Ayari Lüders #VocesVioletas

#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.

Ayari Lüders Monsiváis (Ciudad de México, 1988 – 2019). Fue actriz para la compañía César Bálcazar Producciones y participó en el Centro de Arte Dramático y la Escuela Nacional de Arte Teatral. Estudió Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Valle de México y un Máster en Escritura Creativa en la Universidad de Sevilla. Impartió talleres de teatro y redacción, además de destacar como gran gestora de proyectos culturales.

Fue una importante colaboradora de la Plataforma de Artistas Chilango-Andaluces (PLACA). En 2018 publicó su libro de poesía Mujer de tierra por Editorial Ultramarina, con ilustraciones de Clara Bérgamo; participó además en el Festival de Poesía Mesoamericano de Poesía. Su obra poética ha sido publicada en diversas revistas y antologías. Después de haber vivido varios años en Sevilla, España, la actriz, poeta y activista había fijado su residencia en la capital mexicana.

A continuación presentamos una breve selección de su obra poética, del libro Mujer de tierra (Editorial Ultramarina,2018):


A veces…

 

A veces simplemente

se atraviesa la vida como un rayo

_____

_____

que deslumbra y ensordece

hasta confundir todo sentido.

A veces es un espejo que azota

hasta romperse en mil astillas.

A veces hay que ver al cielo

y retarlo mientras nos llueve.

A veces hay que inventar que somos fuertes

y creerlo sobre todas las cosas.

A veces hay que recordar

que toda decisión tomada

es el sumario de una vida

de errores y aciertos,


de certezas y temores.

A veces hay que saberse cansada

y respirar mirando el horizonte improvisado.

A veces simplemente


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hay que seguir

porque no hay otra forma

pero esas veces, también,

hay que mirarse lo de adentro

y confiar en que estamos

en buenas manos.


Bifurcaciones

 

Volver al espejo

con la vista sin rostro.

La vida es pensamiento

y pienso: entre hojas diurnas que braman.

Hay un camino azul después de la noche.

Lo he visto.

No lo sigo.

Una pregunta me detiene.

Siempre son vacilaciones.

La duda se envuelve en la rosa

es espina interior a la que se abraza.

No crece. No vive.

El mundo está cansado de dudas.

La filosofía nos ha hecho tanto daño:

cuestiones son vacilaciones,

puerta sellada.

En la avenida todos chocan:

el cambio es accidente,

es impertinente duda.

Ya no somos equilibristas,

no podemos jugar al destino.

De accidentes llenamos la tierra

para ello no existen eufonías.

No podemos equivocarnos.

Hemos agrietado el mundo que nos sostiene.

Las ramas aplastadas son polvo.

Las montañas dinamitadas son polvo.

El mar saqueado es polvo.

Las calles son polvo.

Los huesos son polvo.

Polvo somos

y en polvo convertiremos todo.

Tengo la piel cansada de noches eléctricas.

Tengo veintiséis años de vida:

veintiséis años muriendo.

Somos verdugo desenmascarado

y nos lavamos las manos rojas

en el llanto de una montaña…

“Aún queda olor a sangre”.

nos lavamos la cara en agua dulce.

Aquí. La conducta se transforma

Amor y melancolía me purgan.

Era vida, el tema

y tanto le escribimos a la muerte.

Era vida, el tema

tantas hojas tiramos al amor.

Tan simple, tan simples.

Disparamos a la simpleza

con palabras de alto calibre.

Hablamos de eutanasia llorando

y damos muerte sin opción al otro.

Queda un camino,

una duda crece en el horizonte.


Desbocada

 

Galopar

sin parar

porque al fin

ya huirás

galopar

sin final

no encontrar

tu lugar

galopar

pierdes la

ubicación

ya te vas

sin parar

sin sentir

lasitud

galopar

galopar

◊_

 galopar

y correr

y trotar

y

callar

y

caminas

muy per di da


Bordes

 

Un borde atraviesa el cielo,

ligero, toca la inmensidad inocua

y en ella nacen ondas temporales.

Toda vida es circular y se expande

en olas sensibles sobre el agua

que sin tocarse se mueven y escurren

sobre las rocas serenas hasta el borde.

Un cuerpo contenido en orillas

que ondulan apoyándose en el aire

confiando en la fina ligereza

que se desliza en la soltura libre.

Todo cuerpo es contención, opresión.

Nada es ligero hasta liberarse de su orilla,

del borde accidental que nos devora.

Estamos llenos de orillas.

Somos contención que ondula

pero bailamos apoyados en el aire

para creer en la ligereza

que se desliza en la soltura.

No seremos ligeros

hasta liberarnos de cada orilla.


Escribir por si acaso

 

Escribir por si acaso,

por si una noche, esta,

la vida me huye en sangre.

Por si el aliento se acaba

en un grito mortal

y por si una noche, esta,

vuelvo a casa en noticia,

en periódico alarmista,

en lista de desaparecidos.

Por si me callan los ecos

de una bala mordaza

que me quede la poesía

sobre todos los muros

que las palabras sean grieta.

Escribir por si acaso.

Por si una noche, esta.


Para mi funeral

Prométeme que no estarás en mi funeral

que no llevarás palabras no dichas

ni flores asesinadas en tus manos

que no cargarás con un cuerpo sin vida.

Prométeme que no estarás

cuando yo me haya ido,

sino ahora.

 

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