El primer desafío del nuevo gobierno mexicano: tapar el despojo con una consulta

Es la noche del 28 de octubre de 2018 y el primer desafío que enfrenta el próximo gobierno federal mexicano, –aún antes de que el presidente electo asuma el cargo– llega a una nueva etapa y deja fuera de la jugada el proyecto de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México (NAIM).

Tras 4 días de consulta ciudadana –polémica, criticada, con algunas fallas técnicas– los resultados han sido contundentes, aunque no menos polémicos: 1 millón 67 mil 859 personas votaron, es decir, alrededor del 1.1 % de la población mexicana, de los cuales 310 mil 463 personas (29%) votaron por continuar con el proyecto del nuevo aeropuerto de Texcoco y 747 mil (69%) votaron a favor del nuevo proyecto en la población de Santa Lucía.

Antes de asumir el cargo, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha puesto en aparente jaque a todo el sector empresarial involucrado en el proyecto aeroportuario reactivado en 2014 por Enrique Peña Nieto, pero que tiene su origen en el gobierno de Vicente Fox, cuando mediante un decreto de expropiación de tierras en el municipio de Atenco, Estado de México, anunció la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México.

Según un comunicado del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), difundido el 21 de octubre de 2018, «el desarrollo de la infraestructura del país no puede ponerse a decisión de una consulta ciudadana», por lo que la manera en la que AMLO avaló la opción alternativa al NAIM despertó la furia de políticos y empresarios.

Sin embargo, a pesar de la salida airosa y posiblemente bastante legitimada en la opinión pública, el gobierno de AMLO no ha puesto en duda o, a consulta el modelo de desarrollo que el país continúa, en donde otros grandes proyectos de infraestructura (como el Tren Maya, la nueva refinería, el fortalecimiento a las Zonas Económicas Especiales, entre otros) sí tienen cabida y sentido.

El pasado 26 de octubre de 2018, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), el polo más crítico del modelo económico en curso, emitieron un comunicado en donde cuestionan la consulta entre dos proyectos, ya que «ambos llevan al despojo de los territorios circundantes, a la devastación ambiental, a la mercantilización de la vida con su llamada aerotrópolis».

17 años de lucha y muchos más

A pesar de que ahora, los debates públicos se centraron en la viabilidad de alguno de los dos proyectos y de que ahora los focos están sobre la posible existencia de un proyecto real y viable de ampliación de las pistas de la base militar de Santa Lucía, incluyendo el mejoramiento del aeropuerto capitalino actual, para los pueblos que habitan la cuenca del Lago de Texcoco, las cosas van más allá de la consulta impulsada por AMLO.

Más de 150 excavaciones permanecerán como insigna de la destrucción

El daño ambiental y social ocasionado por el avance en la construcción de lo que hasta hoy se conoció como NAIM, alrededor de un 30% de la obra, en muchos casos es irreversible: las más de 150 excavaciones en cerros y depósitos de tezontle (una tierra usada para cimentar y sostener las pistas del proyecto) permanecerán como insignia de la destrucción.

La división al interior de las comunidades incluidas en el perímetro del proyecto tiene repercusiones de difícil retroceso, ha habido proceso de compra de funcionarios, de representantes ejidales y de bienes comunales, se han fracturado movimientos y la desconfianza se sembró entre los habitantes.

Tardará un largo tiempo en que se puedan ver resultados positivos como parte de un proceso de sanación y de reconstrucción de los vínculos comunitarios; la represión vivida en distintos episodios de confrontación y resistencia a causa de este aeropuerto ha dejado a 27 mujeres agredidas sexualmente por parte de la policía, 2 jóvenes asesinados por balas de los cuerpos de seguridad, cientos de personas detenidas, golpeadas y acusadas injustificadamente; los episodios de 2002 y de 2006, en los que el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) encabezó la oposición a la destrucción del territorio, forman parte de la memoria de agravios que los pueblos campesinos e indígenas siguen guardando.

Los vínculos comunitarios tardarán en sanarse
Además de los conflictos medio ambientales actuales, continúa abierta la puerta para que otros pueblos, otras poblaciones, comunidades, ejidos y demarcaciones pasen por la misma situación, ya que hasta este momento no ha habido consulta para ningún otro de los mega proyectos anunciados para este nuevo periodo de gobierno.

Bajo el mismo argumento de poner a consulta los proyectos de aeropuerto, y bajo la consigna del propio AMLO, «esta será nuestra forma de gobernar, para que mis adversarios se vayan acostumbrando», el modelo de desarrollo y de progreso económico deberían ponerse a consideración con la población.

O vendrán más años de despojo y confrontación.

El día después

Si los resultados de esta consulta son, de alguna manera una victoria, esa victoria es para los pueblos y comunidades que habitan la cuenca del Lago de Texcoco, y para aquellas poblaciones que han sido o iban a ser afectadas directamente y que mediante la organización han logrado frenar este proyecto.

Sin embargo, es una batalla dentro de la guerra de despojo, la cual lleva a avalar otros tantos proyectos que, si se analizan con el mismo detenimiento con el que se analizó el proyecto del NAIM, se encontrarán rápidamente los elementos necesarios para cuestionar, no sólo su viabilidad sino su pertinencia y necesidad.

Las empresas constructoras y los inversionistas que ahora ven frenado el proyecto del aeropuerto de Texcoco van a poder trasladar su volumen de obra al nuevo escenario de las pistas militares, porque de lo que ahora se trata es de «construir –declaró la presidenta nacional de MORENA, Yeidckol Polevnsky en un programa televisivo el mismo 28 de octubre– no sólo un aeropuerto o mejorar otro, sino de optar por un sistema aeroportuario para tener mejorías».

Una posición similar pudo vislumbrarse en el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espríu, quien durante el recorrido que hizo por algunas de las poblaciones afectadas por el avance de la obra del NAIM, expresó que «no teníamos idea de todas las irregularidades que existían detrás de esta obra, nuestro papel es plantear alternativas y hacer las cosas bien y con mayores beneficios».

El día después a la consulta que cancela la construcción del que fuera el proyecto principal durante los gobiernos de Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, cabe recordar las palabras que América del Valle, integrante del FPDT, me compartió en una entrevista: «Lo que sí creemos es que no nos queda otra alternativa a los pueblos, más que seguir manteniendo la cabeza muy en alto y con esa misma dignidad e inteligencia tenemos que saber plantear las cosas con transparencia. Nosotros no vamos a ceder en el asunto de nuestra discusión de si el aeropuerto se queda o no, no estamos poniendo a discusión quién queremos que nos explote, quién queremos que nos despoje, si se va a hacer con dinero público o privado. La apuesta es la vida. El meollo de la y la apuesta de fondo es la vida y quién va a asumir esta defensa de la vida».

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