Cruzada contra el huachicoleo: valiente decisión, mala ejecución

El presidente tiene una aprobación de 69 puntos porcentuales y una desaprobación de 21, con ello, sus decisiones van respaldadas no solo con la legitimidad de las urnas sino con la aprobación de la sociedad. Lo que no significa que lo que se decida y lo que se haga esté aprobado por la ciudadanía, pero sí le da un margen de actuación envidiable para otros gobernantes como el mismo Peña Nieto.

Andrés Manuel debe entender su papel histórico en el contexto actual, no es un presidente como cualquier otro, es un presidente que tiene el estándar moral muy elevado y que la traición a sus votantes será costosa, no solo para él, sino para la democracia misma. Que un presidente con su legitimidad traicione a sus votantes se podrá convertir de manera inmediata en la desilusión hacia la democracia, más aún en un país con niveles de hartazgo y una representación política limitada da como los de México, por eso el papel de los medios de comunicación, de la oposición y de la ciencia también debe ser responsables, no solo se trata de AMLO, se trata de nuestra democracia.

Parametría reporta que el 51% de los mexicanos en general y el 56% de los usuarios de avión están de acuerdo con la medida tomada por el gobierno sobre el NAICM, lo que habla de los altos niveles de legitimidad. Según la misma empresa encuestadora, de 2012 a 2018 la inseguridad dejó de ser la primer preocupación de los mexicanos (encuestas de salida) y pasó a ser la corrupción como la primordial, después la economía y en tercer lugar la inseguridad.

Por eso, las medidas en contra de la corrupción son aplaudidas por la mayoría, aunque el desabasto cause molestia en los ciudadanos, el tono en las redes sociales, propiciado por la narrativa de amigos y enemigos producida por AMLO es a favor de combatir el huachicoleo sin importar las afectaciones a la ciudadanía, lo vemos en los múltiples comentarios en las redes sociales en publicaciones hechas por los críticos de la decisión.

Habrá que decirlo: es una decisión valiente, de esas que los gobernantes deben de tomar, la ordeña de gasolina es un problema que creció con el cobijo de la clase gobernante, combatirla es una decisión buena que se debe reconocer, sin embargo tiene sus matices: el presidente cometió una serie de errores en la implementación de la estrategia y los sigue cometiendo:

  • No hay una estrategia eficiente de comunicación, se comunica el porqué de la decisión, pero no los cómos ni detalles. Se sabe que se cerraron los ductos para combatir el huachicoleo, pero no se sabe el tiempo que durará ni datos sobre cómo esta decisión reducirá el huachicoleo o evidencia de que esa sea la mejor solución.
  • Tampoco hubo información hacia los estados. El gobernador de Jalisco declaró que después de tres días de desabasto no le recibía la llamada el director de Pemex: esas decisiones deben comunicarse y hacerse con estrategia.
  • La ciudadanía paga. Aunque es cierto que para que una democracia funcione los ciudadanos debemos hacer ciertos sacrificios y tener ciertos costos, estos no se pueden asumir sin información, con pánico, con vacíos de datos o con especulaciones.
  • El presidente está solo. Así parece al dar la cara sobre el tema y quedarse en un primer nivel sin explicar a fondo los resultados, el tiempo y darle claridad a la ciudadanía con la intervención de algún secretario que atienda a medios locales. En los estados hay vacíos de información.

Decidir es perder, el presidente debe asumir esos costos, pero también debe perfeccionar su proceso de toma de decisiones apoyado en la comunicación, en el diseño de estrategia y con evidencia. Esos niveles de aprobación y legitimidad no son eternos.

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1 comentario

  1. Ramón García
    10/01/2019 at 10:24 — Responder

    En política nunca se puede esperar la aceptación de todos a las medidas implementadas, pero eso no desdeña su necesariedad. Se debe hacer una ponderación del costo/beneficio y no ser fatalistas y pensar que moriremos de hambre, sí es un desatino, una política fortuita pero tampoco se debe caer en falacias sobre las consecuencias o escenarios futuros. Sería muy bueno combatir cualquier problema sin que haya daño colateral pero pedir eso es imposible, solo tratar de hacerlo el menor tiempo y con el menor impacto con estrategias bien dirigidas y no al contentillo. Disposición de apoyo hay a sabiendas de lo que se puede sacrificar, pero se necesita saber también más acerca de los procesos ya que tampoco es una cuestión de pura fe.

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