. ¿Cómo mantener la ira? ¿Cómo mantener a la gente enojada? ¿Cómo incentivar el odio? Con muy poco y nada. El New York Times afirma que nos dejamos llevar por las Fake News más por una pereza intelectual que por una convicción política. Por ello, difundir noticias falsas en redes que alimenten la ira es más sencillo.

Ya ha habido otros espacios y habrá muchos más para explicar la robotización, a los generadores de Fake News y a quienes usan esa estrategia. Lo evidente es que hay quienes se interesan por mantener la ira muy activa. Eso ha sido acompañado por los niveles altos de legitimidad de AMLO. La ira de la corrupción, del robo, de los asesinatos, de la mafia del poder y del huachicoleo, la riqueza de Anaya y la corrupción del PRI. Esa ira no se deja dominar por los datos, cuando el periodismo de investigación y los datos han evidenciado que el desabasto de gasolina era inminente por deficiencia de funcionarios y poca expertís en el gobierno, el gobierno de la República decidió montar una estrategia de publicidad para decir que el huachicoleo se estaba combatiendo. Y así alimentar la ira de quienes no creen en los datos ni en la ciencia. Fue más fácil acusar a ex funcionarios de tener negocios con el huachicol e incluso de minimizar el impacto de Enrique Alfaro como opositor, señalando que tenía vínculos con el huachicoleo. Sin pruebas, sin datos y sin evidencia, esa nota alimentó la ira.

Lo han dicho varios, las redes no son ya un lugar de diálogo sino de confrontación, no son un espacio para deliberar sino para insultar, la narrativa y el tono es la ira. ¿El presidente tiene culpa de eso? Sí y no. Por una parte puede orquestar una estrategia de comunicación, audaz, como él siempre lo ha sido, para promover una cultura de paz en las redes y ordenar que los bots y las empresas de comunicación que impulsan sus temas imp0ulsen mensajes de paz y no de ira. Pero por otra, son cosas que podría desconocer, que podría ignorar e incluso minimizar.

Hay quienes tienen la lectura de que todo lo que sucede en redes está robotizado y comprado e invisibilizan a los usuarios de verdad de carne y hueso. Hay quienes afirman que una tendencia de odio es robot y es contrario a la realidad. No necesariamente, detrás de un anónimo que amenaza hay personas, sea un usuario real o sea un experto que creó robots pero que en el fondo está convencido, por dinero o convicción de promover un mensaje de odio.

Sí, la narrativa y legitimidad dual del presidente, a quienes muchos, como Toussaint han descrito que le encanta la definición política de amigo-enemigo, se ve beneficiada por la ira en las redes, porque AMLO resulta como el héroe y el único diferente a la mafia. Tenemos que hacer más por la paz en las redes, por el estudio de las mismas y por la defensa de la verdad.

Estamos rompiendo nuestro contrato social en Twitter y con esto desatando monstruos que estaban en el baúl y que nos durarán décadas en volver a enterrar, no solo se trata de bots,se trata de la narrativa real. Ojalá no lleguemos tarde. 

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