El mito sobre la violencia y su relación participación electoral: ¿en verdad afecta?

Uno de los lugares comunes durante las reflexiones de los consultores en comunicación política es que la violencia desincentiva la participación electoral. Cruzando algunos datos puede comprobarse que no necesariamente es así.

De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los municipios más violentos, considerando su tasa de homicidios dolosos son los siguientes:

  • Juchitán
  • Tijuana
  • El Mante
  • Zihuatanejo
  • Chilpancingo
  • Acapulco
  • El Salto
  • Tecomán
  • Taxco
  • Salvatierra

En ese sentido, tomamos la penúltima elección celebrada en cada uno de esos municipios y la elección presidencial 2018 para comparar la participación electoral. Cabe mencionar que se compara la elección previa al 2018 local vs la elección presidencial, esto debido a que los niveles de violencia en esos municipios son en los años recientes y resultaría no comparable la elección de 2012 con la de 2018, porque no son así los niveles de violencia.

Se debe considerar además, que naturalmente la elección presidencial provoca una mayor participación electoral.

La hipótesis sobre que la violencia impacta en la participación electoral, en este caso no se cumpliría ya que en los 10 municipios más violentos del país hubo incrementos en la participación electoral. Sin embargo debemos considerar la variación entre la elección intermedia 2015 y la de 2018, que fue de 15.7 puntos porcentuales. Por lo que los municipios que incrementaron por debajo de esa media fueron 6, lo que podría leerse que si bien hubo una mayor participación, no al ritmo del promedio nacional.

Es de destacar el caso de la penúltima elección en Tijuana donde solamente se registró el 29.7% de participación electoral. Sin duda, no es un indicador con una sola causa, pero analizarlo con la mira en los indicadores de violencia nos da una lectura.

En Jalisco, la historia del municipio de Villa Corona, similar a la película la Ley de Herodes se convierte en una excepción interesante. En la elección 2015 se dio un caso donde el alcalde resultó preso y hubo irregularidades en la elección. Se trata de un municipio que se considera “caliente” y sus números de participación electoral son de llamar la atención. Por ejemplo, en la elección intermedia de 2015 registró una participación del 54.8% y en la presidencial 2018 de 41.05%, reduciendo en 13.7 puntos porcentuales la participación electoral, algo anormal. Otro caso en Jalisco es el del municipio de Mascota, donde se encuentra la carretera más insegura del país, ahí se dio una reducción de la participación electoral en 11.2%.

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Estos dos casos pueden ser la excepción que confirme la regla. Sin embargo es un foco de alerta ante la hipótesis.

¿La violencia puede o no tener impacto en la participación electoral? ¿Es un factor directo?

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